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San Antonio de los Alemanes

Independientemente de las valoraciones personales que cada uno tenga en relación con la religión, no cabe duda de que las iglesias son recintos atractivos para las personas que nos interesamos en la historia y en el legado artístico asociado a esta, pues contienen frecuentemente tesoros que merece la pena no perderse. En línea con ello deseo en esta ocasión recomendar una visita que seguro sorprenderá a las personas que no la conozcan: La iglesia de San Antonio de los Alemanes.

Exteriormente esta iglesia es bastante austera y no llama en absoluto la atención, hasta el punto que es posible que hayamos pasado a su lado sin animarnos a entrar a visitarla. La fachada es de ladrillo visto sin adornos y lo único reseñable a la vista es quizás la portada barroca, con la escultura de San Antonio en una hornacina sobre el dintel de la puerta. La sorpresa, al igual que ocurre con esos huevos Kinder de los niños, la tenemos en el interior: Encontramos un templo de una sola nave elíptica, carente de columnas y coronado por una gran bóveda en la que todo, desde las paredes al techo, está cubierto de pinturas al fresco. ¡Realmente el conjunto llama la atención!

San Antonio de los Alemanes fue fundada en 1607 por Felipe III como Real Hospital para los enfermos portugueses que vivían en Madrid (recordemos que por entonces Portugal pertenecía a la Corona Española). Por este motivo y por estar encomendada la capilla del Hospital a San Antonio de Padua, el recinto era conocido en la época como San Antonio de los Portugueses. Posteriormente, entre 1624 y 1633 se construyó junto al hospital el templo que hoy vemos.

Al independizarse Portugal de la monarquía española a partir de 1640, el edificio quedó vacío, hasta que en 1689, la regente Mariana de Austria decidió cederla al séquito de alemanes católicos que vinieron a Madrid acompañando a Mariana de Neoburbo, quien debía contraer matrimonio con Carlos II. Fue entonces cuando pasó a denominarse San Antonio de los Alemanes, nombre con el que ya se queda hasta hoy, y eso a pesar de que realmente el templo sólo estuvo dedicado a los germanos durante apenas 13 años, pues en 1702 Felipe V cedió la administración del edificio a la Hermandad del Refugio, dedicada a atender a los pobres que vagabundeaban por las calles de Madrid y a los que ofrecía comida, ropa y atención médica  (aprovecharé esta anotación para indicar que San Antonio de Padua es el patrón de los pobres, además de ser también, por lo visto, un santo muy popular a la hora de encontrar objetos perdidos).

Una vez repasada brevemente la historia de San Antonio de los Alemanes volvemos nuevamente a centrarnos en nuestra visita, fijando ahora la atención en los hermosos frescos de estilo barroco que decoran el interior de este templo y que fueron pintados por Luca Giordano (más conocido en España como Lucas Jordan), Francisco Carreño y Francisco Ricci. Comprenderemos de inmediato por qué esta iglesia fue declarada Monumento Nacional en 1972.

Diversos altares se abren en los laterales de los muros y entre ellos pinturas representativas de reyes de la Edad Media españoles, húngaros, alemanes, franceses o de Bohemia que fueron conocidos por su religiosidad o por las batallas en que lucharon contra los enemigos de la religión católica. Sobre los altares, en pequeños óvalos, bustos de reyes ya del siglo de la iglesia, como Carlos II, Mariana de Neoburgo (esposa del anterior), Felie IV o Mª Luisa Gabriela de Saboya. Por aquí y por allá santos portugueses y diversidad de figuras humanas. En la cúpula, una escena asociada a la vida de San Antonio enmarcada con ornamentación barroca de columnas, ventanales y pilastras, todo ello pintado con el arte de la perspectiva. El retablo mayor, presidido por una escultura de San Antonio es algo posterior a los frescos pues data del siglo XVIII.

Indicar por último simplemente que puesto que la iglesia no está siempre abierta, lo más recomendable es ajustar nuestra visita con los horarios inmediatamente anterior o posterior al de las misas (en principio a las 12:00 y 19:00 los días laborables y 11:30, 12:30 h los días festivos).

Iglesia San Antonio de los Alemanes
Dirección: c/ de la Puebla 20 (esquina con c/ Corredera Baja de San Pablo)
Estaciones de Metro mas cercana: Callao

La Neomudejar. Centro de artes de vanguardia

Las artes de vanguardia tienen en Madrid un nuevo espacio expositivo, sin duda original, pues aprovecha las instalaciones que albergaron durante décadas los talleres de formación de Renfe en la antigua estación de Atocha. Hablo de “La Neomudejar”, Centro de Artes de Vanguardia y Residencia Artística Internacional de Madrid que la promotora Art House ha abierto tras un acuerdo de alquiler con ADIF y que tiene la singularidad como espacio artístico de mantener la decadente estética de los edificios en desuso (se ve que ha estado medio abandonado durante bastante tiempo en los últimos años) y que ahora, en su reapertura, se ha querido mantener casi como estaba, buscando con ello, según indican sus promotores, resaltar la singularidad del propio edificio en el que se ubica como punto de reflexión sobre los procesos de creación y rehabilitación.

La intención de Art House es que este espacio se consolide poco a poco como escaparate de las artes de vanguardia de la ciudad, acogiendo proyectos de creadores multidisciplinares emergentes llegados de todas las partes del globo. Se apostará especialmente, según indican, por los nuevos códigos de lenguaje, la experimentación y las vanguardias: Videoarte, performances, street art, parkour, robótica, etc … He de confesar que puesto que no estoy familiarizado con algunas de estas terminologías, -no soy tampoco seguidor por lo general de propuestas tan vanguardista-, he recurrido a Wikipedia para entender el significado de las mismas. Lo comparto seguidamente por si alguno se encuentra en mi misma situación:

  • Videoarte: Tendencia artística surgida al hilo de la consolidación de los medios de comunicación de masas y cuya pretensión es explorar las aplicaciones alternativas y artísticas que tiene el utiliza información de video o audio (no debe confundirse con la televisión o el cine experimental).
  • Performance o acción artística: Es una muestra escénica, muchas veces con un importante factor de improvisación, en la que la provocación o el asombro, así como el sentido de la estética, juegan un papel principal.
  • Street art (arte urbano o arte callejero): Hace referencia a formas artísticas que surgen en la calle, siendo el grafiti la más relevante de ellas aunque no la única.
  • Parkour (el arte del desplazamiento): Disciplina que consiste en desplazarse de un punto a otro lo más eficazmente posible, usando principalmente las habilidades del cuerpo humano para superar obstáculos que se presenten en el recorrido, tales como vallas, muros, paredes, etc. Los practicantes del parkour son denominados traceurs (traceuses en el caso de las mujeres).
¡Visítalo y créate tu propia opinión al respecto! Encontrarás el Centro de Artes La Neomudejar junto a la entrada al parking de la estación de Atocha que hay al comienzo de la calle Téllez, en su cruce con la calle Antonio Nebrija. Es el conjunto de edificios antiguos que ves a la derecha de la entrada (la señalización es actualmente algo primitiva).

