Hasta
primeros de septiembre es posible ver en el remodelado cuartel del Conde Duque dos
exposiciones que tienen como eje central a la mujer: “100 años en femenino. Una historia de las mujeres en España” y “Ser mujer hoy”.
Es
innegable, pese a que aún existe claro recorrido de mejora, que el siglo XX
supuso un avance significativo en la reivindicación de la igualdad de
oportunidades y derechos de las mujeres, así como en el acceso mayoritario de
estas a la vida profesional y pública. La primera de las exposiciones
mencionada, aunque con breve referencia a movimientos internacionales como los
de las sufragistas inglesas y americanas, se centra en España y toma como punto
de partida la primera celebración, en 1911, del Día Internacional de la Mujer
(la conmemoración fue propuesta por Clara Zetkin durante la segunda Conferencia
Internacional de Mujeres Socialistas que tuvo lugar en Copenhague los días 26 y
27 de agosto de 1910). Con cierto toque didáctico, la exposición nos muestra a
través de breves explicaciones, fotografías, proyecciones y objetos, la
trasformación del papel social de la mujer en las diversas etapas de nuestra
historia reciente: La República, la Guerra Civil, la Dictadura, la Democracia.
La
exposición “Ser mujer hoy” es a mi juicio una puesta visual modernista sin
demasiado contenido. A través de voces, imágenes y fotografías de diversas
mujeres se busca dar una visión contemporánea de la salud de la mujer y de los
cambios fisiológicos que se van produciendo a lo largo de su vida.
Pero si
la visita a las exposiciones mencionadas puede tener interés en sí, también lo
tiene el comprobar como ha quedado la remodelación del cuartel del Conde Duque
tras esas obras que han durado seis años y costado 70 millones de euros (¡reconozcamos
que, aunque los resultados puedan merecer la pena, hemos gastado en este país
como si fuésemos ricos!).
En el exterior del edificio lo que nos llama principalmente la atención es comprobar que este ha cambiado el enfoscado rosa de sus muros por ladrillo visto (según parece es así como estaba originariamente cuando se levantó el
cuartel). La gran transformación, no obstante, ha sido la adaptación interior
de los 58.777 metros cuadrados que tiene el recinto, albergando ahora diversas
infraestructuras culturales: En la zona norte están el Archivo de la Villa (con
19 kilómetros de estanterías bajo tierra, en los que se guardan todos los
documentos generados por el Ayuntamiento desde el siglo XII), la Hemeroteca
Municipal (que presume de ser la más completa de España), la Biblioteca
Histórica de Madrid, la Biblioteca Pública Víctor Espinós y el Museo de Arte
Contemporáneo de la ciudad. En la zona sur, además del nuevo Espacio Memoria de
Madrid, están las instalaciones escénicas y plásticas, con el teatro (250
butacas), las dos salas de exposiciones, dos salas de ensayos y un auditorio
(300 localidades), además del área comercial. En medio del complejo, el gran
patio central que está previsto acoja actividades al aire libre, como las que
se programan en los Veranos de la Villa. Junto a estos servicios culturales
llamémosles “físicos”, desde Conde Duque también se ofrece un muy interesante
servicio de biblioteca digital histórica de Madrid a través de la dirección web
“www.memoriademadrid.es”.
Para
finalizar, un poco de historia relativa al origen de este edificio: Fue mandado
construir en 1717 por Felipe V, primer rey en España de la casa de Borbón, para
Real Cuartel de Guardias de Corps, siendo durante mucho tiempo el cuartel más grande de
la capital (tenía capacidad de alojamiento para 600 guardias y 400 caballos). Las Compañías
Reales de Guardias de Corps fueron cuerpos de élite ligados estrechamente a la custodia
personal de los reyes y que, creados en Francia en el año 1704, su nombre es importado a España
con la llegada del primer Borbón (con anterioridad en nuestro país esta labor
la desempeñaron distintos cuerpos de élite, como las guardias viejas de Castilla, los
archeros de Borgoña o los Monteros de Espinosa, este último el más íntimamente ligado a la seguridad de los monarcas y que está considerada en su modalidad como el cuerpo de guardia personal más antiguo de Europa). Como cuerpo de élite, todos los miembros de las guardias de corps tenían la categoría de oficiales.
Aunque
durante el siglo XIX se afirmaba que el nombre de Cuartel del Conde Duque, por
el que ha sido siempre conocido este edificio, se debía al Conde Duque de
Olivares, investigaciones más documentadas prueban que este título de Conde
Duque se refiere con toda probabilidad al III duque de Berwick y Liria, Conde
de Lemos (1718-1785), descendiente de los reyes de Inglaterra y casado con una
hija del duque de Alba, cuya familia conservó la propiedad de los terrenos del
cuartel hasta 1943.
El
Cuartel de Conde Duque, que durante el siglo XIX fue también academia militar y
observatorio astronómico, sufrió en 1869 un devastador incendio que destruyó
los pisos superiores y marcó la decadencia del edificio. Desafectado de su uso
militar, en 1969 comenzó a ser rehabilitado con fines culturales por el
Ayuntamiento de Madrid, produciéndose con posterioridad la nueva reforma a la que hoy nos hemos referido.