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Exposición: Jose Manuel Ballester. Bosques de luz

La exposición que actualmente podemos ver en Tabacalera Espacio Promoción Arte lleva por título Bosques de Luz: Una selección de medio centenar de fotografías de Jose Manuel Ballester, artista madrileño distinguido en 2010 con el Premio Nacional de Fotografía, que nos muestra la interrelación, entre abstracta y figurativa, de diversidad de elementos relacionados principalmente con el progreso. Perspectivas curiosas de edificios, infraestructuras industriales o paisajes, conforman junto al tratamiento de la luz composiciones estructuradas en geometria armónica y visualmente atractivas.


Jose Manuel Ballester. Bosques de luz
  Dirección: Calle Embajadores, 51 (Tabacalera. Espacio Promoción Arte)
  Horario: Martes a viernes de 12 a 20 h. Sábados y domingos de 11 a 20 h.
  Fechas: del 7 de febrero al 28 de abril
  Precio: Entrada gratuita
  Metro más próximo: Embajadores

Casa Museo del Ratón Pérez

Ante la pregunta de cuál es el animal que tiene más dientes, un enteradillo en zoología nos diría que seguramente es el pez gato (9280), seguido a cierta distancia del tiburón ballena (4500), pero se equivocaría, pues el animal con más dientes es, de largo, el Ratón Pérez.
He comenzado con este viejo acertijo infantil porque en esta ocasión voy a hablar de uno de esos curiosos pequeños museos con los que cuenta Madrid: La Casita Museo del Ratón Pérez. Está situado en el número 8 de la calle Arenal y su ubicación allí no es casual, pues es donde estaba la confitería Prast en la que el padre Luis Coloma, autor de este personajillo de cuento, situó la vivienda de nuestro ratón, que aunque no tan famoso como Mickey Mouse, si que forma parte de la memoria colectiva de muchos españoles. ¡Quién no dejó uno de sus dientes de leche bajo la almohada para comprobar, a la mañana siguiente que este había desaparecido y en su lugar había una moneda o un pequeño regalo!. La tradición debe seguir manteniéndose, pues padres y abuelos con niños pequeños (se recomienda mayores de 5 años) son los principales visitantes.
La leyenda popular del personajillo mágico que se lleva los dientes caídos del niño no es exclusiva de nuestro país. Los franceses con su “Petite Souris”, los italianos con “Topolino” o “Ratai-Chi” en algunas zonas de Asia Oriental comparten por ejemplo con nosotros el protagonismo de un roedor, mientras que los anglosajones, siempre marcando diferencias, tienen al "Hada de los dientes" (Tooth Fairy).
Nuestro Ratón Pérez, así, con apellido, fue creado en 1894 por el padre Luis Coloma (jesuita y miembro de la Real Academia Española) como coprotagonista del cuento que, a solicitud de la reina regente María Cristina, escribió para el niño Alfonso XIII, que por entonces tenía 8 años, y al que se le había caído un diente. Junto al ratón y su familia, el otro protagonista del cuento es Budy, un niño que se convierte en ratón para poder viajar con Pérez y que representa al propio monarca niño (Buby es como la reina regente María Cristina llamaba por lo visto a su hijo). El  cuento, cuyo manuscrito original conteniendo la firma de Coloma y una dedicatoria al rey Alfonso XIII se conserva en la cámara de seguridad de la Real Biblioteca de Palacio, fue difundido al gran público años después, primero en una edición junto a otras narraciones y por fin, en 1911, de forma independiente e ilustrada por Mariano Pedrero. En el museo puede verse uno de estos ejemplares.
Lógicamente, lo que este museo ofrece se mueve en el ámbito de la ilusión infantil y del merchandising: Retratos de la familia Pérez, recuerdos personales, dientes certificados de ilustres personajes, maqueta de la casa del ratón, etc.
El Ayuntamiento de Madrid rindió un homenaje a este ratoncito de leyenda instalando una placa conmemorativa en la calle del Arenal número 8, la primera concedida en la ciudad a un personaje de ficción.
Además de en la web oficial de este museo, puedes encontrar información adicional sobre el cuento en el siguiente enlace del Centro Virtual Cervantes 

Casita-Museo de Ratón Pérez
  Dirección: Arenal, 8 (planta 1ª)
  Horario: de 11 a 13,15 y de 17 a 19,15
  Precio: 2,5 €
  Metro más próximo: Sol

Exposición: Elmyr de Hory. Proyecto Fake!

