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Antología Gervasio Sánchez

La fotografía no es sólo un medio de expresión artístico, sino que se convierte muchas veces también en potente herramienta de información y de denuncia. Este es el caso de la excelente exposición que con el título de “Antología Gervasio Sánchez”, puede verse hasta el 10 de junio en la antigua fábrica de Tabacalera de la calle Embajadores.

Gervasio Sánchez es un conocido y prestigioso reportero gráfico cordobés (1959) afincado en Zaragoza, que a lo largo de sus más de 25 años de trabajo fotoperiodístico en numerosos escenarios bélicos y posbélicos de América Latina, Europa, Asía y África, ha dejado constancia visual de estos conflictos y se ha comprometido activamente en denunciar la barbarie y la situación de las víctimas, casi siempre injustamente olvidadas. Aunque frecuentemente ha trabajado como periodista independiente también lo ha hecho para diferentes medios, como el Heraldo de Aragón, La Vanguardia, la Cadena SER, o la revista Tiempo. Sus trabajos, entre los que se incluyen varios libros fotográficos, han sido reconocidos con diversos premios, siendo uno de los últimos, y motivo de la actual exposición, la concesión por el Ministerio de Cultura en 2009 del Premio Nacional de Fotografía. Reseñar también que fue protagonista de una polémica en la entrega de otro de ellos, el Ortega y Gasset de periodismo, a consecuencia del discurso pronunciado al recogerlo, en el que acusaba al Gobierno de España de vender armas a la vez que predica políticas de paz.

La exposición, que incluye un total de 148 fotos y 96 retratos, se ha vertebrado en torno a cinco grandes bloques temáticos: América Latina (1984/1992); Balcanes (1991/1999); África (1994/2004); Vidas minadas (1995/2007); Desaparecidos (1998/2010).  En cada una de ellas hay imágenes de gran impacto y sensibilidad. El Salvador, Nicaragua, Sarajevo, Sierra Leona, son algunas de las guerras documentadas, así como también lo son los dramas humanos ocasionados por éxodos, desapariciones forzosas o mutilaciones ocasionadas por las minas antipersona. ¡Sinceramente impresiona!

Complementando la información anterior te facilito seguidamente el enlace al blog de Gervasio Sánchez. ¡Pulsa aquí!

Exposición temporal: Antología. Gervasio Sánchez".
Dirección: Sala exposiciones TABACALERA (c/ Embajadores, 53)
Fecha: Del 6 de marzo al 10 de junio 2012
Horario: Martes a viernes de 12 a 20 h. Sábados y domingos de 11 a 20 horas
Entrada: Gratuita
Acceso en Metro: Estación Embajadores

Exposición temporal: Los Ballets Rusos de Diaghilev. 1909 / 1929

Hasta el 3 de junio podemos ver en CaixaForum Madrid la exposición “Los Ballets Rusos de Diaghilev. 1909 / 1929. Cuando el arte baila con la música”, la cual nos ofrece un recorrido por los escenarios y los acontecimientos más importantes que protagonizó esta famosa compañía de danza, creada por Serguéi Pavlovich Diághilev, y cuyas producciones no sólo revolucionaron las artes de principio del siglo XX, sino que siguen influyendo en la actividad cultural de nuestro tiempo. En la exposición podemos ver vestuarios originales, fotografías, carteles anunciadores, bocetos de diseños escénicos, dibujos y programas de representaciones, así como varios vídeos con actuaciones de los ballets rusos, y de la interpretación de sus coreografías por compañías, como el Ballet Nacional de España.

