De las
fuentes públicas que se construyeron en Madrid en tiempos de la 2ª República la
única que permanece claramente identificada hoy como tal es la Fuente de
Cabestreros, ya que tras la Guerra Civil, con la instauración de la dictadura franquista, se ordenó
retirar de todos los elementos públicos las referencias explícitas a la
anterior etapa política, salvándose la inscripción existente en esta fuente no
porque se decidiese darle un tratamiento especial a la misma, sino simplemente
porque a la autoridad municipal competente, que no debía serlo tanto, se le
olvido por lo visto su existencia (sin duda a ello contribuyó su ubicación en uno de los
denominados barrios bajos de la ciudad, el de Lavapiés, que por su condición
humilde fue entonces, como lo sigue siendo ahora,
insuficientemente atendido por quienes tienen responsabilidades municipales).
Pues bien,
sirviéndonos de que dicho error dotó a la mencionada fuente de esa peculiaridad
histórica, hoy la he elegido para proponer encaminar hacia ella uno de nuestros
paseos, pues aunque en si misma carece de cualquier atractivo monumental (es
una sencilla fuente de estructura de granito rematada con un adorno en forma de
piña, con dos pilones laterales y dos caños, de los que ya no sale agua), tiene
el encanto de la curiosidad y el atractivo complementario de estar enclavada en
uno de los barrios más castizos de nuestra ciudad, cuna en su día de los
manolos y manolas, y en el que hoy se respira un enriquecedor ambiente
multicultural y étnico, similar seguramente en esencia al que hace siglos
también se vivió allí con la convivencia de judíos, árabes y cristianos.
La Fuente
de Cabestreros se encuentra en la plazoleta existente en la intersección de la
calle Mesón de Paredes con la calle de Cabestreros. Esta pequeña plazuela
actualmente se ve visualmente integrada con la gran plaza de Nelson Mandela que
se abre al otro lado de la calle y que ocupa lo que hasta mediados del siglo XX
fue el convento de monjas de Santa Catalina de Sena (el muro primitivo de esta institución puede verse en la foto adjunta publicada en su día por El Mundo).
El nombre
de "cabestreros", que da nombre a la calle y a la plazuela, responde
a que en aquel lugar es en donde se establecieron, dentro de una distribución comercial
por gremios, los trabajadores del cáñamo, a los que se les llamaba cabestreros
por ser los que hacían los ramales o cabestreros para las caballerías. La
fuente curiosamente también fue conocida por muchos como “la de los Machos”,
porque según el saber popular sus aguas tenían unas propiedades especiales que exaltaban
la virilidad de los hombres que la bebían.
En este lugar ha existido una fuente al menos desde el siglo XVII, representada en el plano de Texeira. En el siglo XIX fue sustituida por una muy sencilla, de faroles. La fuente actual se colocó en la época de la II República Española, en concreto en el año 1934 como se puede observar en la inscripción realizada en la piedra.
Madrid cuenta, además de esta, con otras fuentes de tiempos de la República, aunque no están como hemos ya dicho identificadas como esta con inscripciones literales al respecto. Es el caso, por ejemplo, de la fuente de la Cuesta de los Ciegos, en la calle de Segovia, a los pies de la escalinata que sube hasta las Vistillas, o de la mayoría de las fuentes que existen en la Casa de Campo en las proximidades del Lago, como la de Neveros, la del Triángulo, o la del Plátano Gordo.
En este lugar ha existido una fuente al menos desde el siglo XVII, representada en el plano de Texeira. En el siglo XIX fue sustituida por una muy sencilla, de faroles. La fuente actual se colocó en la época de la II República Española, en concreto en el año 1934 como se puede observar en la inscripción realizada en la piedra.
Madrid cuenta, además de esta, con otras fuentes de tiempos de la República, aunque no están como hemos ya dicho identificadas como esta con inscripciones literales al respecto. Es el caso, por ejemplo, de la fuente de la Cuesta de los Ciegos, en la calle de Segovia, a los pies de la escalinata que sube hasta las Vistillas, o de la mayoría de las fuentes que existen en la Casa de Campo en las proximidades del Lago, como la de Neveros, la del Triángulo, o la del Plátano Gordo.