Seguramente habrá sido casualidad, pero no cabe duda que la actualidad de los últimos tiempos, en la que los casos de corrupción y engaño ocupan las portadas de periódicos y noticiarios, constituye un marco ideal para una exposición como la que hasta el 12 de mayo de 2013 puede verse en el Círculo de Bellas Artes: Elmyr de Hory. Proyecto Fake!.
 
Elmyr de Hory fue uno de los más famosos falsificadores internacionales de obras de arte de la historia. Se dice de él que llegó a pintar más de mil cuadros bajo la firma de artistas consagrados, como Picasso, Matisse, Modigliani o Degas, entre otros, y que debido a su asombrosa técnica imitativa, que engaño a profanos y expertos, sus obras fueron adquiridas no solo por ricos snob para decorar sus lujosas mansiones, sino también por museos de todo el mundo, exponiéndolas como auténticas (escandaloso fue por ejemplo el descubrimiento, tiempo después, que la pintura seleccionada para la portada del catálogo oficial de la gran exposición sobre Matisse que tuvo lugar en París, era en realidad obra de nuestro personaje). Aún hoy la sombra de la duda sobrevuela sobre la autoría real de obras colgadas en muchas pinacotecas pero, salvo que se tengan pruebas, mejor dejar las cosas como están. ¿Quién quiere renunciar a poseer obras de los grandes maestros?.
 
La exposición del Círculo reúne óleos, dibujos, grabados y acuarelas que, si bien aquí están en todos los casos firmados por Elmyr, nos permiten entender perfectamente el por qué podrían pasar por haber sido pintadas por los respectivos famosos, especialmente cuando suprimimos la firma o, mejor aún, la cambiamos por la del pintor imitado. Aunque no sea creíble, Elmyr siempre se defendió de las acusaciones de falsificador diciendo que lo que él hacía era pintar “a la manera de” y que si algunos de sus cuadros, una vez vendidos, aparecían luego con la firma de otros autores no se debía a él, sino a la actuación de marchantes o personas malintencionadas, pero siempre sin su conocimiento y, por supuesto, consentimiento. “Yo no copio, -dijo en más de una entrevista-, sino que trato de introducirme en el espíritu de artistas que admiro y expresarme según sus propias maneras”. ¡No me digas que esta manera de justificarse no es también artística! ¡Genio y figura!
 
Elmyr, que no cabe duda era un excelente pintor, empezó como casi todos los artistas pasando penurias económicas, pero cuando en una ocasión una conocida suya creyó descubrir entre las obras de su estudio un auténtico Picasso (nuestro personaje parece ser que coincidió en alguna ocasión con él en París) y le pidió que se lo vendiese, nuestro personaje, poco escrupuloso de engañarla accedió, viendo de paso que se le abría allí un nuevo camino más lucrativo que el llevado hasta entonces y que le permitiría, como así fue, hacerse rico. La trayectoria vital y artística de Elmyr fue glosada en el libro “¡Fraude! La historia de Elmyr de Hory, el pintor más discutido de nuestro tiempo”, escrito por Clifford Irving, amigo suyo y también célebre estafador. Las andanzas de ambos personajes atrajeron la atención de Orson Welles, quien les dedicó a principios de los años setenta el documental “F for Fake!, historia de y sobre engaños en la que él mismo dentro del filme –tal como lo hizo en la vida real (recordemos su famoso serial radiofónico sobre la Guerra de los Mundos)- les acompaña en la reflexión sobre la realidad y la falsedad en el mundo de la creación artística. Elmyr se consideraba a sí mismo como un intérprete y defendía que igual que se puede amar por ejemplo a Bach a través de un virtuoso músico, se podía también amar a Modigliani a través de él. Sin duda hay razón en sus palabras, como también la hay en la evidencia de que la mayoría de las veces acudimos a las exposiciones a ver las obras no tanto por su valor artístico en sí, sino porque nos dicen que son de este o aquel autor. Sin la firma seguramente ni llamarían nuestra atención ni las contemplaríamos con la admiración reverencial que dedicamosa menudo a las de los maestros consagrados.
 
