Exposición: Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio

Aunque a primera vista pudiese parecer morboso asociar catástrofe con disfrute, la relevancia histórica que la violenta erupción del Vesubio en el año 79 d.C. tuvo para mostrarnos lo que fueron en su día las urbes romanas y la vida cotidiana de sus habitantes, justifica que pongamos interés en ver la exposición “Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio” que el Centro Arte Canal muestra hasta el 5 de mayo de 2013.

Los organizadores de la exposición la han planteado bajo un doble objetivo: Mostrarnos lo qué supuso la erupción volcánica para una ciudad llena de vida como Pompeya y, al tiempo, valorar la figura del monarca Carlos III como gran impulsor de las excavaciones que la sacaron a la luz (su actuación sentó las bases de la arqueología posterior, al mandar documentar, proteger y evitar que las piezas saliesen de su lugar de origen). La muestra, que en su conjunto reune más de 600 piezas, está dividida en diez ámbitos temáticos: «Origen e historia»; «Casa de Menandro»; «La pintura pompeyana»; «La vida privada»; «El ocio»; «La Calle»; «Siete metros bajo la ceniza»; «El rey arqueólogo»; «El estilo pompeyano», y «Las pompeyas españolas». El recorrido, en el que se incluye el visionado de varios documentales que recrean la erupción y su incidencia en la ciudad, nos permite contemplar objetos cotidianos y decorativos rescatados en el lugar, algunos en perfecto estado y otros con las claras señales de la catástrofe (se aprecian alteraciones en la superficie de estatuas y utensilios, e incluso, alimentos petrificados). Varios moldes de escayola en los que se capta perfectamente la desesperación del momento de personas y animales (fueron hechos aprovechando el vaciado en la lava dejado por sus cuerpos) nos ayudan aún más a comprender aquella tragedia ocurrida entre el 24 y 25 de agosto del año 79 que comenzó con una nube de aspecto inquietante y dimensiones colosales que se elevó en el firmamento (calculan que pudo subir más de 30 kms) para, poco después, arrojar sobre las ciudades próximas una gran lluvia de piedras volcánicas y ceniza, acompañada poco después de la presencia de gases tóxicos a elevadísimas temperaturas (el proceso es actualmente conocido como flujo piroplástico). Miles de personas perecieron y ciudades como Herculano, Pompeya y Estabia desaparecieron a la vista bajo varios metros de lava.

Hoy conocemos los detalles de aquel suceso de tintes apocalípticos gracias a las descripciones que Plinio el Joven envió por carta al historiador Tácito, relatando los pormenores de la muerte de su tío, Plinio el Viejo, fallecido durante la catástrofe. Sin embargo, pese a estos textos, las ciudades sepultadas permanecieron ocultas bajo la lava hasta que en 1738, gracias al interés y respaldo real que puso Carlos VII de Nápoles (poco después sería nombrado rey de España y pasaría para nuestra historia ya como Carlos III) se iniciaron las excavaciones, que por cierto fueron dirigidas por un ingeniero español: Roque Joaquín de Alcubierre. Pronto la importancia de estos yacimientos sería reconocida en todo el mundo, valorándose como los más importantes y mejor conservados de la época romana (los que tenemos la suerte de haberlos visitado podemos verificar que es realmente sorprendente e impactante poder pasear por las calles de Pompeya, viendo aceras, ¡pasos de cebra!, villas nobles (algunas con sus mosaicos y pinturas), locales comerciales, y diversidad de recintos para esparcimiento público). ¡Un auténtico tesoro!

Recordemos para finalizar que el Vesubio, protagonista de esta historia, es un volcán que ha entrado en actividad en numerosas ocasiones desde entonces. Se contabilizan, por dejar constancia al menos de las más recientes, seis erupciones en el siglo XVIII, ocho en el siglo XIX (notable la de 1872), y tres en el siglo XX (la última en 1944). Hoy el volcán se encuentra monitorizado mediante una gran red de estaciones sísmicas y gravimétricas que esperemos permitan predecir futuras erupciones y minimizar con ello los riesgos asociados para las poblaciones cercanas. No obstante, el temor a que la historia pueda repetirse algún día permanece latente, pues la fuerza de la naturaleza, como ya hemos comprobado en otras ocasiones, puede llegar a ser incontrolable.

   Dirección: Pza. Castilla
   Horario: De 10:00 a 21:00 horas (último acceso a las 19:30 horas).
   Precio: 6 € entrada general
   Metro más próximo: Plaza de Castilla