Para más información pulsa aquí

La Residencia de Estudiantes de Madrid

En esta ocasión la propuesta que planteo es la de hacer una visita a la famosa Residencia de Estudiantes aprovechando que en ella se expone, temporalmente, la muestra “100 % Residencia. Una tradición recuperada”. La exposición nos permitirá refrescar el conocimiento sobre lo mucho que significó esta institución en el ámbito de la renovación cultural y social en la España del siglo XX previa a la Guerra Civil, así como su devenir durante la contienda y los años posteriores, sin olvidar la labor de recuperación de actividad que actualmente se está llevando a cabo.

La Residencia de Estudiantes de Madrid se funda en 1910 a iniciativa de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), institución encargada de promover la investigación y la educación científica en España en la primera parte del siglo XX y que fue el antecedente del actual Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La Residencia se convertirá desde sus inicios en una alternativa educativa progresista y renovadora, asemejándose a la desarrollada en otros países mucho más abiertos culturalmente que la encorsetada España (recordemos, por ejemplo, que estaba suprimido el derecho de cátedra en las universidades). El nuevo espíritu educativo que impregnará la actividad de residentes, tutores y profesores se basará en el ideario epicúreo de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) fundada por Francisco Giner de los Ríos en 1876, y que en buena medida queda reflejado en esta frase de su fundador: “Nuestra juventud tiene que estudiar más, trabajar más, pensar más, jugar más, dormir más, comer más, divertirse más”. Es bajo esta filosofía, fomentadora de la convivencia entre personas culturalmente inquietas y facilitadora al tiempo de entornos en los que desarrollar y debatir las ciencias y las artes, donde la Residencia asentará su éxito.

La primera sede de la Residencia de Estudiantes se estableció en un edificio alquilado en el número 14 de la calle Fortuny, pero viéndose que estas dependencias no reunían los requerimientos necesarios para un adecuado desarrollo de las actividades se decidió en 1913 iniciar la construcción de un conjunto de varios pabellones en los llamados Altos del Hipódromo (el nombre de esta colina, renombrada posteriormente por Juan Ramón Jiménez como colina de los Chopos, responde a su situación junto al antiguo hipódromo de Madrid que se levantaba en la Castellana, sobre los terrenos que hoy ocupan los Nuevos Ministerios). Las nuevas instalaciones, cuyos edificios principales vemos reformados actualmente, se inauguraron en 1915 y fueron construidos por los arquitectos  Antonio Flórez y Francisco Javier Luque.

Las habitaciones de los residentes se encontraban repartidas por los cinco pabellones que comprendía el complejo arquitectónico de la Residencia. Los Pabellones Gemelos, los dos primeros que nos encontramos cuando accedemos al recinto, estaban enteramente ocupados por habitaciones, pero también había residentes viviendo en el Pabellón Central –donde además estaba el salón de actos, el comedor, los despachos de dirección y administración y otros servicios generales-, y en el Pabellón de Laboratorios, más conocido como Transatlántico, en el que las habitaciones de los residentes convivían con los laboratorios científicos. Unas pocas habitaciones más se ubicaban en el llamado Quinto Pabellón, con el anexo de la biblioteca. Las habitaciones (se puede ver como era una de ellas a través de la amplia cristalera-expositor que hay en la zona ajardinada entre los Pabellones Gemelos) ofrecían a los residentes un lugar sin lujos pero cómodo, en el que siguiendo las recomendaciones de la ILE se cuidaba la buena ventilación e iluminación, al tiempo que el gusto por el refinamiento decorativo basado en elementos populares.

Durante la etapa más floreciente de la Residencia –la previa al estallido de la guerra civil-, Alberto Jiménez Fraud fue el director de la institución y entre los residentes podemos citar a un gran número de hoy reconocidos representantes de nuestra cultura: García Lorca, Luis Buñuel, Salvador Dalí, José Moreno Villa, Miguel de Unamuno, Rafael Alberti, Severo Ochoa, Manuel de Falla, José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, Blas Cabrera, Eugenio d'Ors, etc. Prueba de la importante actividad cultural  que se desarrollo en la institución es que por su salón de conferencias pasaron las más altas personalidades de la cultura extranjera (Einstein, Howard Carter, Marie Curie, Ígor Stravinski, Herbert George Wells, Le Corbusier, Keynes, …) y, por supuesto también de la española (Julián Besteiro, Santiago Ramón y Cajal, Manuel de Falla, Unamuno, Eugenio d'Ors, Valle-Inclán, Manuel Machado, León Felipe, …). ¿No te hubiese apetecido compartir aquel ambiente?.

Con la guerra civil, las actividades de la Residencia de Estudiantes terminaron abruptamente. Durante la contienda y como recurso para salvar el edificio y su magnífica biblioteca, fue ofrecido como sede de un hospital y sucesivamente un orfanato y un cuartel de carabineros, que en efecto se alojaron allí durante un tiempo. Con la instauración de la dictadura de Francisco Franco, buena parte de sus residentes y profesores se vieron forzados a exiliarse al extranjero o silenciados en un exilio interior.

La Residencia de Estudiantes es en la actualidad una fundación privada, creada por el CSIC, que mantiene un importante fondo documental y que organiza frecuentes conferencias, mesas redondas, conciertos, lecturas de poemas, encuentros y exposiciones, recuperando con todo ello el espíritu de lo que fue si idea inicial: un espacio abierto al debate, la reflexión crítica y la creación en torno a las tendencias de nuestra época.

Residencia de Estudiantes
Dirección: c/ Pinar, 23
Horario: De 11 a 20 h lunes a sábado. Domingos de 11 a 15 h.
Precio: entrada libre
Estaciones de Metro mas cercana: Gregorio Marañón
Para más información: Web oficial de referencia

Monasterio de las Descalzas Reales

La visita que propongo hacer en esta ocasión es al Monasterio de las Descalzas Reales, recinto de gran valor histórico situado en pleno centro de Madrid y que encierra en su interior numerosos tesoros artísticos dignos de ser contemplados. La visita deberemos planificarla ex profeso, pues dentro del horario diario que el recinto tiene establecido se van conformando para cada hora grupos de unas 15 o 20 personas (las visitas son todas guiadas y duran unos 50 minutos) y es posible, si no estamos pronto, que nos quedemos sin poder entrar. Indicar así mismo, como aclaración, que la visita sólo permite ver parte del recinto, pues sigue siendo un monasterio de clausura activo, en el que residen unas 22 monjas.