Elmyr vivió los últimos quince años de su vida en España, concretamente en Ibiza (perseguido por la ley, llego sin pasaporte y bajo la falsa identidad de Joseph Boutin). En nuestro país, donde una vez más podemos comprobar que a los corruptos no les suele pasa nada,  vivió disfrutando de lujo y diversiones 15 años. Francia solicitó durante aquella etapa por tres veces su extradición y, justo el día antes de que por fin en diciembre de 1976 fuese concedida por nuestros tribunales, Elmyr se suicidó ingiriendo una gran cantidad de barbitúricos (por lo visto ya lo había intentado otras veces). La extradición no se llevó ya a cabo, quedando su cuerpo enterrado en la isla.
 
Para terminar con la propuesta que hoy nos ocupa, ya que estamos en el Círculo de Bellas Artes (precioso edificio que merece sin duda una visita), recomiendo completar nuestro recorrido con la subida a la azotea. Las vistas de Madrid son realmente estupendas desde allí, permitiendonos redescubrir un paisaje urbano en el que se mezcla lo viejo con lo nuevo, la ostentosidad de edificios singulares, coronados a menudo artisticamente, con la simplicidad de las viviendas de los barrios antiguos en las que llama la atención sus techumbres rojas de teja y alguna que otra envidiable azotea aquí y allá, evocándonos imágenes casi de pueblo. Salpicando el horizonte, rascacielos e iglesias animan a los observadores a probar con el juego de las identificaciones: ¿Cuantos lugares reconoces?. Al fondo, si el día es claro, se ve la sierra. ¿No te parece que merece la pena la visita?

Dirección: Alcalá 42 (Círculo de Bellas artes)
Horario: Martes a sábado 11 a 14 y 17 a 21 h. / Domingo y festivos: 11 a 14 h.
Precio: 2 €  (3 € si pedimos entrada combinada a exposición y subida a la azotea)
Metros más próximos: Sevilla y Banco
 

Exposición: Luces de Bohemia

La Fundación Mapfre ofrece hasta el 5 de mayo de 2013 en sus Salas del Paseo de Recoletos 23, dos atractivas exposiciones pictóricas: “Luces de bohemia. Artistas, gitanos y la definición del mundo moderno” e “Impresionistas y postimpresionistas. El nacimiento del arte moderno. Obras maestras del Musée d’Orsay”. La entrada a ambas es gratuita y se ofrece la posibilidad de reserva previa individualizada para cada exposición, muy recomendable para evitar encontrarnos con que el aforo está ya completo el día de nuestra visita.

Yo pude ver hace unos días la de Luces de Bohemia y quiero aquí recomendárosla, pues permite admirar un centenar de obras de gran cantidad de artistas consagrados, entre los que citaré, a modo sólo de ejemplo, Delacroix, Manet, Vincent van Gogh, Goya, Degás, Toulouse-Lautrec, Sorolla, Rusiñol o Picasso.

