Puente de San Fernando

De los puentes históricos de Madrid seguramente el menos conocido, por encontrarse a las afueras de la ciudad y por haber quedado desde hace años relegado casi exclusivamente al paso de los ciclistas que recorren el anillo verde que hoy lo cruza, es el Puente de San Fernando.

Situado sobre el río Manzanares, en el tramo donde se separan la autovía de La Coruña y la carretera del Pardo, este puente de sillares de granito fue construido en el año 1750, en el contexto de un proyecto de acotamiento y mejora de los accesos a El Pardo llevado a cabo durante el reinado de Fernando VI y que incluyó, además del puente, la creación de la cerca que rodea al Real Sitio, la Puerta de Hierro, la marca de Fuencarral, y una serie de pequeños puentes sobre diversos arroyos afluentes del Manzanares.

Anteriormente al Puente de San Fernando en el lugar existió una pasarela de madera que, supongo por su color, era conocido como el Puente Verde de Madera. No es que fuera un nombre muy ocurrentes para estar en pleno Siglo de las Luces, pero ¡es lo que hay!

El puente que hoy vemos presenta dos tramos independientes, construidos en diferentes épocas. El primitivo de 1750 es el situado en la parte más oriental y consta de cuatro ojos (originalmente llegó a tener seis). Fue diseñado por el arquitecto Jaime Bort, autor por ejemplo también de la fachada principal de la Catedral de Murcia. Debido a que con posterioridad el cauce del río sufrió un desplazamiento, en el año 1856 se construyó, siguiendo por suerte estética el mismo estilo del primer puente, un nuevo tramo de tres vanos y que quedó unido al anterior mediante un muro que da continuidad longitudinal al conjunto, de tal forma que desde la parte superior no se percibe la existencia de dos estructuras, la “moderna” que es por donde discurre actualmente la corriente, y la antigua, que ha quedado sobre tierra firme (bajo uno de sus ojos existe ahora un acceso auxiliar al antiguo Parque Sindical y actualmente Parque Deportivo Puerta de Hierro).

 Sobre el murete protector de la parte alta, a ambos lados del puente, están colocadas frente a frente dos estatuas que representan a Fernando III el Santo y a Santa Bárbara, las cuales fueron erigidas en honor de los reyes Fernando VI y Bárbara de Braganza, por ser los santos de quienes provienen sus respectivos nombres. La denominación de Puente de San Fernando se corresponde con la mencionada escultura del monarca allí presente. Ambas esculturas son obra de Vicente Bort, hermano del mencionado constructor del puente, y que habiendo sido también uno de los artistas que colaboró en los grupos escultóricos del exterior del Palacio Real, los populares “Reyes godos”, se ve que mantuvo aquí el mismo estilo.


El puente, reservado ahora al paso como he mencionado de ciclistas y paseantes en ruta por el Anillo Verde Ciclista, soportó el paso de vehículos hasta el último tercio del siglo XX, pues servía de enlace entre la M-30 y la A-6. Tras la construcción de un viaducto en sus inmediaciones, que cumple ahora este cometido, la circulación de automóviles está por suerte prohibida.