El monasterio de Nuestra Señora de la Visitación o, como es más conocido, de las Descalzas Reales, fue fundado en 1559 por Juana de Austria tras enviudar prematuramente del príncipe Juan Manuel de Portugal y regresar a España (fue reclamada aquí por su hermano el rey Felipe II, a fin de que asumiese la regencia española mientras él permanecía en Inglaterra por motivos de su matrimonio con María Tudor).  El lugar elegido para el monasterio fue un antiguo palacio perteneciente hasta ese momento al tesorero imperial Alonso Gutierrez de Madrid y que tenía el valor emocional de ser donde ella había nacido (recordemos que el Alcazar, edificio emblemático madrileño, tenía una finalidad militar y cuando los reyes acudían a la ciudad solían alojarse preferentemente en viviendas de los nobles del entorno de la corte). El monasterio se habitó con monjas de clausura clarisas coletinas, también conocidas como clarisas descalzas (de ahí el nombre), y tuvo tal relevancia como institución religiosa ligada a la corona que a lo largo de los años muchas mujeres de la casa real y de la alta aristocracia ingresaron en este convento al enviudar o cuando no estaban llamadas a casamientos. Los ingresos y estancias solían ir acompañados de importantes regalos y donaciones para la institución, por lo que el monasterio llegó a tener un verdadero tesoro en obras de arte. Indicar también por último, antes de pasar a centrarnos en la visita, que en el monasterio está enterrada la fundadora, Juana, así como su hermana mayor María de Austria, que decidio ingresar allí  junto con su hija Margarita, de tan sólo trece años por entonces, tras enviudar en 1580 del emperador Maximiliano II de Habsburgo.

El recorrido de la visita se hace, hay que advertirlo, un poco a velocidad de trote, no permitiéndote la recreación en las obras expuestas (el grupo de visitantes lo cierra una persona de seguridad que se encarga de que no te quedes rezagado). Tras reunir el guía al grupo en lo que fue la antigua portería se inicia el recorrido en el Claustro Bajo, que fue cerrado para resguardarlo de las inclemencias meteorológicas en 1773, reinando Carlos III. Desde él accedemos a la espectacular escalera principal de dos tramos y que perteneció al antiguo palacio. Llaman poderosamente la atención los muros, totalmente cubiertos de pinturas murales al temple con perspectivas arquitectónicas fingidas, -las llamadas “ quadraturas barrocas”. En el tramo superior de la escalera destaca la pintura del Balcón Real, en donde aparecen retratados el rey Felipe IV y su familia, Mariana de Austria, su segunda esposa, y sus hijos el príncipe Felipe Próspero y la infanta  Margarita Teresa, la de las Meninas. ¡Preciosa escalera sin duda!.

El recorrido continúa visitándose el Claustro Alto y viendo las capillas que a él se abren, en las que se destacan algunos techos y suelos originales además de tallas, cuadros, reliquias y otras obras artísticas de indudable valor pertenecientes por lo general a los siglos XVI y XVII.

Pasamos seguidamente al Coro, sala que sigue siendo hoy utilizada por las monjas varias veces al día para su oración. Aquí destaca, en alto, el sepulcro de la emperatriz María y bajo él una magnífica talla en busto de “La Dolorosa”, obra de Pedro de Mena. Del coro pasaremos al denominado "Salón de Tapices", antiguo dormitorio de las monjas, en donde se exponen once de los veinte paños de la serie de tapices “El triunfo de la Eucaristía”, regalada al monasterio, en el primer tercio del siglo XVII, por Isabel Clara Eugenia, la hija predilecta de Felipe II. Estos paños, verdaderamente magníficos y en excelente estado de conservación, fueron tejidos en Bruselas sobre cartones y bocetos de Rubens. Las siguientes salas del recorrido nos irán descubriendo sobre todo la gran abundancia pictórica que encierra este monasterio. Pasaremos sucesivamente por la Sala Capitular, el Candilón (lugar donde era velado el cadáver de las monjas que fallecían y que se iluminaba con un gran candil, de ahí el nombre), el Salón de Reyes ( habitación principal reservada fuera de la clausura para las personas de la realeza) y las salas hoy denominadas de pintura flamenca, española e italiana. Hay cuadros de Lucas Giordano, Tiziano, Sanchez Coello, Zurbarán, de la escuela de Rubens y, de un sin fin de grandes artistas. ¡Lastima que uno no pueda recrearse en la contemplación!.

Monasterio de las Descalzas Reales
Dirección: Plaza de las Descalzas
Horario: De 10 a 14 y de 16 a 18:30 h martes a sábado. Domingos de 10 a 15 h.
Precio: 7 € tarifa básica (10 € si se combina, en 48 h, con Monasterio de la Encarnación)
Estaciones de Metro mas cercana: Callao y Sol

Exposición fotográfica: Jardines de arena

Junto al Retiro, en la isleta que hay en la confluencia de las calles Alcalá y O’Donell, llama la atención el bello edificio de estilo neomudejar que allí se levanta y que actualmente es la sede en Madrid de la Casa Árabe. Merece la pena acercarse a verlo de cerca en uno de nuestros paseos urbanos por la zona y, puesto que hasta el 13 de enero de 2013 puede visitarse en su interior la sugerente exposición fotografia "Jardines de arena. Fotografía comercial en oriente Próximo. 1859-1905”, recomiendo aprovechar la ocasión e ir antes de que la quiten. ¡Anímate!

El edificio fue construido entre 1881 y 1886, para ser la sede madrileña de las Escuelas Aguirre. Su arquitecto fue Emilio Rodríguez Ayuso, autor también de la hoy desaparecida Plaza de toros de Goya (ocupaba el espacio del actual Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid) y que estaba considerada como el primer ejemplo del estilo neomudejar español, enmarcado dentro de las corrientes orientalistas de la arquitectura historicista imperante en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX. El edificio presenta típicas fachadas de ladrillo y una exquisita decoración a base de lazos, rombos y dientes de sierra. Sobre el cuerpo central destaca la torre cuadrada de 37 metros de altura y que está coronada por un ático de estructura metálica y acristalado.

Respecto a la institución originaria, las Escuelas Aguirre, indicar que estas surgen a iniciativa del filántropo Lucas Aguirre y Juárez (1800-1873), persona de ideas liberales y gran compromiso social que a su muerte legó parte de su fortuna para el sostenimiento de centros educativos, resultado de lo cual se construyeron, además de las Escuelas Aguirre de Madrid, las existentes en Cuenca (su ciudad natal) y Siones (Burgos), localidad de nacimiento de su padre. Hacia 1971 la institución de Madrid cierra como centro escolar este edificio (se traslada a la calle Pio Baroja) y el mismo pasará a ser ocupado por dependencias del Ayuntamiento de Madrid hasta que finalmente es cedido en 2007, mediante acuerdo con el ministerio de exteriores, para albergar la Casa Árabe de Madrid, a semejanza de otros centros culturales internacionales como son: la también madrileña Casa de América, la Casa África, con sede en Las Palmas de Gran Canaria y la Casa Asia, con sede en Barcelona.

