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Plaza de la Villa (3/4): Casa de Cisneros

Siguiendo con nuestro recorrido por los singulares edificios que rodean la Plaza de la Villa centraremos ahora nuestra atención en el ubicado justo enfrente de la calle Mayor y que denominado Casa de Cisneros fue construido en 1537 a instancias de Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del cardenal Cisneros, de quien toma el nombre.

Este suntuoso palacio tenía en realidad su fachada principal en la posterior calle de Sacramento, vía por entonces principal de la ciudad y a la que también asomaban diversos edificios nobles. Merece pues la pena que salgamos por un momento de la plaza y, a través de la calle del Cordón, nos acerquemos a admirar dicha fachada. Justo al doblar la esquina encontraremos la puerta principal y, sobre ella, bastante bien conservado, un estupendo balcón plateresco. Dado que el interior del edificio no puede visitarse regresamos de nuevo a la plaza para observar nuevamente el edificio por dicho lado que fue realmente en su momento la trasera del edificio y a ella daban los corrales y las cuadras. Fue a principios del siglo XX cuando se acometió una importante reforma del palacio, construyéndose la hermosa fachada que actualmente observamos y que con acierto respeta el estilo plateresco originario. Antonio Bellido fue el encargado de hacer esta reforma, debiéndose a él también el bonito pasadizo elevado que une la Casa de Cisneros con la Casa de la Villa (este arquitecto es autor también en Madrid de otras obras, destacando por ejemplo el diseño en 1910 del Matadero de Madrid).

La Casa de Cisneros ha acogido a lo largo del tiempo, además de a la familia que la da nombre, a otros ilustres personajes de nuestra historia. Resaltar, por ejemplo, que en sus dependencias estuvo preso el secretario de Felipe II, Antonio Pérez, y también que allí nació el Conde de Romanones y vivió Ramón Mª Narváez (importante militar y político español, siete veces Presidente del Consejo de Ministros de España entre 1844 y 1868).

Para finalizar esta entrada del blog recordaremos aquí una pequeña curiosidad histórica relacionada con la estancia en este edificio, como prisionero, del anteriormente mencionado Antonio Pérez. Este importante personaje del reinado de Felipe II, poseedor en su papel de secretario del rey de grandes secretos de estado, entre los que figuraba el asesinato de Escobedo (secretario de Juan de Austria), -encargado por el propio Antonio Pérez-, calló en desgracia ante el rey, posiblemente temeroso que se descubriera que él había dado beneplácito a dicho asesinato. Fue detenido acusado primeramente sólo de corrupción pero, tras un largísimo proceso de enjuiciamiento que se prolongó once años, fue finalmente condenado añadiendo a su acusación la de asesinato. Corría el año 1589. Fue encarcelado en la Casa de Cisneros y sometido allí a tortura, pero sorprendentemente logró huir con la valiosa ayuda de su mujer quien, en una de sus visitas, intercambió con él sus ropas de forma que este, vestido de mujer logró salir del edificio sin que sus carceleros se percatasen, huyendo de Madrid y refugiándose el 19 de abril de 1590 en Aragón, donde en su condición de hijo de aragoneses se encontraría protegido por los fueros especiales de aquel antiguo reino. Importantes enfrentamientos le harán posteriormente huir a Francia e Inglaterra donde ayudará a fomentar en gran medida la famosa leyenda negra española, pero eso, como se suele dice, es ya otra historia.