Los almendros en flor son sin duda un agradable espectáculo para la vista y, aunque en la ciudad de Madrid podemos encontrar ejemplares repartidos por diversos parques y urbanizaciones, sin duda el mejor sitio de toda la ciudad para admirarlos es la Quinta de los Molinos, un amplio parque desconocido por muchos madrileños y en el que se encuentra la mayor concentración de almendros. Te recomiendo sinceramente que aproveches esta época de primeros de marzo, en la que los almendros están ya floreciendo, para que te acerques a pasear por este parque. ¡Seguro que te gustará!
Aunque la Quinta de los Molinos tiene varias entradas, la que yo te propongo es la que se encuentra aproximadamente frente al número 520 de la calle de Alcalá, justo al lado de la salida de metro de Suanzes (línea 5), ya que si no vives cerca de la zona te permite acercarte hasta allí facilmente utilizando el transporte público.
El parque de la Quinta de los Molinos fue en su origen una finca privada perteneciente al arquitecto alicantino César Cort Botí, quien a partir de unos terrenos iniciales que recibió como regalo del conde de Torrearias en 1920 fue, mediante sucesivas adquisiciones, ampliando su superficie hasta alcanzar las 28,6 hectáreas en los años 70.
Por lo que cuentan, el objetivo de César Cort fue recrear una finca de aspecto parecido a su lugar de origen, es decir, una finca agrícola del litoral mediterráneo, de ahí la presencia de amplios cuadros de almendros, olivos y diversos elementos arquitectónicos como son los Molinos. El agua para regar la finca era extraída mediante los citados molinos de viento de los pozos y manantiales subterráneos y después almacenados en albercas que también tenían, y así puede apreciarse en la visita, una función decorativa. Por esta finca circulaban por lo visto dos modestos arroyos: el de los Trancos, al norte y el de la Quinta al sur.
En 1925 se inició la construcción del Palacete situado en la parte alta de la finca (actualmente sometido a alguna reforma, pues estaba vallado en mi visita), así como la Casa del reloj y otras dependencias de origen agrícola.
Tras la muerte del propietario de la Quinta en 1978, sus herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 1982 por el cual 21 hectáreas de la finca pasan a ser zona verde de uso público (el parque actual) y las siete restantes zona de construcción de viviendas (también edificadas junto al recinto de la finca).
El parque es como dije al principio de grandes dimensiones, por lo que te recomiendo que te tomes tu tiempo para pasear por él tranquilamente. ¡Disfrútalo!