Casa Árabe e Instituto Internacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán (CA-IEAM), o abreviadamente Casa Árabe es una institución pública creada con el objeto de ser centro de estudios y conocimiento sobre el mundo árabe y punto de apoyo de la diplomacia española hacia los países árabes. Tiene dos sedes: Madrid (antiguas Escuelas Aguirre) y Córdoba. En esta última ciudad se ubica el Instituto de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán, que realiza dentro de Casa Árabe las labores más relacionadas con la investigación.

Y ahora que ya sabemos algo más del edificio pasemos a disfrutar de la exposición fotográfica actual. Las 86 imágenes que se muestran en Jardines de arena proceden, según se indica, de la digitalización de los fondos de la colección del historiador de fotografía Clark Worswick, poseedor de uno de los archivos de fotografía oriental más importantes del mundo.

Las imágenes que vemos fueron tomadas entre los años 1859 y 1905 y proceden de fotógrafos comerciales que trabajaron para estudios existentes en ciudades como Estambul, Esmirna, Luxor, El Cairo, Túnez, Beirut, Damasco y La Meca. Las fotografías nos retraen a otra época, mostrándonos como eran las ciudades de Oriente Próximo, sus mezquitas, mercados y calles. También, a través del arte del retrato, es posible apreciar los matices costumbristas y estéticos de las diferentes etnias pobladoras de aquellos jardines de arena, como poeticamente han titulado la exposición. Todas las fotos son interesantes y muchas nos resultarán especialmente curiosas, como por ejemplo las relacionadas con la escavación de la Esfinge de Egipto, o la vista del puerto de Estambul repleto de veleros.

Exposición: Jardines de arena. Fotografía comercial en Oriente Próximo 1859-1905
Dirección: Casa Árabe (calle Alcalá, 62)
Fechas: Estará abierta hasta el 13 de enero de 2013
Horario: De 11 a 15 y de 16 a 19:30 h lunes a sábado. Domingos de 11 a 15 h.
Precio: entrada libre
Estación de Metro mas cercana: Retiro




Exposición: Arte británico entre los siglos XVI y XX

Ampliamente recomendable la exposición temporal que la Fundación Juan March nos ofrece hasta el 20 de enero de 2013 en su sede de la calle Castello y en la que, bajo el literario título de “La isla del tesoro. Arte británico de Holbein a Hockney” nos brinda la posibilidad de admirar más de un centenar de obras de artistas británicos (por nacimiento o adopción artística) que abarcan el amplio periodo temporal comprendido entre los siglos XVI y XX.

La exposición, organizada en siete secciones cronológicamente secuenciadas, comienza con la dedicada al periodo 1520-1620, caracterizado por la irrupción del protestantismo y la ruptura de Gran Bretaña con Roma (la radicalización contra el cristianismo llevó a que se decretase la destrucción de los símbolos visibles de esta, quedando ejemplificado en la muestra que nos ocupa a través de fragmentos ornamentales rescatados de una de sus iglesias y de manuscritos con las imágenes religiosas desfiguradas). Pictóricamente los artistas que destacan "en la isla" durante esta etapa son predominantemente extranjeros que trabajan bajo mecenazgo. Se ha querido señalar como el primero de ellos, de ahí su inclusión en el título general de la exposición, al pintor alemán Hans Holbein, que trabajó para el rey Enrique VIII.

Avanzando por las diversas secciones de la exposición contemplaremos las obras de un gran número de artistas, principalmente pintores, que a través de sus retratos, paisajes urbanos y rurales, escenas sociales, instantáneas históricas o representaciones simbólicas e imaginativas nos permiten ver no sólo cómo fue transformándose la sociedad británica con el paso del tiempo, sino también como lo hacían las corrientes culturales y pictóricas. Hay obras de artistas muy conocidos, como es el caso de Turner, Rossetti, Henry Moore, Francis Bacon, David Hockney o incluso Peter Blake (el que diseño para los Beatles la cubierta de su disco Sargento Pepper), y también las hay de otros muchos desconocidos para la mayoría de nosotros, circunstancia que no obstante no quita interés y admiración por su trabajo.

Indicar que la Fundación realiza visitas guiadas gratuitas, en grupos de un máximo de 20 personas, los miércoles por la mañana (11:00, 12:00 y 13:00 h) y martes, jueves y viernes por la tarde (17:00, 18:00 y 19:00). ¡Aprovéchalas si tienes oportunidad!.

Finalizaré esta propuesta haciendo una breve mención a la Fundación que organiza y acoge esta exposición. Creada en 1955 por el financiero español Juan March Ordinas, la Fundación Juan March desarrolla sus actividades filantrópicas en el campo de la cultura humanística y científica. En 1975 inauguró en Madrid el edificio de la calle Castelló 77 donde tiene hoy su sede y en donde organiza exposiciones, conciertos y ciclos de conferencias y seminarios, teniendo así mismo abierta una biblioteca de música y teatro españoles contemporáneos. A demás de la sede madrileña la Fundación Juan March es titular en Cuenca del Museo de Arte Abstracto Español, y en Palma de Mallorca del Museu Fundación Juan March.

Exposición: La isla del tesoro. Arte británico de Holbein a Hockney
Dirección: Fundación Juan March (calle Castelló, 77)
Horario: De 11:00 a 20:00 h lunes a sábado y de 10:00 a 14:00 domingos
Metro más próximo: Nuñez de Balboa
Precio: entrada libre

Exposición temporal: Goya y el infante don Luis

Interesante exposición temporal la que, con el título de “Goya y el infante Don Luis: el exilio y el reino”, podemos ver en el Palacio Real de Madrid hasta el 20 de enero de 2013.
 
Entre las pinturas y diversas piezas que se muestran, procedentes de varias colecciones, sin duda nos sentiremos especialmente atraídos por los cuadros que Goya pintó para el infante y su familia. Hay que señalar que Luis de Borbón fue un importantísimo mecenas del siglo XVIII, protector y promotor de artistas de la talla del compositor Luigi Boccherini, del arquitecto Ventura Rodríguez o de jóvenes pintores como Luis Paret o el propio Francisco Goya.

