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Paseos por El Monte del Pardo


El Monte del Pardo, con sus 16.000 hectáreas de extensión, es el gran pulmón verde de la Comunidad de Madrid y por tanto un lugar de referencia para aquellos madrileños que gustan de la naturaleza y los paseos al aire libre. Hay que señalar, no obstante, que más del 90 % de dicha extensión está considerada área de especial protección bajo gestión de Patrimonio Nacional y su acceso está totalmente restringido, por lo que la parte paseable que podremos recorrer es sensiblemente menor, aunque suficientemente amplia para ofrecernos diversos e interesantes recorridos.

Considerado como uno de los bosques mediterráneos mejor conservados de Europa, el conjunto del Monte del Pardo está integrado fundamentalmente por encinares adehesados, aunque son también muy reconocibles, entre los 120 tipos de especies vegetales allí identificados, pinos, alcornoques, fresnos, chopos, enebros y jaras. También es un lugar interesante desde el punto de vista de la faunia, pues en él habitan numerosas especies de aves (desde 1987 es área ZEPA, es decir, Zona Especial de Protección de Aves), así como una amplia variedad de reptiles y de animales de mayor tamaño, como conejos, ciervos, gamos y jabalíes (con frecuencia podremos observar ejemplares de estos animales desde alguno de los oteros del monte o cuando se acercan a las lindes de los vallados).

La buena conservación actual del Monte del Pardo se debe a que desde la Edad Media y a través de los siglos sucesivos esta zona ha estado restringida y especialmente cuidada, pues se utilizaba por los reyes como coto privado de caza y lugar de ocio y esparcimiento personal, llegando a ostentar como sabemos la categoría de Real Sitio (el Palacio y la Casita del Príncipe son ejemplos del pasado esplendor real del lugar). Para proteger el Monte de furtivos y contener a su vez a la fauna herbívora que por lo visto dañaba los cultivos adyacentes, en el siglo XVIII el rey Fernando VI ordenó levantar una valla perimetral en torno a buena parte del Monte. Varias puertas posibilitaban el acceso al recinto, aunque la principal y más monumental de ellas era la conocida como Puerta de Hierro, actualmente visible como elemento ornamental en una de las isletas de la carretera. Más recientemente, durante la dictadura de Franco, el área del Monte del Pardo continuó teniendo un carácter privativo, pues fue en su población donde fijó este su residencia oficial y asentó acuartelamientos garantes de su defensa.

Pero dejemos la historia y volvamos a lo que es la propuesta de hoy: Rutas para pasear por el Monte del Pardo.

La carretera de El Pardo es el acceso principal por el que los madrileños nos solemos acercar al Monte (también puede hacerse desde la carretera de Fuencarral si se vive por la zona norte de la ciudad). No lejos de la zona discurre el Anillo Verde de Madrid y es por tanto una buena opción de acercamiento para aquellos que gustamos en lo posible de dejar el coche y hacer pequeñas rutas en bicicleta. A este respecto y sabiendo que no soy el primero en hacerlo, aprovecho para reivindicar que sería muy interesante la creación de una senda verde junto al río Manzanares, o en los aledaños de la carretera del Pardo, con conexión al Anillo Verde, que facilitase el acceso peatonal y ciclista entre los entornos naturales de la Casa de Campo y el Monte del Pardo (actualmente hay que dar un gran rodeo y penetrar ampliamente en zona urbanizada si no queremos ir por el borde de la carretera).

¡Bueno!, pues suponiendo que ya estamos en la zona del Monte del Pardo ahí van algunas propuestas de rutas a hacer:

* Corredor ambiental del río Manzanares. Esta ruta discurre paralela al río y es sencilla pues casi no tiene desniveles. Parte del aparcamiento existente a la entrada del Complejo Deportivo Somontes (si nos hemos acercado hasta allí en coche este es un buen sitio para aparcarlo) y nos va a llevar hasta la presa de Mingorrubio. En total son unos 10 kms de extremo a extremo, que se transforman en 20 si contamos con que hay que volver luego por el mismo sitio (lo ideal es hacerlos en bicicleta, pero si vamos a pie y nos resulta largo el recorrido siempre podemos optar por tomar luego el autobús 601 o 602 que pasa por la carretera del Pardo y que nos puede acercar a nuestro punto de inicio).  El recorrido de la ruta no tiene pérdida: Tras sobrepasar el complejo deportivo entraremos en una zona de merendero (también podemos dejar allí el coche), avanzamos por el sendero bajo el gran puente del tren y adentrándonos en una amplia área natural alcanzaremos finalmente la zona urbana de El Pardo colindante al río, que recordemos permanece siempre a nuestra izquierda. Dejamos a un lado el puente de Capuchinos que nos permitiría subir hacia el Cristo y el Torreón y, siguiendo el paseo junto al río alcanzaremos ya finalmente el Parque de Mingorrubio, en donde se encuentra, al fondo del mismo, el muro de la presa. Durante todo nuestro recorrido habremos podido disfrutar de la vegetación de ribera: Eneas, juncos y arbustos en la proximidad del agua y, algo más alejados, chopos, fresnos y olmos. Fin de nuestro recorrido de ida. ¡Hay que volver!


