Aunque
en otro momento dedicaré en este blog espacio específico a las visitas guiadas que es posible hacer a los edificios del Senado y del Congreso, ahora simplemente me
centraré en comentar algo de su historia común, pues más allá de su actividad política, ambas instituciones comparten curiosamente el que sus sedes se asientan sobre antiguos conventos. Veamos pues algo de esos orígenes y alguna que otra curiosidad:
Remontémonos a principios del siglo XIX. España, tras la
invasión napoleónica de 1808, se va a ver profundamente convulsionada, y no
sólo por la Guerra de la Independencia, sino por la crisis institucional que
sufrió en los años siguientes y que significaron en buena medida una puesta en valor del papel de la
ciudadanía respecto al que había mantenido en etapas anteriores. Ausente la corona del país por decisión forzada de los invasores, vemos como a partir de 1810 se reunirán en Cadiz las Cortes
de regencia, elegidas mediante sufragio restringido, y que van a promover importantes
reformas, entre las que destacará la redacción de la que será la primera de nuestras Cartas Magnas:
la Constitución de 1812. Dichas Cortes (unicamerales en aquel momento) se
trasladarán en 1814 a Madrid ante el anuncio del regreso a España del
rey Fernando VII (el “deseado”), fijando como lugar de reunión en la capital la
iglesia del convento de la Encarnación,
o como más comúnmente se le conocía, convento de doña María de Aragón.

En los
años cuarenta del siglo XIX se decidió mejorar la infraestructura parlamentaria
de ambas institución. En 1840 se va a derribar la iglesia del colegio de doña
María de Aragón y en su espacio se construirá un Salón de Sesiones. La
adaptación, obra de Aníbal González, se vio sujeta a las dimensiones del
espacio existente, por lo que se optó por poner bancos enfrentados para los senadores,
al modo de la corte inglesa. El resultado fue un salón neoclásico, de forma
oval, con un techo más bajo que el de la iglesia gracias a una cubierta pintada
al trampantojo, que fue decorada con motivos arquitectónicos y no con motivos
mitológicos, como era habitual en otros palacetes de Madrid.
El gran retablo, obra de El Greco, que como ya mencioné presidía el altar mayor de la antigua iglesia, no pudo finalmente recuperarse para el nuevo Salón de Sesiones, decidiéndose su división y reparto por diversos lugares de España. Estaba formado, según se cree, pues no existe documentación fidedigna clara, por siete pinturas originales de El Greco (seis grandes y una menor en la parte alta), además de por seis esculturas de madera, que se han perdido. El cuerpo central, estructurado en dos pisos y tres calles contenía las siguientes pinturas: En la parte inferior, se encontraba "La Anunciación", flanqueada por "La adoración de los pastores" y "El bautismo de Cristo". En la parte superior, "La crucifixión", con "La resurección de Cristo" y "Pentecostés" a ambos lados. De estas pinturas (la pequeña superior no se ha identificado), actualmente cinco se conservan en el Museo del
Prado, y la otra ("La adoración de los pastores") se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Bucarest (Rumanía).

Por lo
que respecta al edificio del Congreso indicaré que su reforma se iniciará en
1842 con la demolición de la iglesia. Un año después se pondría sobre su solar la
primera piedra del futuro palacio del Congreso de los Diputados, proyecto y
obra del arquitecto Narciso Pascual y Colomer. El nuevo edificio fue inaugurado
oficialmente por la reina Isabel II el 31 de octubre de 1850 (durante los años
que duraron las obras, los diputados se reunieron en el Salón de baile del
Teatro Real de Madrid). En esencia es el edificio que actualmente vemos, aunque
como también ocurrió con el Senado, en años posteriores se hicieron algunas
importantes ampliaciones que son claramente patentes a la vista desde el mismo
exterior.
Puesto
que como ya dije dedicaré a Senado y Congreso entradas independientes centradas
sobre todo en lo que podemos ver en una visita a su interior, aquí sólo
destacaré del edificio del Congreso un aspecto de su fachada: La entrada monumental. Ese gran pórtico de
seis columnas corintias soportando un frontón triangular (el bajorrelieve
representa a España con la Constitución, acompañada a ambos lados por imágenes
que idealizan la Fortaleza, la Justicia, el Valor, las Ciencias, la Armonía,
las Bellas Artes, la Agricultura, el Comercio, los Ríos, la Abundancia y la Paz)
y que se ve precedido por una amplia escalera flanqueada por dos grandes leones
de bronce, sin duda los iconos más representativos del edificio.

Estos leones representan a Hipomenes y Atalanta, aquellos héroes de la mitología griega que Cibeles transformó en fieros animales del mismo sexo como castigo por su relación amorosa (los tenemos también en Madrid en la Fuente de la Cibeles), pero para la cultura popular, a esos leones se les identifica desde siempre con los nombres de Daoíz y Velarde, en honor de los dos capitanes insurrectos muertos durante el levantamiento del dos de mayo. Los leones son famosos, y resulta curioso que en torno a ellos se suscitó en 2012 una cierta polémica promovida por el Canal Historia de la televisión: ¿debería implantarse al león Daoíz (el de la derecha según los vemos de frente) una prótesis de saco escrotal?. Se destapó que por un posible error en el proceso de fundición se había omitido dicho detalle sexual en el animal al crear la figura y algunos propusieron como reparación hacerle un implante. Finalmente se aplicó cordura y se desestimó la idea.
Estos leones representan a Hipomenes y Atalanta, aquellos héroes de la mitología griega que Cibeles transformó en fieros animales del mismo sexo como castigo por su relación amorosa (los tenemos también en Madrid en la Fuente de la Cibeles), pero para la cultura popular, a esos leones se les identifica desde siempre con los nombres de Daoíz y Velarde, en honor de los dos capitanes insurrectos muertos durante el levantamiento del dos de mayo. Los leones son famosos, y resulta curioso que en torno a ellos se suscitó en 2012 una cierta polémica promovida por el Canal Historia de la televisión: ¿debería implantarse al león Daoíz (el de la derecha según los vemos de frente) una prótesis de saco escrotal?. Se destapó que por un posible error en el proceso de fundición se había omitido dicho detalle sexual en el animal al crear la figura y algunos propusieron como reparación hacerle un implante. Finalmente se aplicó cordura y se desestimó la idea.