Pero pongamos en contexto al personaje central de la exposición para entender mejor las obras que se nos muestran: Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, que pasará a la historia como el Infante Don Luis, nació el 25 de julio de 1727 en el Palacio del Buen Retiro de Madrid (le pusieron el nombre de Luis en honor a Luis XV de Francia). Fue el sexto hijo del rey Felipe V con Isabel de Farnesio, su segunda esposa, y el décimo de este incluyendo a los cuatro que tuvo anteriormente con Mª Luisa Gabriela de Saboya). El hecho de ocupar un lugar muy retrasado en la línea de sucesión a la corona de España motivó que desde la infancia se le orientase hacia la carrera eclesiástica, tal como se hacía en toda Europa con los hijos segundones de la realeza y la nobleza. Así, a los ocho años fue nombrado arzobispo de Toledo y de Sevilla (¡menuda precocidad!).

El tiempo, sin embargo, iría descubriendo que el joven no tenía vocación (era aficionado a la danza, la música, la caza y la esgrima). En 1754, cuando tenía 27 años, comunicó al rey, que por entonces era ya su hermano Fernando VI, su deseo de renunciar a la carrera eclesiástica, lo que le fue concedido y le permitió iniciar una nueva vida más mundana, tal como le gustaba. Compró a su hermano Felipe el Condado de Chinchón, que comprendía, además del castillo de Chinchón, diversas propiedades en Morata de Tajuña, San Martín de la Vega, Colmenar de Oreja, Villaconejos, Villaviciosa de Odón y Boadilla del Monte, eligiendo esta última localidad para ser su residencia y encargó al arquitecto Ventura Rodríguez la construcción del famoso palacio que allí podemos ver, aunque sólo sea por fuera.

Un conjunto de impremeditadas circunstancias complicarían no obstante la vida del infante al ponerle en el ojo del huracán de la sucesión con el paso del tiempo: Cuatro hermanastros y hermanos que le precedían en la línea sucesoria mueren sin descendencia y los hijos del nuevo rey, su hermano Carlos III, no habían nacido ni educado en España, como prevenía la Ley Sálica. Esta circunstancia motivó el hecho de que cuando Luis comunicó por enésima vez al monarca sus deseos de contraer matrimonio este finalmente le concediese finalmente en 1776 permiso, pero con la condición que fuese en matrimonio morganático, es decir, asignándole esposa de condición desigual (no de la realeza), lo que además de la perdida de derechos sucesorios implicaba el abandono obligatorio de la corte y la exención para sus hijos de todo tipo de honores y distinciones, pasando así mismos estos a llevar el apellido de su madre. Luis casa entonces con Mª Teresa de Vallabriga, hija del mayordomo de Carlos III y de la condesa de Castelblanco, e inicia con ella una vida itinerante fuera de corte, residiendo paulatinamente en Velada (Toledo), Cadalso de los Vidrios y Arenas de San Pedro. En esta última localidad abulense mandó construir para su residencia un nuevo palacio y será en él donde se rodeará de una pequeña corte de pintores, músicos y eruditos. Allí fue donde Boccherini compuso “Música nocturna de las calles de Madrid” y a donde acudió Goya en varias ocasiones para pintar a los miembros de la familia del infante.

Para finalizar la parte histórica en torno a nuestro protagonista el infante indicar que tuvo con Mª Teresa tres hijos. El primero, Luis María, fue arzobispo de Sevilla y de Toledo (este sí con vocación) y la persona que asumió la regencia borbónica durante la Guerra de la Independencia Española. Las otras dos fueron mujeres: Mª Teresa (15ª condesa de Chinchón y 1ª marquesa de Boadilla del Monte) y Mª Luisa (duquesa de San Fernando). La primera de ellas casó con Manuel Godoy, en boda de conveniencia acordada por la esposa del rey Carlos IV, sucesor de Carlos III. La boda significó el perdón real para la familia y su regreso a la genealogía real oficial.

Volvamos ahora a la exposición del Palacio Real. Dividida en varios apartados nos muestra, en el primero de ellos, titulado conversaciones nocturnas, un conjunto de cuadros pintados con la técnica naturalista del claroscuro entre los que destaca “la familia del infante don Luis de Borbón, pintado por Goya en 1784. El apartado siguiente, titulado igual / desigual, hace referencia a los casamientos desiguales y tiene como protagonista al cuadro “La boda”, también de Goya. Los dos apartados subsiguientes, los titulados Álbum familiar y Propios y extraños, nos muestran respectivamente retratos de la familia directa del infante y de personajes que grabitaron a su alrededor. Los apartados quinto y sexto de la exposición están dedicados, de forma monográfica y sucesiva, respectivamente a los pintores Luis Paret y Francisco de Goya, ambos tutelados por el infante y que son, a juicio de los expertos, junto a Luis Meléndez, los pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XVIII español. Por último, con el título genérico de El gabinete del infante don Luis, se ha querido constatar cómo el alcance del interés cultural y el mecenazgo de este Borbón no se limitó sólo a lo artístico, sino que, muy a la nueva manera de la Ilustración, tocó otros campos de la antropología y las ciencias naturales. Se muestras piezas de su colección (animales disecados exóticos o raros, piedras y conchas, etc).

Exposición: Goya y el infante don Luis: el exilio y el reino
Dirección: Palacio Real de Madrid (calle Bailén s/n)
Horario: De 10 a 20 h. de lunes a domingo.
Precio: 5 € (entrada general)
 


La Casa de Campo

La Casa de Campo, el gran pulmón verde de la ciudad, es destino recurrente de los urbanitas madrileños que, añorantes del contacto con la naturaleza, gustamos de pasear sin prisa, a pie o en bicicleta, por sus múltiples caminos y senderos, descubriendo frecuentemente en cada nueva visita rincones en los que no habíamos fijado antes nuestra atención, o que se ven transformados con los matices que cada estación anual aporta.

Enamorado como estoy de la Casa de Campo tengo intención de compartir en este blog varias de las rutas que suelo hacer en bicicleta por su interior y en las que pueden verse árboles singulares y elementos curiosos o con historia digna de ser recordada. Pero eso será otro dia, pues ahora, en esta primera entrada, deseo centrarme en la historia del recinto. ¡Vamos allá!.

Cuando en el siglo XVI Felipe II decide trasladar la Corte a Madrid manda adquirir, para lugar de esparcimiento real y coto privado de caza, diversas fincas en las proximidades del Alcázar (situado donde hoy está el Palacio Real). Según consta en Real Cédula expedida en 1562, la corona consigue hacerse con la casa de campo de Fadrique de Vargas y con varios terrenos colindantes, ampliando en años posteriores estos dominios con nuevas adquisiciones y conformando así el núcleo central del parque que hoy conocemos. La antigua residencia de los Vargas será acondiciona, transformándola en una villa-palacete de recreo, y se le añadirá anexo un jardín que será conocido como El Reservado (ambos los puedes ver a la entrada de la Casa de Campo por la Puerta del Rey). Se encarga también en aquel momento la construcción de cinco estanques y las canalizaciones necesarias para abastecerlos (el agua será aportada fundamentalmente por el Arroyo Meaques). Indicar que algunos de estos estanques eran ya por lo visto navegables con pequeñas embarcaciones de recreo y al menos uno, situado en donde ahora está la gran explanada del aparcamiento del Lago, era de poca profundidad y solía helarse en invierno, utilizándose con frecuencia como pista de patinaje. Este uso del estanque por parte de la realeza y sus invitados perduró hasta el siglo XX, razón por la que la glorieta que hay junto al aparcamiento se llama en la actualidad "de Patines". Estosa diversos estanques desaparecieron, quedando hoy un único estanque grande, construido en el siglo XIX y que conocemos como “El Lago”.