* Miradores de Valpalomero: La distancia de esta ruta podemos graduarla al gusto, dependiendo que queramos recorrer más o menos zona de monte. Si se quiere hacer un camino no muy largo podemos comenzar desde algún punto pasado el túnel del tren que nos lleva a La Quinta del Duque del Arco (desvío que sale a la derecha de la carretera del Pardo, a la altura del Complejo Somontes) o, incluso si aún se quiere andar menos y deseamos aproximarnos al máximo con el coche a nuestro objetivo podemos hacerlo accediendo desde la carretera del Pardo a  Fuencarral y, a unos 2 kms de la primera, tomar la desviación asfaltada que sale a la derecha y que conduce hasta el mismo muro trasero del recinto de La Quinta. Si hemos optado por la propuesta de andar al menos un poco, aparcaremos junto a la carretera de acceso principal a La Quinta y caminaremos junto a esta hasta aproximarnos a ella, pero sin entrar. Bordearemos el muro perimetral por la parte que nos queda a la izquierda, hasta que lleguemos a su final, en donde nos encontraremos con la puerta trasera del recinto y con la terminación de la carretera que señalé en la opción 2ª. Allí mismo veremos que sale también un ancho camino de tierra que tiene cortado el acceso a vehículos con una barrera. Es el que tenemos que coger. A unos 600 metros veremos una amplia zona de merendero, más adelante una fuente de piedra y, un poco más allá, nuestros miradores, con planos identificativos del paisaje que se perfila, tanto hacia la ciudad como hacia la sierra. La vuelta la haremos por donde hemos venido o, si somos de andar, podemos optar por bajar por alguno de los senderos a la derecha de los miradores, encaminándonos cuesta abajo en dirección a la base del gran puente del tren que cruza la carretera del Pardo y el río. Una vez en la carretera y ya superado por tanto el obstáculo de la vía, sólo queda cerrar nuestro circuito regresando desde aquí a donde tengamos aparcado el coche.


* La Quinta del Duque del Arco: Este paseo puede ser complementario o una variante del de los miradores de Valpalomero, pues existe poca distancia entre ambos. El conjunto de la Quinta, actualmente perteneciente a Patrimonio Nacional, merece sin duda una visita. Comprende un Palacete, unos preciosos jardines con fuentes de artificio y una Casa de Labor con sus tierras de cultivo. La propiedad perteneció al Duque del Arco y, tras la muerte de este en 1745 su esposa donó la Quinta a los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio. El lugar tiene la declaración de Monumento Nacional desde 1935.

Rincones: Antiguas fachadas comerciales en miniatura

Curiosa sin duda la exposición de reproducciones representativas de fachadas, muchas de ellas hoy desaparecidas, de esos comercios tradicionales del Madrid de mediados del siglo XX que seguramente forman parte de la memoria nostálgica de muchos madrileños, bien porque los han conocido directamente o bien porque en su barrio existieron otros muy parecidos. Me estoy refiriendo a la exposición de Miguel Yunquera “Rincones”, que con algunas variaciones en las obras expuestas, recorre periódicamente salas de exposición de Centros Culturales, Hoteles y Centros Comerciales (desde 2004 lleva realizadas más de sesenta exposiciones).

Las reproducciones, que mantienen una apreciable fidelidad  con los respectivos originales, están realizadas con una técnica mixta en la que se emplea la madera como material esencial y, sobre ella, pintura al óleo, acrílicos y pigmentos en polvo. Pequeños complementos acordes con el establecimiento tratado se incorporan también al conjunto para redondear el tratamiento evocador. Tabernas, ultramarinos, zapaterías, farmacias, peluquerías, cines, quioscos de prensa, establecimientos diversos que nos retrotraen a otra época, a otra vida de barrio que sin duda forma parte del recuerdo de los madrileños más añejos.

