
El tren como medio de transporte de personas y mercancías experimentó un gran auge durante
la segunda mitad del siglo XIX (recordemos que en España el primer trayecto, Barcelona-Mataró, se inauguró en 1848). Numerosas líneas ferroviarias se fueron construyendo en nuestro país impulsadas por diversas compañías que posteriormente el Estado concentraría bajo su tutela, líneas que como ocurre
con la que nos ocupa, se proyectan inicialmente en ocasiones de forma aislada, sin conexión funcional con el resto de la red general. Así, la decisión de instalar una línea de ferrocarril de vía estrecha entre
Madrid y Arenas de San Pedro partió de un proyecto planteado por el Ministerio
de la Guerra allá por 1891, y que posteriormente se verá modificado en 1927
a fin de aprovechar para su trazado parte de otra línea ya existente y en
funcionamiento, la que unía Madrid con Almorox (Toledo).
Dicha línea partía en
Madrid de la hoy desaparecida estación de Goya, situada en la zona de Puerta del Ángel próxima al Puente Segovia. Esta estación, que algunos recordamos fundamentalmente porque junto a las de Delicias, Norte (Príncipe Pío) y Mediodía (Atocha) formaban el cuarteto de casillas cardinales del juego de mesa Monopoly, se llamó de
Goya por construirse en terrenos próximos a la que fue Quinta el Sordo, residencia
última del artista aragonés antes de su marcha definitiva a Burdeos y en cuyos muros estampó
sus famosas Pinturas Negras. Desde dicha estación y atravesando la zona de Cuatro Vientos,
Móstoles, Villaviciosa y Navalcarnero se llegaba a Villamanta, en donde se fijó la desviación del ramal hacia Arenas siguiendo el trazado que por allí marcaba el río Alberche.



Para acceder al comienzo de la ruta de esta vía verde debemos entrar por una pequeña pista
que, poco antes de llegar a Pelayos de la Presa, sale según venimos por la M-501 de Madrid a la izquierda, después de cruzar el Alberche por el puente
de San Juan. El camino baja a un área recreativa a orillas del embalse donde
aparcaremos nuestro vehículo. Desde el aparcamiento y tras una pequeña subida
alcanzaremos la plataforma ferroviaria. Ya sólo queda seguir el margen del
pantano hasta la presa. No hay pérdida. Como señalé, son siete kilómetros de ida y otros tanto de vuelta en
agradable y cómodo paseo, pero si no te importa andar algo más, te sugiero complementes el
trayecto incorporando al mismo un pequeño recorrido por los espléndidos pinares de la zona, paseo que además te permitirá obtener unas buenas vistas de todo aquel entorno natural.
Si te interesa la propuesta puedes ver el recorrido pinchando aquí.
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