 Durante el reinado de Felipe III el aspecto lúdico deja de ser la única finalidad de la Casa de Campo, dedicándose parte de sus terrenos al cultivo de la tierra y a la cría de ganado, aves y peces, con el fin de que el recinto tenga independencia económica. Se encarga la reforma del palacete y los jardines al arquitecto Juan Gómez de Mora, autor también en Madrid de la Casa de la Villa y el Palacio de Santa Cruz. En esta época se instala junto a la fachada norte del palacete la estatua ecuestre del rey (es la que actualmente y desde 1848 podemos ver en el centro de la Plaza Mayor).

En el reinado de Felipe IV el interés por la Casa de Campo como lugar de recreo real decrecerá sensiblemente, poniéndose el nuevo foco en el Palacio del Buen Retiro que se inaugura en diciembre de 1633. Este desinterés, que producirá cierto deterioro del recinto y de sus instalaciones, se mantendrá hasta la llegada al trono de los borbones en el siglo XVIII. Con la construcción encargada por Felipe V del Palacio Real (el Alcazar había sufrido un importantísimo incendio) la Casa de Campo recuperará su posición como lugar de ocio real. Fernando VI, hijo del anterior, quintuplicará la extensión del recinto adquiriendo más de mil hectáreas hacia el norte y hacia el oeste y lo declarará Bosque Real, acondicionándolo para su uso cinegético. Posteriormente, con Carlos III se producirá el apogeo en la productividad de la Casa de Campo, con nuevos cultivos y sistemas de riego para hacerla autosuficiente. En 1773, el rey encarga al arquitecto Francesco Sabatini un amplio proyecto de reforma de todo el recinto. Se renueva el palacete, se construyen varios puentes ornamentales (a destacar el de “la Culebra”), se crean canalizaciones para riego (muchos de sus restos aún podemos observarlos), se renuevan los caminos interiores, se levantan algunas pequeñas edificaciones (generalmente hoy desaparecidas) y se restaura y completa la tapia de ladrillo y mampostería de dieciséis kilómetros de longitud que cierra el Parque y que en gran parte de su trazado se mantiene en la actualidad. En esta época, los ingresos anuales que proporcionaba la Casa de Campo eran de 30.000 reales de vellón, siendo la mitad proporcionados por los pozos de nieve que había en el recinto (la fuente que hay cerca de la estación del Lago se llama “del nevero” en clara alusión a los pozos existentes en la zona). Posteriormente, durante el reinado de Carlos IV, se construyen principalmente avenidas y plazas que unen los distintos edificios del recinto.

Después vendrán años nuevamente de decadencia para la Casa de Campo: Serios desperfectos en el arbolado durante la invasión francesa, proyecto de edificación de un pueblo en su interior durante la regencia de María Cristina de Borbón que por suerte no acometió, un  pavoroso incendio en 1878, etc. Pese a todo ello, a comienzos del siglo XX la Casa de Campo subsiste, manteniéndose de los ingresos provenientes de la venta de hielo, nieve, leña, resina y de la leche, queso y mantequilla de sus vaquerías, así como de la comercialización de los productos de sus huertas y viveros.

La Casa de Campo siguió siendo un parque cerrado, para uso y disfrute exclusivo de la realeza, hasta la instauración de la Segunda República, en la que mediante decreto se cederá su posesión al Ayuntamiento de Madrid. El 1 de mayo, apenas diecisiete días después de la proclamación de la IIª República, el Ministro de Hacienda del Gobierno Provisional, Indalecio Prieto, hizo la entrega al pueblo de Madrid, representado por su Alcalde, Pedro Rico.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) la Casa de Campo fue frente de guerra durante casi toda la contienda, siendo aun visibles en su interior numerosos restos de trincheras y algunos bunker. La línea del frente cruzaba el Parque desde el Puente de los Franceses y la Ciudad Universitaria hasta la zona del actual Alto de Extremadura (Vértice Paquillo). En el conocido cerro de Garabitas estuvieron emplazadas las posiciones artilleras de los sublevados que bombardearon diariamente la ciudad durante 30 meses. Tras la finalización de la guerra el Parque no se reabrirá nuevamente al público hasta 1946.

En la segunda mitad del siglo XX el Parque se verá “enriquecido” con diversas construcciones de ocio que atraerán gente a la zona pero mermando parte de su valor ecológico: En 1950 se crea el Recinto Ferial y la Venta del Batán, en 1961 se lleva hasta allí el ferrocarril suburbano (estaciones de El Lago y Batán), en 1969 se abre el Parque de Atracciones y se inaugura el Telesférico, en 1972 lo hace el Zoológico. Como contrapunto positivo a favor de la ecología, en 2007 se prohíbe el tráfico rodado a través de la Casa de Campo, quedando únicamente abiertos los accesos al Zoo, al Parque de Atracciones y al entorno de El Lago. En su día esto levanto quejas de algunos, pero hoy los madrileños, especialmente paseantes y ciclistas, agradecemos las decisión.


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Casa del Lector (Centro Matadero)

En las instalaciones de las Naves del Matadero se inauguró el pasado 17 de octubre la “Casa del Lector”, un nuevo espacio cultural en torno a la palabra escrita pero poniendo el foco más en la persona lectora que en el soporte.

La Casa del Lector ocupa 8000 metros cuadrados de superficie repartidos en tres naves de Matadero Madrid y está gestionada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, institución española sin fines de lucro constituida en 1981 y cuyo objetivo general es la creación, fomento y desarrollo de todo tipo de actividades culturales y, muy en especial, del libro y la lectura. La Fundación ha financiado los gastos de reforma y equipamiento del centro, que hay que decir ha quedado estupendamente, respetando externamente la estética del conjunto Matadero e incorporando al interior funcionalidad y estética contemporánea, habilitando espacios para exposiciones, talleres, salas de trabajo, puestos de lectura, etc.