Actualmente y hasta el 28 de marzo la exposición "Rincones" puede disfrutarse en el centro Dotacional Integrado de Arganzuela (c/ Canarias, 17). El número de reproducciones expuestas es algo inferior al que recuerdo vi en marzo de 2013 en la sála La Lonja, pero suficientemente amplia y variada como para que podamos admirar el trabajo realizado por Miguel Yunquera.



Museo ABC de Dibujo e Ilustración

Como su nombre indica, el Museo ABC de Dibujo e Ilustración está dedicado a exponer la obra artística de dibujantes, ilustradores y pintores, especialmente de aquellos que desde finales del siglo XIX hasta nuestros días alimentan la Colección ABC, un legado que se nutre con la obra de más de 1500 artistas de todos los estilos, técnicas y tendencias y que hoy cuenta con cerca de 200.000 dibujos originales.

La visita a este museo, que fue inaugurado en septiembre de 2010, tiene como primer aliciente el propio edificio en el que se ubica, pues fue en tiempos la dependencia principal (la dedicada a oficinas y viviendas) de la primera Fábrica de Cerveza Mahou en la capital. Dicha fábrica, fundada en 1889 con el nombre de "Hijos de Casimiro Mahou, Fábrica de Hielo y Cerveza" constaba de varios edificios, quedando como testigo de otra de las antiguas dependencias la chimenea de ladrillo que sobrevuela los tejados en la aledaña calle del Limón y que formaba parte del área de calderas.

El Edificio original fue obra de los arquitectos municipales Andrés Octavio y José Lopéz Salaberry, artífices también del proyecto inicial de la construcción de la Gran Vía madrileña y, en el caso de Salaberry del diseño del otro símbolo arquitectónico ligado al ABC: La llamativa fachada del edificio ABC y Blanco y Negro en la calle Serrano.

En el remodelación que se hizo para uso museístico del edificio vemos que, buscando sin duda aportarle una seña de identidad modernista, se añadió al  ladrillo original una gran viga de cristal y metal en la fachada exterior, así como una cubierta de despieces triangulares en la cara que da al patio-plaza que constituye la entrada al centro. Interiormente la instalación presenta un aspecto funcional, contando con más de 3.500 metros cuadrados distribuidos en seis plantas, en las que se combinan espacios de uso público con áreas restringidas destinadas a depósito de obras, laboratorio de restauración, almacenes, oficinas, etc.


Actualmente el museo ABC nos muestra tres exposiciones:


* Eulogio Varela. Modernismo y modernidad: Este polifacético artista gaditano nacido en 1868 fue el gran referente gráfico en Madrid del modernismo imperante en Europa a lo largo de las primeras décadas del siglo XX.  Destacó en el ámbito de la pintura, la ilustración, el diseño gráfico y de mobiliario, además de llevar a cabo una labor pedagógica y teórica que ayudó a realzar su nombre, siendo inspirador por ejemplo de Juan Gris o de Pablo Picasso. Desde 1898 colaboró estrechamente con la revista Blanco y Negro y, fruto de ello, la Colección ABC custodia 950 dibujos con ilustraciones y diseño de letras capitales, adornos, orlas y piezas de decoración. En la muestra que se expone pueden apreciarse obras con influencias de la estampa japonesa, de la arquitectura germana y vienesa, de los simbolistas prerafaelistas ingleses, de las temáticas wagnerianas y de su interés por el medievalismo y otros neohistoricismos. Esta exposición está abierta hasta el 22 de junio de 2014. 

* Pensar con las manos. Pep Carrió e Isidro Ferrer: La muestra reúne más de un centenar de obras de estos dos actuales creadores, exponiéndose dibujos, cuadernos, collages y creaciones interactivas con realidad aumentada, animación 3D, 2D, vídeo y otros contenidos multimedia. Esta exposición está abierta hasta el 30 de marzo de 2014.

* Juan Berrio. Cuaderno de frases encontradas: Dibujos originales en pintura acrílica sobre papel, con algunos trazos de grafito, en los que este ilustrador español captura frases cotidianas sueltas escuchadas por azar en el deambular cotidiano y las acompaña de la imagen memorizada del aspecto de las personas que las pronunciaron, prescindiendo de los detalles ambientales y del entorno. Esta exposición permanece hasta el 31 de marzo de 2014.


