
En esta ocasión la propuesta que planteo es la de hacer una
visita a la famosa Residencia de Estudiantes aprovechando que en ella se expone,
temporalmente, la muestra “
100 % Residencia. Una tradición recuperada”.
La exposición nos permitirá refrescar el conocimiento sobre lo mucho que
significó esta institución en el ámbito de la renovación cultural y social en
la España del siglo XX previa a la Guerra Civil, así como su devenir durante la
contienda y los años posteriores, sin olvidar la labor de recuperación de
actividad que actualmente se está llevando a cabo.

La
Residencia de
Estudiantes de Madrid se funda en 1910 a iniciativa de la Junta para
Ampliación de Estudios (JAE), institución encargada de promover la
investigación y la educación científica en España en la primera parte del siglo
XX y que fue el antecedente del actual Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC). La Residencia se convertirá desde sus inicios en una
alternativa educativa progresista y renovadora, asemejándose a la desarrollada
en otros países mucho más abiertos culturalmente que la encorsetada España (recordemos,
por ejemplo, que estaba suprimido el derecho de cátedra en las universidades). El
nuevo espíritu educativo que impregnará la actividad de residentes, tutores y
profesores se basará en el ideario epicúreo de la Institución Libre de
Enseñanza (ILE) fundada por Francisco Giner de los Ríos en 1876, y que en buena
medida queda reflejado en esta frase de su fundador: “Nuestra juventud tiene
que estudiar más, trabajar más, pensar más, jugar más, dormir más, comer más,
divertirse más”. Es bajo esta filosofía, fomentadora de la convivencia entre
personas culturalmente inquietas y facilitadora al tiempo de entornos en los
que desarrollar y debatir las ciencias y las artes, donde la Residencia
asentará su éxito.
La primera sede de la Residencia de Estudiantes se
estableció en un edificio alquilado en el número 14 de la calle Fortuny, pero viéndose que
estas dependencias no reunían los requerimientos necesarios para un adecuado
desarrollo de las actividades se decidió en 1913 iniciar la construcción de un conjunto
de varios pabellones en los llamados Altos del Hipódromo (el nombre de esta
colina, renombrada posteriormente por Juan Ramón Jiménez como colina de los
Chopos, responde a su situación junto al
antiguo hipódromo de Madrid que
se levantaba en la Castellana, sobre los terrenos que hoy ocupan los Nuevos
Ministerios). Las nuevas instalaciones, cuyos edificios principales vemos
reformados actualmente, se inauguraron en 1915 y fueron construidos por los
arquitectos
Antonio Flórez y Francisco
Javier Luque.

Las habitaciones de los residentes se encontraban repartidas
por los cinco pabellones que comprendía el complejo arquitectónico de la
Residencia. Los Pabellones Gemelos, los dos primeros que nos encontramos cuando
accedemos al recinto, estaban enteramente ocupados por habitaciones, pero
también había residentes viviendo en el Pabellón Central –donde además estaba
el salón de actos, el comedor, los despachos de dirección y administración y
otros servicios generales-, y en el Pabellón de Laboratorios, más conocido como
Transatlántico, en el que las habitaciones de los residentes convivían con los
laboratorios científicos. Unas pocas habitaciones más se ubicaban en el llamado
Quinto Pabellón, con el anexo de la biblioteca. Las habitaciones (se puede ver
como era una de ellas a través de la amplia cristalera-expositor que hay en la
zona ajardinada entre los Pabellones Gemelos) ofrecían a los residentes un
lugar sin lujos pero cómodo, en el que siguiendo las recomendaciones de la ILE
se cuidaba la buena ventilación e iluminación, al tiempo que el gusto por el
refinamiento decorativo basado en elementos populares.

Durante la etapa más floreciente de la Residencia –la previa
al estallido de la guerra civil-, Alberto Jiménez Fraud fue el director de la institución
y entre los residentes podemos citar a un gran número de hoy reconocidos
representantes de nuestra cultura: García Lorca, Luis Buñuel, Salvador Dalí, José
Moreno Villa, Miguel de Unamuno, Rafael Alberti, Severo Ochoa, Manuel de Falla,
José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, Blas Cabrera, Eugenio d'Ors, etc. Prueba
de la importante actividad cultural
que
se desarrollo en la institución es que por su salón de conferencias pasaron las
más altas personalidades de la cultura extranjera (Einstein, Howard Carter, Marie
Curie, Ígor Stravinski, Herbert George Wells, Le Corbusier, Keynes, …) y, por
supuesto también de la española (Julián Besteiro, Santiago Ramón y Cajal,
Manuel de Falla, Unamuno, Eugenio d'Ors, Valle-Inclán, Manuel Machado, León
Felipe, …). ¿No te hubiese apetecido compartir aquel ambiente?.
Con la guerra civil, las actividades de la Residencia de
Estudiantes terminaron abruptamente. Durante la contienda y como recurso para
salvar el edificio y su magnífica biblioteca, fue ofrecido como sede de un
hospital y sucesivamente un orfanato y un cuartel de carabineros, que en efecto
se alojaron allí durante un tiempo. Con la instauración de la dictadura de
Francisco Franco, buena parte de sus residentes y profesores se vieron forzados
a exiliarse al extranjero o silenciados en un exilio interior.

La Residencia de Estudiantes es en la actualidad una
fundación privada, creada por el CSIC, que mantiene un importante fondo
documental y que organiza frecuentes conferencias, mesas redondas, conciertos,
lecturas de poemas, encuentros y exposiciones,
recuperando con todo ello el espíritu de lo que fue si idea inicial: un
espacio abierto al debate, la reflexión crítica y la creación en torno a las
tendencias de nuestra época.
Residencia de Estudiantes
Dirección: c/ Pinar, 23
Horario: De 11 a 20 h lunes a sábado.
Domingos de 11 a 15 h.
Precio: entrada libre