Aunque este nuevo espacio aún no está aún a pleno rendimiento recomiendo acercarse a conocerlo y especialmente aconsejo aprovechar para recorrerlo alguna de las visitas guiadas que, en abierto (no es preciso apuntarse), se organizan a diversas horas los sábados, domingos y festivos. Te informan de las instalaciones existentes y usos previstos, y en el recorrido por la exposición inaugural actual te ayudan a ir desenredando ese “hilo de Ariadna” con el que se han titulado a la misma (el mito del laberinto y del ardid del hilo para que Teseo pudiera escapar del Minotauro es utilizado como metáfora para resaltar la lectura como medio de navegación por la complejidad de la vida).

En la Casa del Lector se rinde también homenaje expositivo a Germán Sánchez Ruipérez, el importante editor salmantino que da nombre a la Fundación gestora y que fue el creador del Grupo Anaya, esa editorial que seguro ha estado presente en algún momento de la vida de estudiante de gran parte de los españoles. Germán Sánchez, que nació en Peñaranda de Bracamonte en 1926, falleció hace poco, en febrero de 2012, en la República Dominicana, donde pasaba unos días de descanso. No pudo por tanto ver inaugurado este nuevo espacio de su Fundación, aunque si el de sus otras dos sedes, la de Salamanca capital y la de su pueblo natal.

Plaza de la Villa (4/4): Casa de la Villa

Cerrando el recorrido en torno a la Plaza de la Villa que emprendimos en las anteriores entradas del blog, fijaremos ahora nuestra atención en el que es el más moderno de los edificios de la plaza, el de la Casa de la Villa, terminado en 1696 y que ha sido la sede consistorial hasta el traslado a finales de 2007 del Ayuntamiento de Madrid al Palacio de Comunicaciones de la plaza de Cibeles, quedando actualmente el uso del edificio limitado a eventos oficiales y recepciones (en su día se anunció el proyecto de reconvertirlo en museo de historia de la ciudad, pero la crisis puede haber dejado en el olvido, al menos por un tiempo, esta idea).

Como ya indiqué al hablar de la Plaza de la Villa, desde la época medieval el concejo de la ciudad se reunía en la iglesia de San Salvador que había en este lugar. En el reinado de Felipe IV se decide que Madrid merece tener una sede en condiciones para el órgano más representativo del gobierno de esta villa y corte, por lo que se manda construir una Casa de la Villa en este lugar, para mantener así la tradición madrileña de la plaza. Su construcción la inició en 1644 Juan Gómez de Mora en el solar que ocupaban las casas de D. Juan de Acuña por entonces Marqués del Valle y donde habitó desde 1574 a 1624 el Duque de Osuna D. Pedro Girón. La construcción fue continuada en 1648 por José Villarreal. El edificio, construido en estilo barroco, ha tenido varias remodelaciones, siendo la más importante la llevada a cabo en 1789 por el arquitecto Juan de Villanueva (la galería de columnas toscanas y la balconada de la fachada que da a la calle Mayor es obra suya y fue ideada para que los Reyes pudieran ver desde el balcón la procesión del Corpus).

La fachada principal de la Casa de la Villa tiene dos puertas principales porque originariamente se pensó para tener la doble función de Ayuntamiento y cárcel de la villa, aunque puesto que en el mismo siglo se construyo la cárcel de corte (Palacio de Santa Cruz) esta segunda función fue poco utilizada.

Si puedes, aprovecha alguna de las visitas guiadas oficiales que, dentro del programa Descubre Madrid, te permiten ver el interior de la Casa de la Villa. ¡Merece la pena!.

El Salón de Plenos es, por su representatividad, la sala más importante. Cuenta con una bóveda decorada con frescos realizados por Antonio Palomino entre 1692 y 1696. En el siglo XVIII el arquitecto López Salaberry realizó un importante cambio en la decoración del salón introduciendo un estilo neoclásico con zócalos de mármol, los frontones clásicos coronando puertas y balcones y la gran cornisa dorada de la que arranca la bóveda, único elemento ornamental originario del antiguo salón. Otras salas destacables son el Patio de Cristales (espacio antiguamente abierto y que fue cerrado en el siglo XIX), el Salón de Recepciones (en él se guarda la Custodia del Corpus Christi que se saca en procesión durante la festividad del Corpus) y el Salón Goya, llamado así por el cuadro La Alegoría de Madrid que en el se exhibe y que es una alegoría de los acontecimientos que vivió la capital durante el 2 de mayo de 1808. En este salón de reuniones destaca también el techo, decorado con el dibujo de un escudo que representa la unión de España y Portugal, y del que cuelga una gran lámpara procedente de las desamortizaciones del Monasterio del Paular. En otras dependencias, retratos de los ediles de la capital, algunos tapices y, por supuesto también, la famosa estatua original de la Mariblanca.

Cerraremos nuevamente con una anécdota histórica, esta referida al mencionado cuadro de Goya. Cuando se pintó por primera vez, en el óvalo donde ahora se hace referencia al dos de mayo de 1808 aparecía el retrato de José Bonaparte. Tras la batalla de los Arapiles, el ejército francés abandonó la capital y el Ayuntamiento decidió borrar la figura del soberano francés para incluir en su lugar la palabra «Constitución». Pero, meses después, José Bonaparte volvió a Madrid y Goya tuvo que pintar de nuevo el retrato. Al finalizar la guerra, la Carta Magna fue abolida y los responsables municipales de Madrid encargaron a Goya que incluyera al rey Fernando VII en el cuadro. El pintor aragonés hizo un retrato tan feo del monarca absolutista (¡está visto que no le caía bien!) que en 1826 se encargó a otro pintor que rehiciese el retrato del rey. En 1843 fue borrado para sustituirlo por un dibujo del libro de la Constitución de Cádiz («La Pepa»). En 1873, ya destronada Isabel II, el alcalde de Madrid, el liberal Marqués de Sardoal, ordenó que borrasen los repintes anteriores y que se pusiera simplemente en el cuadro un letrero alusivo al Dos de Mayo, evitando con ello disputas partidistas que parece han estabilizado el tema hasta hoy. ¡Esperemos que la cosa siga así!.

Plaza de la Villa (3/4): Casa de Cisneros

Siguiendo con nuestro recorrido por los singulares edificios que rodean la Plaza de la Villa centraremos ahora nuestra atención en el ubicado justo enfrente de la calle Mayor y que denominado Casa de Cisneros fue construido en 1537 a instancias de Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del cardenal Cisneros, de quien toma el nombre.