Serguéi Diaghilev (Nóvgorod, 1872-Venecia, 1929) fue por lo que cuentan un hombre con una personalidad única y una desbordada ambición que conmocionó la cultura europea y que como empresario y mecenas dio a conocer el arte ruso al mundo. Fue el fundador de la primera revista de Rusia especializada en bellas artes y, apasionado de la música, cuando posteriormente viaja a París en 1909 logra reunir allí a una selección de los mejores bailarines del Ballet Imperial del Teatro Mariinsky de San Petersburgo (entre ellos los aclamados Vaslav Niinsky y Ana Paulova) y comienza a revitalizar el panorama de la danza encargando producciones a los mejores coreógrafos y compositores, al tiempo que involucra en los diseños a renovadores y artistas plásticos modernistas. La lista de colaboradores es impresionante: Desde músicos renovadores como Stravinsky, Debussy, Ravel, Manuel de Falla, Prokófiev, Rimski-Kórsakov, hasta artistas plásticos como Braque, Matisse, Picasso, Miró, Juan Gris, Sert, la diseñadora Coco Chanel, y escritores como Jean Cocteau. A ellos debemos sumar, lógicamente, bailarines y coreógrafos que fueron primeras estrellas: Nijinsky, Fokin, Balanchine, Ana Paulova, Karsávina, Nijinska, Massine, Lifar, ...

Dentro de la exposición se hace un apartado especial a la relación de los ballets rusos con España, pues la Compañía fijo aquí su residencia durante la Primera Guerra Mundial. El rey Alfonso XIII adopto su mecenazgo, permitiendo que actuaran en Madrid y Barcelona y también ayudándoles en su momento a regresar a Londres, a unos escenarios donde cosecharon grandes éxitos en 1918 y 1919. Agradecidos a España actuaron en nuestro país con frecuencia hasta prácticamente el final de la Compañía. Fruto de esta etapa surgieron estrechas y frecuentes colaboraciones de españoles, destacando aquí, por poner un ejemplo, las de Picasso, como diseñador, y Manuel de Falla, como compositor, en la obra de este último "El sombrero de tres picos".

Te adjunto seguidamente el enlace al vídeo promocional de la exposición para animarte a visitarla: ¡Dentro vídeo!

Direcciónr: CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36)
Fecha: Del 17 de febrero al 3 de junio de 2012
Horario: De 9 a 20 h. de lunes a domingo
Acceso en Metro: Atocha (línea 1)

Jardín Tropical de la Estación de Atocha

Entre los jardines peculiares de Madrid debemos incluir sin duda el Jardín Tropical de la Estación de Atocha. ¿Lo conoces?

Este jardín invernadero ocupa el espacio de la antigua nave de andenes de la Estación de Mediodía, primera estación de trenes que tuvo Madrid (se inauguró en 1851). El edificio tiene una hermosa estructura de hierro forjado que lo recubre y que corresponde a la remodelación realizada entre 1888 y 1892 bajo la dirección del arquitecto e ingeniero Alberto de Palacio, colaborador de Gustave Eiffel, y que tuvo que llevarse a cabo en la estación tras el importante incendio de la originaria en 1888 que la había reducido prácticamente a escombros. La nueva cubierta, que es la que vemos, está considerada una obra de arte de la arquitectura ferroviaria decimonónica, tiene forma de casco de nave invertido, posee una luz de casi 49 metros, una altura aproximada de 27 metros y una longitud de 157 metros, superando crecidamente a todas las realizaciones que de ese tipo se habían hecho hasta entonces en España.

La creación del Jardín Tropical corresponde a la remodelación que entre los años 1985 y 1992 va a realizarse nuevamente en esta estación para cuadruplicar su capacidad ferroviaria e incorporar un intercambiador y una zona de aparcamiento. El artífice del nuevo diseño será  el arquitecto Rafael Moneo, quien construye una nueva terminal situada detrás de la antigua estación y reconvierte el viejo edificio, ya sin andenes, en un espacio comercial con tiendas, bares y un frondoso jardín tropical cubierto, de unos 4000 metros cuadrados y que está poblado con más de 500 especies vegetales entre las que destacan la amplia variedad de palmeras y helechos.

El jardín de la Estación de Atocha cuenta también con un estanque en el que, entre plantas acuáticas y peces nos llamará la atención el gran número de galápagos (muchas personas, en lo que es sin duda una mala práctica que debería evitarse, los abandonan allí cuando dejan de querer tenerlos en su casa).

Señalar que el ambiente de este jardín es, por requerimiento de las plantas que en él hay, extremadamente cálido y húmedo, por lo que a veces puede resultar un poco sofocante pasear por él. Date no obstante una vuelta por entre la vegetación para verla de cerca y luego sube a la segunda planta del edificio de la nueva estación y disfruta de una vista completa del conjunto. Descubrirás también algunas curiosas esculturas.