El criterio aglutinador de esta exposición gira, como queda reflejado en el largo título que le han puesto, en torno al concepto de bohemia, asumido por muchos artistas, principalmente a partir del siglo XIX, como mito simbólico de una vida en libertad y que rompía con las ataduras y convencionalismos de una sociedad aburguesada. Los gitanos y su vida ajena a reglas y convencionalismos se convierten con frecuencia en referente para artistas, animándoles a separarse de los modelos académicos existentes y a fijar nuevas temáticas para sus obras, apareciendo personas y escenas de las clases humildes de la sociedad. El reflejo de un mundo más próximo a la cotidianidad social irá consolidando en el arte un cambio general de estilo, en el que el nuevo movimiento Realista sustituirá al Romanticismo vigente hasta ese momento.

La exposición cuenta con préstamos de muchas prestigiosas instituciones internacionales, entre las que cabe destacar el Musée d´Orsay, el Musée du Louvre y el Centre Pompidou (París), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), el Museo Picasso (Barcelona), el Museo Van Gogh (Ámsterdam),  la Tate (Londres), el Art Institute (Chicago), la New York Public Library, la Morgan Library and Museum y la Hispanic Society (Nueva York), o el State Hermitage Museum (San Petersburgo),

   Dirección: Paseo de Recoletos, 23 (Fundación Mapfre. Salas Recoletos).
   Horario: Lunes: 14 a 20 h. /Martes a sábado 10 a 20 h. / Domingo: 11 a 19 h.
   Precio: Entrada gratuita
   Metro más próximo: Colón (línea 4)

Exposición: Virxilio Vieitez

Recomendable la amplia retrospectiva que sobre la obra de Virxilio Vieitez se exhibe, hasta el 19 de mayo de 2013, en Espacio Fundación Telefónica. Una exposición que reúne casi 300 fotografías de este profesional gallego reconocido como uno de los grandes fotógrafos españoles de la segunda mitad del siglo XX y cuya genialidad fue la de captar, sin artificios, la realidad de las gentes sencillas de su Galicia natal. Rostros y composiciones familiares (Virxilio siempre trabajó por encargo) que los visitantes de la exposición hacen frecuentemente suyos, - lo pude comprobar por los comentarios escuchados en mi visita-, al reconocer en rasgos, poses y detalles muchas similitudes a los guardados en el recuerdo de su propio pasado familiar.

Virxilio Vieitez nació en 1930 en Soutelo de Montes (Pontevedra). Sus pinitos como fotógrafo comenzaron tras emigrar a Cataluña y buscarse allí la vida haciendo retratos a los turistas de la Costa Brava. En 1955 regresó a Galicia, abriendo poco después un estudio fotográfico en su pueblo natal. Fue ya desde allí desde donde desarrollaría su extensa labor, retratando a muchas generaciones de vecinos de la Tierra de Montes. Sus fotografías, la gran mayoría de ellas en blanco y negro, son retratos de personas (utilizadas frecuentemente para el DNI o para enviar a familiares emigrados), así como grupos en actos sociales como bautizos, comuniones, bodas o velatorios. Abandonó la actividad fotográfica en los años ochenta y falleció en 2008, en la misma villa en que nació.

 VIRXILIO VIEITEZ
  Espacio Fundación Telefónica (c/ Fuencarral, 3)
  Horario: De 10:00 a 20:00 horas. La entrada es libre

Para acceder a otra entrada de este blog relacionada también con la Fundación Telefónica pulsa aquí

Exposición: Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio

Aunque a primera vista pudiese parecer morboso asociar catástrofe con disfrute, la relevancia histórica que la violenta erupción del Vesubio en el año 79 d.C. tuvo para mostrarnos lo que fueron en su día las urbes romanas y la vida cotidiana de sus habitantes, justifica que pongamos interés en ver la exposición “Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio” que el Centro Arte Canal muestra hasta el 5 de mayo de 2013.