Este suntuoso palacio tenía en realidad su fachada principal en la posterior calle de Sacramento, vía por entonces principal de la ciudad y a la que también asomaban diversos edificios nobles. Merece pues la pena que salgamos por un momento de la plaza y, a través de la calle del Cordón, nos acerquemos a admirar dicha fachada. Justo al doblar la esquina encontraremos la puerta principal y, sobre ella, bastante bien conservado, un estupendo balcón plateresco. Dado que el interior del edificio no puede visitarse regresamos de nuevo a la plaza para observar nuevamente el edificio por dicho lado que fue realmente en su momento la trasera del edificio y a ella daban los corrales y las cuadras. Fue a principios del siglo XX cuando se acometió una importante reforma del palacio, construyéndose la hermosa fachada que actualmente observamos y que con acierto respeta el estilo plateresco originario. Antonio Bellido fue el encargado de hacer esta reforma, debiéndose a él también el bonito pasadizo elevado que une la Casa de Cisneros con la Casa de la Villa (este arquitecto es autor también en Madrid de otras obras, destacando por ejemplo el diseño en 1910 del Matadero de Madrid).

La Casa de Cisneros ha acogido a lo largo del tiempo, además de a la familia que la da nombre, a otros ilustres personajes de nuestra historia. Resaltar, por ejemplo, que en sus dependencias estuvo preso el secretario de Felipe II, Antonio Pérez, y también que allí nació el Conde de Romanones y vivió Ramón Mª Narváez (importante militar y político español, siete veces Presidente del Consejo de Ministros de España entre 1844 y 1868).

Para finalizar esta entrada del blog recordaremos aquí una pequeña curiosidad histórica relacionada con la estancia en este edificio, como prisionero, del anteriormente mencionado Antonio Pérez. Este importante personaje del reinado de Felipe II, poseedor en su papel de secretario del rey de grandes secretos de estado, entre los que figuraba el asesinato de Escobedo (secretario de Juan de Austria), -encargado por el propio Antonio Pérez-, calló en desgracia ante el rey, posiblemente temeroso que se descubriera que él había dado beneplácito a dicho asesinato. Fue detenido acusado primeramente sólo de corrupción pero, tras un largísimo proceso de enjuiciamiento que se prolongó once años, fue finalmente condenado añadiendo a su acusación la de asesinato. Corría el año 1589. Fue encarcelado en la Casa de Cisneros y sometido allí a tortura, pero sorprendentemente logró huir con la valiosa ayuda de su mujer quien, en una de sus visitas, intercambió con él sus ropas de forma que este, vestido de mujer logró salir del edificio sin que sus carceleros se percatasen, huyendo de Madrid y refugiándose el 19 de abril de 1590 en Aragón, donde en su condición de hijo de aragoneses se encontraría protegido por los fueros especiales de aquel antiguo reino. Importantes enfrentamientos le harán posteriormente huir a Francia e Inglaterra donde ayudará a fomentar en gran medida la famosa leyenda negra española, pero eso, como se suele dice, es ya otra historia.

Plaza de la Villa (2/4): Casa y Torre de los Lujanes

Este conjunto de edificios, situados en el lado izquierdo de la Plaza de la Villa según entramos desde la calle Mayor, son los más antiguos de carácter civil que se conservan en Madrid. Construidos en el siglo XV pertenecieron a la familia de los Luján, una de las familias más poderosas e influyentes de la Edad Media madrileña y que por tal motivo sin duda decidieron instalarse en la plazuela que entonces era el corazón de la Villa, centro comercial (allí estaba instalado el mercado) y también centro político y social, pues la cercana iglesia de San Salvador era el lugar de reunión del Concejo madrileño.

El conjunto que exteriormente podemos admirar está formado por tres inmuebles de estilo mudejar. En el nº 2 se encuentran la Casa y Torre de los Lujanes, edificaciones de entre los años 1460 y 1490. Con fachada de mampostería y ladrillo, el cuerpo superior de la Torre está adornado por pequeños arcos ciegos de herradura. La espléndida portada principal de piedra que da a la plaza conserva los escudos de la familia Luján y merece la pena también fijarse en la puerta de acceso a la torre, situada en la calle del Codo. En el nº 3 de la plaza se encuentra anexa otra casa también de los Lujanes originaria de 1494. En este edificio estuvo la Hemeroteca Municipal hasta 1983, año en que fue trasladada al Cuartel del Conde Duque.

La Torre de los Lujanes sufrió graves daños y reformas a causa del tiempo y de sus sucesivos inquilinos, llegándose a pensar en derribarla, pero por suerte y gracias en parte a su leyenda histórica, decidieron salvarla de la piqueta y darle uso civil. Así, dado que durante mucho tiempo fue uno de los edificios más altos de la capital, probablemente el más alto de los edificios civiles, a principios del siglo XIX se eligió la torre para ubicar en ella la primera estación del telégrafo óptico de la línea Madrid-Aranjuez. Posteriormente, en 1858 se convertiría en la sede de varias sociedades y entidades, como la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas o la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Pero hablemos de la leyenda que rodea a esta Torre y que hace referencia a la supuesta estancia en ella del rey Francisco I de Francia: Parece ser cierto que cuando Francisco I fue derrotado y hecho prisionero en la batalla de Pavía, Carlos V, que se hallaba convaleciente de una enfermedad en Madrid, ordenó que se le hiciera llegar a la ciudad y se adecentara y aprovisionara el Alcázar para que fuera custodiado allí. Francisco I emprendió un largo viaje desde Italia, deteniéndose en Nápoles, Barcelona, Tarragona, Valencia, Guadalajara y Alcalá de Henares. En aquellos momentos, el Alcázar de Madrid no era un palacio, sino un edificio de utilidad estrictamente militar. Los reyes nunca se alojaban en él cuando estaban en Madrid, sino en casas particulares de allegados. Es probable que cuando Francisco I llegó a Madrid el Alcázar no estuviera todavía preparado y que fuera uno de sus guardianes, Hernando de Alarcón, quien decidiera alojarle provisionalmente en alguna de las casas de la ciudad. La familia de este Hernando de Alarcón tenía amistad con los Lujanes, y la casa de estos reunía una serie de requisitos imprescindibles para tal cometido, además de la propia dignidad de la familia, que la hacían idónea para ello, como el estar dentro de la muralla y la cercanía al Alcázar. Pero la leyenda va más allá y hace referencia anecdótica a un frustrado intento por parte de Carlos V de mostrar su superioridad sobre el rey de Francia haciendo que este se inclinase ante él, cosa que entre monarcas no solía aceptarse. Para tal fin ideó recibirle en una sala de dicha Torre a la que se accedía por una puerta baja, de forma que al pasar por ella el francés, que no era precisamente bajo, debería inclinarse. Por lo visto Francisco I se olió el truco y ante la sorpresa de los presentes decidió entrar de espaldas por la puerta, dando con ello el culo a Carlos V y convirtiendo la posible humillación en afrenta. La historia parece ser que es poco verosímil, pero no cabe duda que resulta una salida ingeniosa.

Para completar la información sobre la Torre de los Lujanes facilito seguidamente un enlace a una página de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas que ofrece una visita virtual a las instalaciones de su sede en dicho edificio.