La Rosaleda del Retiro

La Rosaleda del Parque del Retiro luce estos días su multicolor gama cromática, un espectáculo floral que atrae cada primavera a numerosos paseantes deseosos de disfrutar con la contemplación de las vistosas rosas que, en gran número y variedad, allí se concentran. Las hay rojas, blancas, rosaceas, amarillas, fucsias, ... ¡Una preciosidad!

De las tres rosaledas públicas de las que dispone Madrid (La del Parque del Oeste, la del Jardín Botánico y la del Parque del Retiro) esta es sin duda, por su ubicación y accesibilidad, la más visitada por los madrileños y seguramente también la más retratada, pues ¡cuántas fotografías de novios o posados de bodas y primeras comuniones no tendrán de fondo este lugar!


La Rosaleda del Retiro está situada al final del Paseo de Coches, cerca de la Plaza del Ángel Caído. Allá por 1870 este sitio lo ocupaba un estanque artificial, llamado de patinar ya que para tal fin se utilizaba cuando se helaba en invierno, cosa no obstante que ocurría menos veces de las deseadas por los patinadores, pues al estar en una zona despejada del parque el hielo duraba poco. Fue por ello que, en 1876, se decidió trasladar el área de patinaje a la zona más sombría del denominado Campo Grande, creando allí una Ría circular con una pequeña isla central a la que se podía acceder por puentes. El lugar permanece actualmente y, aunque no se usa para patinar, constituye uno de los rincones con encanto del Retiro.

Sobre el espacio del antiguo estanque de patinar se instaló en 1883 un invernadero que el Marqués de Salamanca cedió al Ayuntamiento y que hasta ese momento había estado en el jardín de su Palacio del Paseo de Recoletos. El invernadero, de los de tipo estufa, había sido construido en Londres y fue una de las primeras construcciones de hierro y cristal en su tipo que adornaron los palacios del eje noble de Madrid. Tenía forma rectangular y bóveda de cañón, disponiendo en su interior de una serie de termosifones que mantenían la humedad necesaria para el cultivo de especies exóticas de plantas. Este invernadero se mantuvo hasta 1930, pero ya algo antes, en 1914, el alcalde de Madrid, que por aquel entonces era Carlos Prat, había encargado al recientemente nombrado Jardinero Mayor Cecilio Rodríguez el diseño en aquel lugar de una Rosaleda al estilo de las existentes en otras capitales europeas, encargo para el que Cecilio viajó a Francia a fin de buscar inspiración y adquirir de paso rosales. El modelo de rosaleda elegido fue el de Bagatelle, en los jardines del Bosque de Bolonia de París, trayéndose además de aquel viaje 12000 rosales de más de 350 especies diferentes.

La Rosaleda que hoy vemos, pese a haber sido remodelada varias veces desde su creación (en la Guerra Civil, sin ir más lejos, se destruyo gran parte de la misma) mantiene el diseño original: Tiene una superficie aproximada de 0.8 hectáreas y es de forma elíptica, estando delimitado perimetralmente el recinto por un seto de ciprés que permite el acceso por cuatro puntos. La distribución interior de caminos y parterres guarda la simetría propia de los jardines de estilo francés e incluye dos fuentes y un estanque central.

¡Merece la pena darse un paseo por allí!