La visita
al Museo Nacional del Romanticismo nos ofrece la oportunidad de acercarnos al
interior de lo que fueron las casas burguesas en la España del siglo XIX, pues no está concebido como una mera exposición de objetos históricos
y artísticos sino que, en línea con el concepto de casa-museo, se ha cuidado la ambientación de las diferentes salas en que se distribuye la visita, reproduciendose en cada una de ellas una estancia distinta de las existentes en este tipo de viviendas y en las que, tan importante o más
que la habitabilidad, se buscaba mostrar ostentosamente ante
visitantes el poderío económico de los dueños.
El
museo debe su existencia a Benigno de la Vega-Inclán (marqués de la Vega-Inclán),
diputado a Cortes y senador vitalicio durante la época de Alfonso XIII, además de
filántropo y mecenas (legó la casa en que vivió Cervantes en Valladolid, inició
el museo-casa de El Greco en Toledo, inspeccionó los trabajos de restauración
de la Alhambra y del Generalife en Granada, del Real Alcázar y del Barrio de
Santa Cruz en Sevilla y fue, en fin, el que creó en 1928 los paradores ubicados
en edificios históricos). En 1921, hizo donación al Estado español de parte de
sus pertenencias con el objetivo de que constituyeran una colección estable
abierta al público. La institución tomó el nombre de Museo Romántico
precisamente por tratar de preservar la memoria del Romanticismo español, una
etapa de grandes logros literarios y artísticos a nivel nacional, coincidente
en gran medida con el reinado de Isabel II. Se eligió como sede el céntrico
palacio del marqués de Matallana (c/ San Mateo, 13) que ya había albergado
anteriormente otras actividades patrocinadas por el marqués. El museo fue
inaugurado en el año 1924, permaneciendo abierto hasta el año 2001 en el que se
cerró para su rehabilitación y modernización, reabriéndose nuevamente en 2009
con el nuevo nombre, quizás más concreto, de Museo del Romanticismo y con la estructura
y dotación que actualmente vemos.
El Museo,
como ya habíamos adelantado, está estructurado diferenciando las diversas estancias
de una casa burguesa: Escalera de entrada, antecámara, salón de baile, salas
costumbristas, comedor, dormitorio femenino y masculino, gabinete, fumador,
despacho, sala de juegos, etc. En cada una de ellas, según corresponda, muebles,
pinturas, cerámicas, utensilios domésticos, miniaturas, adornos, etc. Entre su excelente
galería pictórica encontramos obras de muchos de los artistas más relevantes
del siglo XIX español: Goya (se expone su cuadro San Gregorio Magno), Valeriano
Domínguez Bécquer (hermano de Gustavo Adolfo Bécquer), Antonio María Esquivel,
José Gutiérrez de la Vega, Federico de Madrazo, etc. En el capítulo de
mobiliario son destacables varios objetos que pertenecieron al rey Fernando
VII, entre ellos un curioso retrete (ver foto adjunta).
Por último indicar que a través de la coqueta cafetería existente en el propio edificio del museo podemos acceder a un pequeño jardín, en el que están dispuestas también algunas mesas que invitan a sentarse y tomarse tranquilamente un café. El entorno es agradable, tranquilo, y tiene ese toque de ambiente romanticista que se corresponde con la temática del museo.
MuseoNacional del Romanticismo
Horario: Martes a sábado de 9:30 a
18:30 h. Domingos y festivos de 10 a 15 horas
Entrada: Gratuita sábados tarde y
domingos. Resto días 3 € adultos
Acceso
en Metro:
Estaciones de Tribunal o Alonso Martínez