Exposición temporal sobre el Diseño Frances

Hasta el 30 de mayo podemos ver en la Central de Diseño de Matadero Madrid las exposiciones “20 Iconos del diseño de Francia” y “Francia Diseña hoy”, en las que se nos muestra una variada representación de objetos, excepcionales y cotidianos, realizados por diseñadores franceses. Son propuestas vanguardistas y productos comerciales que explican la posición relevante que ha ocupado y ocupa Francia en el panorama del diseño internacional.

Podemos ver iconos ya clásicos del diseño, como la Chaise-longue LC4 de Le Corbusier, el bolígrafo Bic, o el Citroen Tiburón, y por supuesto también propuestas de diseñadores actuales, materializadas en objetos como lámparas, muebles, botellas, elementos de hogar, etc.

 
Exposición interesante para los amantes del diseño y curiosa también para el público en general, pues permite ver que es posible siempre reinterpretar lo cotidiano y transformarlo en busca de nuevos valores estéticos y utilitarios. La innovación en el diseño es una de las palancas que mueven la transformación de las sociedades. ¿No te parece?

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Alcobendas: Museo del Bonsai

Entre las propuestas museísticas que ofrece la Comunidad de Madrid sugiero, ahora que hemos entrado en la primavera y las plantas refuerzan su vistosidad y realce (aunque sin duda cada estación climatológica aporta a la naturaleza su diferencial encanto), una visita al Museo del Bonsai de Alcobendas, en el que se reúne una importante colección de esos pequeños árboles cultivados en maceta.
El arte del bonsái se originó en China hace unos dos mil años, siendo los monjes taoístas quienes lo crearon basándose en principios íntimamente relacionados con la búsqueda del sentido de la vida y de la armonía interna. Para ellos el árbol era símbolo de eternidad y representaba un puente entre lo divino (el cielo) y lo humano (la tierra), de tal forma que, según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad. Este arte, que gozó en China de gran aceptación y presencia en monasterios, palacios y casas de personajes nobles, fue posteriormente llevado a Japón, donde se perfeccionó y evolucionó. De hecho, el término “bonsai” que conocemos es una palabra japonesa  (bon = bandeja + sai = naturaleza) que etimológicamente procede del término chino penzai” (pén = bandeja + zai = cultivar).

Un bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida, sino que se mantiene pequeña mediante técnicas como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etc., al tiempo que se modela su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la naturaleza. En general, cualquier especie arbórea o arbustiva  puede ser cultivada como bonsái, pero las más apreciadas por los aficionados son aquellas que poseen las hojas pequeñas de forma natural y además son resistentes al cultivo en maceta. En el Museo de Alcobendas podemos encontrar por ejemplo ejemplares de Acebuches, pinos silvestres, bojs, robles, encinas o enebros.

El Museo del Bonsai está situado dentro del Parque de la Vega de la localidad de Alcobendas, un zona ajardinada con varias áreas diferenciadas de orientación medioambiental: el invernadero para plantas subtropicales; el jardín de frutales, el Aula de la Naturaleza y el Jadín Japones. El Museo se enmarca en esta última área y, como complemento de nuestra visita, sugiero que te acerques a ver la pagoda con la réplica de la Campana de la Paz Mundial.  El original de esta campana, -que pesa casi media tonelada, mide un metro de altura y tiene un diámetro de 60 centímetros-, se halla en la sede de las Naciones Unidas y fue construida en 1954 en recuerdo de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, utilizándose para su fundición monedas recolectadas por niños de más de 60 países.

Museo del Bonsai de Alcobendas:
  • Dirección: Jardín de la Vega. Av. Olímpica s/n. ALCOBENDAS
  • Horario: Del 1 de abril al 30 de junio: Sábados, domingos y festivos: De 11 a 14 horas y de 16 a 19 h. (a partir del 1 de abril el horario de tarde es de 18 a 21 horas).
  • Entrada: acceso gratuito.
  • Acceso en Metro: La estación más cercana es Marqués de la Valdavia (Línea 10)

Exposición fotográfica: E. O. Hoppé. El estudio y la calle

La sala de exposiciones Azca, especializada en el mundo de la fotografía, nos ofrece actualmente y hasta el 20 de mayo una retrospectiva de E. O. Hoppé, considerado probablemente el fotógrafo más famosos del Londres de los años veinte (aunque nación en Munich, en 1878, con 24 años de edad, Hoppe se traslada a Londres y será allí donde desarrollará una exitosa y reconocida trayectoria profesional hasta su muerte en 1968).

