Museo Naval de Madrid

Aunque creo haber ido de pequeño, la verdad es que no recordaba mi visita al Museo Naval de Madrid y he de confesar, al verlo ahora, que es uno de esos museos que realmente merece la pena no perderse y al que debemos dedicar seguramente más de una visita para poder admirar con tranquilidad lo que en el se expone (es mucho más amplio de lo que aparenta).

Exteriormente este museo, ubicado en los bajos del Cuartel General de la Armada (Paseo del Prado, 5) pasa quizás algo desapercibido, pues el edificio no llama la atención. La entrada es realmente poco atractiva y el espacio de recepción de visitantes pequeño (si coinciden varios, se forma un cierto apelotonamiento en el tramite de registro del DNI que, por cierto, no debes olvidar llevar para poder acceder). El interior es ya otra cosa. Museo de evocación romántica, está dividido en 26 salas agradables de ver y que incluyen dos amplios patios de techumbre bonitamente acristalada. El recorrido está señalizado, de forma que podemos seguir por una parte la evolución cronológica de la Marina española desde los Reyes Católicos a la actualidad y, al tiempo,  detenernos en una serie de espacios monográficos.

La cantidad de fondos que se conservan y pueden verse en este museo es enorme y heterogénea: Instrumentos astronómicos, científicos y de navegación, modelos de buques (algunos realmente impresionantes), maquetas de arsenales, planos y mapas (a destacar la carta universal de 1500 de Juan de la Cosa en la que aparece el continente americano por primera vez), armas, banderas, uniformes, cuadros de batallas navales y de personajes históricos, etc.

Entre los espacios monográficos me resultó muy interesante, por ejemplo, el ampliamente dedicado a la nao San Diego, barco español hundido frente a las costas de Manila en diciembre de 1600. Se muestra un vídeo sobre la recuperación de sus restos y se expone una amplia muestra de diferentes objetos rescatados, relacionados con la vida a bordo, armamento y enseres personales  que testimonian la vida y costumbres de la época.

El Museo Naval fue inaugurado provisionalmente el 19 de noviembre de 1843 por la reina Isabel II de España en la Casa o Palacio de los Consejos, en la calle Mayor de Madrid, actualmente sede de la Región Militar Centro. Posteriormente pasó por varias sedes (primero la Casa del Platero, situada en la calle Bailén entre el Palacio Real y la desaparecida Iglesia de Santa María de la Almudena, luego el Palacio de los Ministros en la plaza de la Marina Española) hasta que finalmente se trasladó a su ubicación actual, reabriéndose en 1932.

El origen de las colecciones del Museo es muy diverso, debiéndose en gran parte a aportaciones de la Casa Real, de la antigua Secretaría de Marina, de las extinguidas Compañías de Guardias Marinas, de los Departamentos Navales de la Península y los apostaderos de Filipinas y Cuba, así como del Depósito Hidrográfico, del Real Instituto y Observatorio de San Fernando, del Instituto Hidrográfico de Cádiz, y de un sinfín de donativos particulares.

La entrada a este museo es gratuita, aunque solicitan voluntariamente un donativo de 3 euros para contribuir al mantenimiento del museo. ¡Merece la pena pagarlos!