Museo ABC
Dirección: Calle Amaniel 29-31
Horario: Martes a sábado de 11 a 20 h. Domingos de 10 a 14 h.
Entrada: Gratuita

El Parque del Oeste

El buen tiempo y la incipiente floración que empieza a brotar ya en parques y jardines constituyen sin duda estupendas razones para animarnos, a los que gustamos del sencillo disfrute del paseo, a encaminar nuestros pasos hacia estos apacibles lugares, alegrándonos de que Madrid, pese a distar de los niveles medioambientales que a muchos madrileños nos gustaría, sea una ciudad relativamente verde, pues está reconocida como una de las capitales más arboladas del mundo.

Pequeños y grandes parques salpican la ciudad y es de uno de ellos, precisamente del que fue el primer parque público creado como tal en la Villa de Madrid, del que hoy voy a hablar: El Parque del Oeste.

El origen de este parque se remonta a finales del siglo XIX, cuando en el marco de los planes urbanísticos asociados al ensanche de la ciudad se decide reservar como zona de uso público parte de los terrenos del antiguo Real Sitio de La Florida, propiedad perteneciente con anterioridad a la Corona, y que había resultado expropiada a raíz de la proclamación de la República en 1873, cediéndose al Ayuntamiento. Los terrenos destinados al Parque formaban parte de la llamada Tierra de San Antonio, que se extendía entre la Cuesta de Areneros (c/ Marqués de Urquijo) y el Arroyo de San Bernardino, y entre el paseo de San Antonio (Pº de la Florida) y el de San Bernardino (c/ Princesa). Dado que la orografía del terreno ofrecía gran desnivel se optó por un diseño de parque de estilo paisajista, a la manera de los jardines ingleses, en el que abundasen los senderos, las laderas verdes y una gran diversidad arbórea. El autor del proyecto fue D. Celedonio Rodrigáñez y Vallejo, director por entonces de Jardines y Plantíos del Ayuntamiento y a él le sucedería pocos años después en los trabajos de consolidación y ampliación del parque su principal ayudante, el Jardinero Mayor del Ayuntamiento D. Cecilio Rodríguez.

El Parque del Oeste fue inauguración el 3 de septiembre de 1905 y, en su primera fase comprendía una superficie de 37 hectareas, en las que se incluían las actuales calles de Moret, Séneca y Paseo de Camoens. En 1906, siendo alcalde Alberto Aguilera, se inició la segunda fase, que se levantaría sobre las escombreras existentes en los terrenos paralelos al actual Paseo de Pintor Rosales. El Parque que hoy conocemos es el resultado de la extensión que finalmente se acometería entre los años 1956 y 1973, incorporando al conjunto los jardines de la Rosaleda, el Parque de la Tinaja y los jardines del Templo de Debod.

Durante la Guerra Civil el Parque del Oeste fue línea de frente del bando Republicano, permaneciendo actualmente como testimonio de aquella triste contienda bélica los visibles impactos de balas en el monumento al Dr. Federico Rubio o, más ostensiblemente, en los restos de edificaciones militares como los tres bunkers de ametralladoras que, en bastante buen estado, se conservan en la parte del Parque próxima a la Avenida de Séneca.


Para hacer un recorrido completo del Parque recomiendo iniciarlo en uno de sus extremos, por ejemplo el aledaño a Moncloa, e ir bajando tranquilamente hacia la zona central del Paseo de Camoens, para acercarnos luego hacia La Rosaleda y concluir en los jardines de Debod. Por el camino contemplaremos hermosos y variados árboles, como el impresionante Cedro del Atlas (catalogado como árbol singular por la Comunidad de Madrid), multitud de monumentos (a Simón Bolívar, a Miguel Hidalgo, al Doctor Federico Rubio, a Elena Fortún, o al maestro, por citar algunos), pasearemos por la agradable senda junto a La Ría, construida en el lugar por donde antiguamente corría el arroyo de San Bernardino y nos acercaremos, quizás incluso a beber, al manantial de la Salud, uno de los pocos que mantiene la ciudad y que pese a los años y a las recomendaciones municipales relativas a ser aguas no tratadas, mantiene aún incondicionales seguidores que acuden díariamente a llenar botellas de agua para su abastecimiento particular (cuenta la tradición popular que es buena para el estómago, el hígado o el tiroides). Junto a estos alicientes, el Parque también nos ofrece edificaciones y recintos singulares, como el horno y chimenea de la antigua Fábrica de Cerámica, los ya mencionados bunkers de la Guerra Civil, el Teleférico o la Rosaleda.