La exposición “E.O. Hoppé. El estudio y la calle”, está dedicada a los dos tipos de fotografía que más cultivó Hoppé: el retrato y la fotografía de calle documental, constituyendo una semblanza de la época en la que vivió este artista.

Hoppé fue un retratista de prestigio (ser retratado por él era símbolo de reputación y prestigio social) y prueba de ello es que en la exposición podemos ver una muestra de importantes personajes de la época, entre los que encontramos a los reyes de Inglaterra, Mussolini, Einstein, Bernard Shaw, Conan Doyle, Kipling, Tagore, Fritz Lang, etc.

Siendo los retratos de personas la parte numéricamente más significativa de las 139 fotografías que se muestran en la exposición, también podemos ver imágenes de la vida y de las gentes de las calles de Londres.

Si tienes interés en ver la exposición comentada, los martes se organizan visitas guiadas por la mañana (11 a 13 h.) y por la tarde  (17 a 19 h.).
    
     Lugar: Fundación Mapfre. Sala Azca (Avda. General Perón, 40)
     Fechas: del 7 de marzo al 20 de mayo de 2012
     Horario: lunes, 14-21 h. / martes a sábado, 10-21 h. / domingos, 12-20 h
     Entrada: gratuita

 Para más información pulsa aquí.

Exposición temporal: Odilon Redon (1840-1916)

La Fundación Mapfre ofrece actualmente en sus salas de exposiciones de Recoletos, además de la muestra fotográfica de Lewis Hine de la que he hablado en la anterior entrada de este blog, una importante retrospectiva del artista Odilon Redon (Burdeos, 1840 – Paris, 1916), famoso pintor simbolista francés que es considerado como uno de los primeros precursores del surrealismo. La exposición, que estará abierta hasta el 29 de abril de 2012, es la primera sobre este artista que se celebra en España y reúne una selección de 160 obras provenientes de diversos museos europeos y colecciones privadas.

Bertrand Redon –conocido como Odilon por la derivación del nombre de su madre Odile- fue sin duda un pintor enigmático. Atraído por la imaginación y el subconsciente, su pintura se desarrolla en curiosa y significativa oposición a la corriente impresionista, dominante en su época. Mientras estos experimentan con el color, Redon trabaja en una serie de dibujos y litografías oscuras que él mismo llamaría "Los Negros" y en las que da rienda suelta a su fantasía con imágenes de seres monstruosos, de sueños y pesadillas, mezclados con cierta mística religiosa de distintas procedencias.

Hasta comienzos de la década de 1890 la obra de Redon fue casi exclusivamente en blanco y negro pero, poco a poco, fue evolucionando a partir de entonces hacia una mayor predilección por el color, reflejando con ello, según indican los conocedores de su biografía,la búsqueda de una mirada interior más amable y serena que la reflejada a través de las inquietantes imágenes de los años anteriores.
La exposición actual es sin duda una excelente oportunidad para conocer la obra de este pintor y entender el por qué de su influencia sobre otros artistas. Personalmente he de confesar que su pintura no me atrae, pero admito la originalidad onírica plasmada en sus obras.


Lugar: Fundación Mapfre. Sala Recoletos (Paseo de Recoletos, 23)
Horario: lunes, 14-20 h. / martes a sábado, 10-20 h. / domingos, 11-19 h
Entrada: gratuita

Para más información accede a la web oficial de la exposición.

