En el Paseo del Prado 36, junto a la entrada de CaixaForum Madrid, podemos ver uno de los jardines más singulares de la capital y la razón de ello es que se extiende por la fachada lateral del edificio que da a la plaza. Es el denominado Jardín Vertical, primero de su tipo que se construyo en España (fue inaugurado en julio de 2007). Su autor es el botánico francés Patrick Blanc, quien realizó el primero de estos jardines colgantes en 1988 en el Museo La Villette de París, y que hoy día tiene obras similares en otras ciudades del mundo tales como Bruselas, Nueva York, Osaka, Bangkok, Nueva Delhi y Génova.
El Jardín Vertical de la sede de la Obra Social "la Caixa" en Madrid ocupa 460 m2 de superficie vegetal y alberga 15.000 plantas de 250 especies, que forman una especie de bosque frondoso incrustado en un muro.
El Jardín no tiene tierra, sino una superficie porosa que proporciona el agua, sales y nutrientes que precisan las plantas. El conjunto está soportado por una estructura metálica ligeramente separada del muro del edificio para no transmitirle esfuerzo alguno, al tiempo que para crear una cámara de aire y conseguir una barrera al crecimiento de las raíces sobre la pared medianera. Sobre esta estructura, una lámina plástica que dota de rigidez a toda la estructura y la hace impermeable. Finalmente una capa de fieltro de poliamida sobre el que se fijan con grapas las plantas. En total un grosor, dependiendo de la época del año, de cerca de un metro. La longitud son diecinueve metros y la altura veinticuatro. El riego del agua, enriquecida con nutrientes, se realiza desde la parte de arriba de la estructura, y es automático. El agua que se escurre por el muro es recogida por una canaleta colocada en la parte inferior del Jardín vertical.
El resultado que vemos es un jardín vertical que permite recrear un sistema viviente semejante al de la naturaleza, y que rememora los jardines colgantes de la antigua Babilonia. El peso total, incluyendo las plantas y el marco metálico, es inferior a 30 kilos por metro cuadrado. Dado el poco peso, este tipo de jardines puede desarrollarse en cualquier pared, sin limitación de tamaño o altura, siendo atractivo para su uso en la denominada arquitectura ecológica, pues gracias a su efecto de aislamiento térmico, permite reducir el consumo de energía (en invierno, aísla del frío; en verano, actúa como un sistema de refrigeración natural) y limpia el aire (las partículas de polución son atraídas por el fieltro, donde poco a poco se descomponen y remineralizan, convirtiéndose entonces en fertilizante para las plantas).