Sin duda un agradable paseo que podremos complementar, para que no todo sea ver y andar, quizás con una cervecita y algún acompañamiento alimenticio en alguna de las terrazas del Paseo del Pintor Rosales o, si decidimos concluir en la parte baja del Parque, la aledaña a las vías del tren a la altura de la Ermita de La Florida, donde encontraremos un paso elevado que nos franquea el posible paso al otro lado, con una sidrita en Mingo o un aperitivo en cualquiera de los numerosos bares y terrazas del Paseo de la Florida camino hacia la Estación de Príncipe Pio.

Exposición: Madrid 1910-1935

Quienes deseen echar una mirada curiosa al Madrid de comienzos del siglo XX tienen la oportunidad de hacerlo gracias a la interesante exposición de fotografías que bajo el título "Madrid 1910-1935 fragmentos visuales, secuencias y contrastes de una ciudad en transformación", ha organizado la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos del Ayuntamiento de Madrid, y que puede visitarse en la sala 1 del Centro Cultural Conde Duque hasta el 20 de abril de 2014.

La exposición nos muestra a través de sus 150 fotografías como Madrid, a la manera que lo estaban haciendo ya otras ciudades europeas, buscó con el comienzo del siglo la modernización urbanística. La ciudad vivió sin duda en esa época un periodo de contrastes, en el que las fotos nos dejan ver como a menudo va a coexistir junto al incipiente modernismo un estilo y un modo de vida urbano con aún apreciables raices rurales. El nuevo Madrid del siglo XX crece y se transforma: Se modernizan los transportes, se embellecen y agrandan las calles principales, se levantan nuevos y flamantes edificios, se sanean y se crean dependencias de uso público.

En Madrid 1910-1935 encontramos fotografías de lugares facilmente reconocibles pese al paso del tiempo junto a otros que nos costará más hacerlo por haber sufrido profundas transformaciones. Hay también lugares y edificios que ya no existen, como algunos bulevares, la plaza de toros de Felipe II o los antiguos mercados de estructura de hierro de los Mostenses y la Cebada, por poner sólo algunos ejemplos. Vistas de la Puerta del Sol, de la incipiente Gran Vía, del Rastro o del Matadero de Legazpi, de los puentes y del río Manzanares, de la Casa de Campo y sus edificaciones, de Cuatro Caminos, etc. Y junto a los aspectos puramente urbanisticos, también retazos de costumbrismo: La verbena, las procesiones, los desfiles, ...

Lo dicho, una propuesta recomendable para saber algo más de Madrid y disfrutar de viejas fotografías que, por cierto, puedes también ver digitalizadas a través de la Biblioteca Digital memoriademadrid cuyo enlace te facilito desde aquí.

Exposición: Madrid 1910-1935
Dirección: Conde Duque Madrid (c/ Conde Duque, 11)
Horario:Martes a sábado de 10,30 a 14 y de 17,30 a 21 h. Domingos de 10,30 a 14 h.
Fechas: del 14 de febrero al 20 de abril de 2014
Precio: Entrada gratuita
Metro más próximo: Ventura Rodríguez ò Plaza España




Allumar. Exposición fotográfica de José Manuel Ballester

La Fundación María Cristina Masaveu, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid,  nos muestra hasta el 20 de abril en la sala 3 del Centro Cultural Conde Duque, la muestra "Allumar", un conjunto de fotografías que, enmarcadas en el proyecto que han venido a denominar  Miradas de Asturias, han sido realizadas por el conocido fotógrafo y pintor madrileño José Manuel Ballerter, artista del que ya mencioné en su día en este blog una anterior exposición celebrada en 2013 en el edificio de Tabacalera.





José Manuel Ballester realizó entre los años 2010 y 2013 más de 5000 instantáneas a lo largo y ancho del territorio asturiano, iluminando (allumando, en asturiano) todos sus rincones. las cuarenta piezas seleccionadas para esta exposición descubren espacios mayoritariamente industriales en los que las formas, junto con la luz, descubren a los ojos del espectador una belleza latente y no exenta de cierto mensaje entre misterioso y poético.

 Allumar. Jose Manuel Ballester
  Dirección: Conde Duque Madrid (c/ Conde Duque, 11)
  Horario:Martes a sábado de 10,30 a 14 y de 17,30 a 21 h. Domingos de 10,30 a 14 h.
  Fechas: del 14 de febrero al 20 de abril de 2014
  Precio: Entrada gratuita
  Metro más próximo: Ventura Rodríguez