Exposición fotográfica: Lewis Hine

En la sala Recoletos de la Fundación Mapfre podemos ver hasta el 29 de abril 2012 una muy interesante exposición sobre la obra de Lewis Hine, fotógrafo americano cuyo nombre ha quedado unido a dos aspectos fundamentales de la historia contemporánea: en lo artístico, al estilo documental que en la década de 1930 pasó a ocupar el primer plano del arte fotográfico; en lo político y social, a las denuncias que en el tránsito del XIX al XX promovieron los movimientos progresistas para mejorar la situación de la clase trabajadora y erradicar el trabajo infantil.

Lewis Hine (Wisconsin, 1874 – Nueva York, 1940) se inició en la fotografía con 30 años, cuando trabajando como docente decide realizar con sus alumnos una serie de visitas a la Isla de Ellis, establecida como centro de recepción de inmigrantes al sur de Manhattan.

Consciente del potencial de comunicación que puede alcanzarse con la fotografía, en 1908 decide abandonar la docencia y comienza una nueva etapa profesional como fotógrafo oficial para la National Child Labor Committee, organización creada para combatir el empleo infantil. Durante años documentará el trabajo de los niños en campos, minas, fábricas, recolectando algodón, vendiendo periódicos, etc, y alcanzará con su trabajo una gran reputación.

Tras la Primera Guerra Mundial, Hine emprendió el que sería su único viaje a Europa con objeto de documentar las operaciones de la Cruz Roja en auxilio a los refugiados.

De regreso a Nueva York en 1919, Hine retomó su interés por el mundo laboral, pero con una perspectiva diferente que pone el acento en la dignidad que da el trabajo. En esta época toma una de sus fotos más emblemáticas ("Mecánico en una bomba de vapor de una central eléctrica", de 1920) y comienza a preocuparse cada vez más por el sentido estético y compositivo de sus fotografías. Así, y tras documentar la construcción del Empire State Building de Nueva York, en 1932 publica "Men at Work", el único libro de fotografía que Hine publicó y supervisó directamente en todos sus aspectos.

Desgraciadamente para Hine a partir de finales de los años 30 empezó a escasearle significativamente el trabajo, hasta el punto que en los últimos años de su vida acabaría  dependiendo de la beneficencia.

La exposición reúne un total de 170 fotografías que recorren todas las etapas de su obra. ¡No te la pierdas!

Para más información accede desde aquí a la web de la Fundación Mapfre


Quinta de los Molinos

Los almendros en flor son sin duda un agradable espectáculo para la vista y, aunque en la ciudad de Madrid podemos encontrar ejemplares repartidos por diversos parques y urbanizaciones, sin duda el mejor sitio de toda la ciudad para admirarlos es la Quinta de los Molinos, un amplio parque desconocido por muchos madrileños y en el que se encuentra la mayor concentración de almendros. Te recomiendo sinceramente que aproveches esta época de primeros de marzo, en la que los almendros están ya floreciendo, para que te acerques a pasear por este parque. ¡Seguro que te gustará!

Aunque la Quinta de los Molinos tiene varias entradas, la que yo te propongo es la que se encuentra aproximadamente frente al número 520 de la calle de Alcalá, justo al lado de la salida de metro de Suanzes (línea 5), ya que si no vives cerca de la zona te permite acercarte hasta allí facilmente utilizando el transporte público.

El parque de la Quinta de los Molinos fue en su origen una finca privada perteneciente al arquitecto alicantino César Cort Botí, quien a partir de unos terrenos iniciales que recibió como regalo del conde de Torrearias en 1920 fue, mediante sucesivas adquisiciones, ampliando su superficie hasta alcanzar las 28,6 hectáreas en los años 70.

Por lo que cuentan, el objetivo de César Cort fue recrear una finca de aspecto parecido a su lugar de origen, es decir, una finca agrícola del litoral mediterráneo, de ahí la presencia de amplios cuadros de almendros, olivos y diversos elementos arquitectónicos como son los Molinos. El agua para regar la finca era extraída mediante los citados molinos de viento de los pozos y manantiales subterráneos y después almacenados en albercas que también tenían, y así puede apreciarse en la visita, una función decorativa. Por esta finca circulaban por lo visto dos modestos arroyos: el de los Trancos, al norte y el de la Quinta al sur.

En 1925 se inició la construcción del Palacete situado en la parte alta de la finca (actualmente sometido a alguna reforma, pues estaba vallado en mi visita), así como la Casa del reloj y otras dependencias de origen agrícola.

