Casa Garay

A finales del siglo XIX y principios del XX buena parte de la burguesía madrileña, que hasta entonces había vivido prioritariamente en el centro de la ciudad, va a trasladar su residencia a los nuevos barrios del norte de la capital que van consolidándose en el marco del Plan de Ensanche aprobado en 1860 y que se conoció como Plan Castro por haber sido el arquitecto e ingeniero Carlos María de Castro quien lo diseñó. En torno al eje del Paseo de la Castellana (denominado en el siglo XIX Paseo Nuevo de las Delicias de la Princesa, en honor a la futura Isabel II) se conforman los nuevos barrios ricos de Almagro y Salamanca, con grandes avenidas y calles de trazado regular en la que se levantan palacetes y bloques de casas con porte distinguido.


Una de estas edificaciones de hermosa fachada es la que aquí quiero hoy mencionar: la Casa Garay.

Esta casa, situada en el número 42 de la calle Almagro, fue mandada construir por Antonio Garay Vitorica, un adinerado personaje (poseía extensas propiedades en Extremadura y fue, por ejemplo, uno de los fundadores de Hidroeléctrica) que abrió casa en Madrid al ser nombrado diputado a Cortes por el bloque conservador  en representación de la provincia de Cáceres, cargo que desempeñaría durante 5 legislaturas (entre 1916 y 1923).

Manuel María Smith e Ibarra fue el arquitecto que diseñó el palacete de estilo regionalista que hoy podemos admirar. Este arquitecto vasco había sido el autor de la Estación de Atxuri de Bilbao y era además el máximo representante en Euskadi, de donde era originario también Garay, de la arquitectura residencial burguesa de la época, pudiendo admirarse varias de sus construcciones actualmente a lo largo del “Paseo de las Grandes Villas” en Getxo. El palacete de Madrid comenzó a construirse por Manuel María Smith en 1914, siendo finalizado en 1917 por otro notable arquitecto, Secundino de Zuazo Ugalde, autor por ejemplo en Madrid del proyecto de los Nuevos Ministerios.

La Casa Garay mantiene a fecha íntegras las fachadas y cubiertas, aunque no así el interior de la construcción, que fue plenamente remodelado para acoger en 1979 las dependencias del Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos de Madrid (hay que decir que gracias a ello el palacete se conserva en aparente buen estado, pues antes de esta ocupación estuvo unos años abandonado y a punto por lo visto de ser demolido).

Sobre la puerta principal de entrada al palacio por la calle Almagro destaca el gran escudo de los Garay, con los dragones, antorchas y roleas, y sobre este un hermoso ventanal con un parteluz donde apoyan dos arcos  de medio punto de estilo plateresco.

Siendo bonita la fachada a la calle Almagro no lo es menos la que lo hace a la calle Jenner, destacando quizás aquí la torre chaflán y el enlace de esta con el cuerpo lateral del edificio, en el que vemos una bella terraza enmarcada por un gran arco. El conjunto de piedra de ambas fachadas queda resaltado por el contraste que en lo alto del edificio dan los aleros sobresalientes de madera oscura, típicos del norte de España. El conjunto queda visualmente rematado por una gran veleta de hierro de elaborada forja, como también lo es la utilizada en las diversas balconadas.

A la muerte del empresario el palacio se vendió y fue pasando por diferentes manos. Durante un tiempo fue la sede de la embajada de Bélgica, y también se utilizó por lo visto durante la Guerra Civil como hospital de sangre.


Si pasas por allí, no dejes de fijarte en este hermoso edificio.