Los organizadores de la exposición la han planteado bajo un doble objetivo: Mostrarnos lo qué supuso la erupción volcánica para una ciudad llena de vida como Pompeya y, al tiempo, valorar la figura del monarca Carlos III como gran impulsor de las excavaciones que la sacaron a la luz (su actuación sentó las bases de la arqueología posterior, al mandar documentar, proteger y evitar que las piezas saliesen de su lugar de origen). La muestra, que en su conjunto reune más de 600 piezas, está dividida en diez ámbitos temáticos: «Origen e historia»; «Casa de Menandro»; «La pintura pompeyana»; «La vida privada»; «El ocio»; «La Calle»; «Siete metros bajo la ceniza»; «El rey arqueólogo»; «El estilo pompeyano», y «Las pompeyas españolas». El recorrido, en el que se incluye el visionado de varios documentales que recrean la erupción y su incidencia en la ciudad, nos permite contemplar objetos cotidianos y decorativos rescatados en el lugar, algunos en perfecto estado y otros con las claras señales de la catástrofe (se aprecian alteraciones en la superficie de estatuas y utensilios, e incluso, alimentos petrificados). Varios moldes de escayola en los que se capta perfectamente la desesperación del momento de personas y animales (fueron hechos aprovechando el vaciado en la lava dejado por sus cuerpos) nos ayudan aún más a comprender aquella tragedia ocurrida entre el 24 y 25 de agosto del año 79 que comenzó con una nube de aspecto inquietante y dimensiones colosales que se elevó en el firmamento (calculan que pudo subir más de 30 kms) para, poco después, arrojar sobre las ciudades próximas una gran lluvia de piedras volcánicas y ceniza, acompañada poco después de la presencia de gases tóxicos a elevadísimas temperaturas (el proceso es actualmente conocido como flujo piroplástico). Miles de personas perecieron y ciudades como Herculano, Pompeya y Estabia desaparecieron a la vista bajo varios metros de lava.

Hoy conocemos los detalles de aquel suceso de tintes apocalípticos gracias a las descripciones que Plinio el Joven envió por carta al historiador Tácito, relatando los pormenores de la muerte de su tío, Plinio el Viejo, fallecido durante la catástrofe. Sin embargo, pese a estos textos, las ciudades sepultadas permanecieron ocultas bajo la lava hasta que en 1738, gracias al interés y respaldo real que puso Carlos VII de Nápoles (poco después sería nombrado rey de España y pasaría para nuestra historia ya como Carlos III) se iniciaron las excavaciones, que por cierto fueron dirigidas por un ingeniero español: Roque Joaquín de Alcubierre. Pronto la importancia de estos yacimientos sería reconocida en todo el mundo, valorándose como los más importantes y mejor conservados de la época romana (los que tenemos la suerte de haberlos visitado podemos verificar que es realmente sorprendente e impactante poder pasear por las calles de Pompeya, viendo aceras, ¡pasos de cebra!, villas nobles (algunas con sus mosaicos y pinturas), locales comerciales, y diversidad de recintos para esparcimiento público). ¡Un auténtico tesoro!

Recordemos para finalizar que el Vesubio, protagonista de esta historia, es un volcán que ha entrado en actividad en numerosas ocasiones desde entonces. Se contabilizan, por dejar constancia al menos de las más recientes, seis erupciones en el siglo XVIII, ocho en el siglo XIX (notable la de 1872), y tres en el siglo XX (la última en 1944). Hoy el volcán se encuentra monitorizado mediante una gran red de estaciones sísmicas y gravimétricas que esperemos permitan predecir futuras erupciones y minimizar con ello los riesgos asociados para las poblaciones cercanas. No obstante, el temor a que la historia pueda repetirse algún día permanece latente, pues la fuerza de la naturaleza, como ya hemos comprobado en otras ocasiones, puede llegar a ser incontrolable.

   Dirección: Pza. Castilla
   Horario: De 10:00 a 21:00 horas (último acceso a las 19:30 horas).
   Precio: 6 € entrada general
   Metro más próximo: Plaza de Castilla