Tras la muerte del propietario de la Quinta en 1978, sus herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid en 1982 por el cual 21 hectáreas de la finca pasan a ser zona verde de uso público (el parque actual) y las siete restantes zona de construcción de viviendas (también edificadas junto al recinto de la finca).

El parque es como dije al principio de grandes dimensiones, por lo que te recomiendo que te tomes tu tiempo para pasear por él tranquilamente. ¡Disfrútalo!

Museo Naval de Madrid

Aunque creo haber ido de pequeño, la verdad es que no recordaba mi visita al Museo Naval de Madrid y he de confesar, al verlo ahora, que es uno de esos museos que realmente merece la pena no perderse y al que debemos dedicar seguramente más de una visita para poder admirar con tranquilidad lo que en el se expone (es mucho más amplio de lo que aparenta).

Exteriormente este museo, ubicado en los bajos del Cuartel General de la Armada (Paseo del Prado, 5) pasa quizás algo desapercibido, pues el edificio no llama la atención. La entrada es realmente poco atractiva y el espacio de recepción de visitantes pequeño (si coinciden varios, se forma un cierto apelotonamiento en el tramite de registro del DNI que, por cierto, no debes olvidar llevar para poder acceder). El interior es ya otra cosa. Museo de evocación romántica, está dividido en 26 salas agradables de ver y que incluyen dos amplios patios de techumbre bonitamente acristalada. El recorrido está señalizado, de forma que podemos seguir por una parte la evolución cronológica de la Marina española desde los Reyes Católicos a la actualidad y, al tiempo,  detenernos en una serie de espacios monográficos.

La cantidad de fondos que se conservan y pueden verse en este museo es enorme y heterogénea: Instrumentos astronómicos, científicos y de navegación, modelos de buques (algunos realmente impresionantes), maquetas de arsenales, planos y mapas (a destacar la carta universal de 1500 de Juan de la Cosa en la que aparece el continente americano por primera vez), armas, banderas, uniformes, cuadros de batallas navales y de personajes históricos, etc.

Entre los espacios monográficos me resultó muy interesante, por ejemplo, el ampliamente dedicado a la nao San Diego, barco español hundido frente a las costas de Manila en diciembre de 1600. Se muestra un vídeo sobre la recuperación de sus restos y se expone una amplia muestra de diferentes objetos rescatados, relacionados con la vida a bordo, armamento y enseres personales  que testimonian la vida y costumbres de la época.

El Museo Naval fue inaugurado provisionalmente el 19 de noviembre de 1843 por la reina Isabel II de España en la Casa o Palacio de los Consejos, en la calle Mayor de Madrid, actualmente sede de la Región Militar Centro. Posteriormente pasó por varias sedes (primero la Casa del Platero, situada en la calle Bailén entre el Palacio Real y la desaparecida Iglesia de Santa María de la Almudena, luego el Palacio de los Ministros en la plaza de la Marina Española) hasta que finalmente se trasladó a su ubicación actual, reabriéndose en 1932.

El origen de las colecciones del Museo es muy diverso, debiéndose en gran parte a aportaciones de la Casa Real, de la antigua Secretaría de Marina, de las extinguidas Compañías de Guardias Marinas, de los Departamentos Navales de la Península y los apostaderos de Filipinas y Cuba, así como del Depósito Hidrográfico, del Real Instituto y Observatorio de San Fernando, del Instituto Hidrográfico de Cádiz, y de un sinfín de donativos particulares.

La entrada a este museo es gratuita, aunque solicitan voluntariamente un donativo de 3 euros para contribuir al mantenimiento del museo. ¡Merece la pena pagarlos!

Exposición temporal: Da Vinci. El Genio

Hasta el 2 de mayo de 2012 puede visitarse en el Centro Arte Canal (Paseo de la Castellana, 214) la muestra “Da Vinci. El Genio”, en la que pueden verse reproducciones a escala real de numerosos artefactos y objetos ideados por Leonardo da Vinci, así como algunos de sus códices y copias de sus obras pictóricas más célebres.

La película en tres dimensiones “ Leonardo da Vinci. La mirada del genio” creada expresamente para esta exposición y que se proyecta previamente (merece la pena coger la entrada con dicha opción) nos propone un viaje a la mente del artista italiano, aproximándonos a su forma de entender el mundo a través de su inspiración en los elementos de la naturaleza.

La exposición es curiosa de ver, pues aunque se trate de reproducciones actuales de sus inventos, muchos de ellos nunca construidos y conocidos sólo a través de lo reflejado en sus códices, nos permite comprender su gran ingenio y lo adelantado que fue a su época (recomiendo ver también la película que se proyecta en una sala anexa sobre la vida y obra de Leonardo): Traje de buzo, puente de rápida construcción, máquinas de guerra (antecesoras por ejemplo de la ametralladora o del tanque), maquinas voladoras, poleas y rodamientos, instrumentos musicales, …, y cuadros, esculturas, estudios de anatomía, escritos, ... ¡Hay que ver lo que le cundía el tiempo a este hombre”.

Recientemente se ha incorporado a la exposición, cedido por la National Gallery de Londres, el lienzo “La última cena” de Giampietrino, discípulo de Leonardo da Vinci y que es una copia exacta del mural original que el maestro pintó en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán. El lienzo está muy bien conservado, lo que nos permite apreciar detalles de colorido y de definición de los personajes que se han perdido en la obra original (como detalle, indicar que los pies de Jesús desaparecieron en el original, al abrirse con posterioridad una puerta en el centro del muro donde está pintado el fresco).


La exposición también se recrea en el estudio del cuadro de La Mona Lisa, con análisis detallados de la boca, ¡esa sonrisa enigmática!, los ojos o el por qué de la carencia de cejas (parece ser que inicialmente si las tenía, como las tiene la copia de otro de sus discípulos recientemente sacada a la luz y que se expone con gran éxito de público en el Museo del Prado estos días). 

Exposición temporal: Estudios Moro (1955.1979)

He visitado la exposición “Los míticos Estudios Moro (1955-1970): El anuncio de la modernidad” que hasta el 6 de mayo de 2012, puede verse en la sala El Águila (c/ Ramírez de Prado 3, junto al metro de Delicias) y he de decir que lo que más me ha llamado la atención es la gran cantidad de recuerdos ligados a la producción de estos Estudios que tenemos los que ya alcanzamos cierta edad.

La inolvidable Familia Telerín y su “vamos a la cama que hay que descansar”,  los  anuncios del Cola Cao, la Quina San Clemente y su mascota “Kinito”, el Disco Sorpresa de Fundador, el payasito de Fanta, el lobo de los Turrones el Lobo y, más recientemente, La calabaza Ruperta del concurso “Un, dos tres” o los populares pececillos de “Pezqueñines ¡No gracias!" de las campañas del FROM, son ejemplos de productos salidos de los Estudios Moro.

Según se informa en la exposición, José Luis como ilustrador y Santiago como creativo y empresario terminaron convirtiendo un inicial estudio casero dedicado a los dibujos animados en un centro puntero de publicidad. Creados en 1955, los Estudios Moro serán pioneros en España en la publicidad de dibujos animados y contribuyen a su modernización, especialmente a raíz del auge que esta cobra al amparo de la televisión y el cine (los hermanos Moro participaron en la creación a mediados de los cincuenta de la gestora de publicidad para salas de proyección Movierecords). Producen películas publicitarias (filmlets) para cine y numerosos anuncios para televisión,  siendo reconocidos a lo largo de su carrera profesional con numerosos premios internacionales. También fueron pioneros en crear merchandising en España (los personajes de sus anuncios se combertian en muñecos, libros infantiles, decoraban objetos domesticos, etc).  

Si piensas ir a ver esta exposición te recomiendo que ajustes tu visita con el horario de la proyección que ofrecen y que es realmente ilustrativa (dura 90 minutos). La pasan sólo a las 11:00 de martes a viernes y a las 17:00 sábados y domingos.

Para finalizar te ofrezco recordar algunos de los anuncios más conocidos elaborados en los Estudios Moro. Seguro que todos ellos te suena haberlos visto más de una vez.