Joan
Fontcuberta (Barcelona 1955) está considerado uno de los fotógrafos actuales
más relevantes a nivel europeo y una de las voces más reconocidas y respetadas en el
panorama internacional. Artista, docente, ensayista, crítico y promotor de arte
español especializado en fotografía, ha recibido numerosos premios dentro y
fuera de España: En 1988 recibe el premio David Octavious Hill por la
Fotografisches Akademie GDL de Alemania, en 1994 el Ministerio de Cultura en
Francia le otorga el Chevalier de l'Ordre des Arts et des Lettres, el
Ministerio de Cultura de España le da en 1998 el Premio Nacional de Fotografía y
el Premio Nacional de Ensayo en 2011. Así mismo, en 2013 va a convertirse en el
primer español que consigue el Premio Hasselblad como reconocimiento al
conjunto de su actividad fotográfica, uno de los galardones más prestigiosos en
el mundo de la fotografía, que también han recibido autores como Cartier-Bresson
o Richard Avedon, Josef Koudelka o Robert Frank.
La muestra
“Imago, ergo sum” nos permite comprobar la originalidad de Joan Fontcuberta, pues como he dicho recoge una amplia selección de varios de sus proyectos más relevantes desarrollados
entre 1984 y 2014: Milagros & Co, Herbarium, Sputnik, o Trepat entre otros.
Proyectos que se desarrollan a través de
diferentes soportes (fotografías, libros, objetos y audiovisuales) y en los que se respeta la máxima defendida por el autor de que la obra de un artista debe tener en cuenta no
sólo el contenido sino también el continente donde su obra va a ser
visualizada: Un mural, un libro, una proyección, etc.
Las publicaciones de Joan Fontcuberta, la mayoría de ellas con ediciones agotadas hace tiempo e imposibles ya de conseguir, están lejos de ser típicas publicaciones recopilatorias de
fotografías de un autor en torno a un tema central. Las suyas son auténticas historias noveladas, narraciones creíbles cuya verosimilitud se ve respaldada por el cuidado apoyo documental de las imágenes que acompañan a los textos. Bueno, en realidad son los textos los que acompañan a las imágenes, pues estas son las que dan verdadera fuerza a la narración. Historias curiosas que en realidad son falsas historias, pequeñas y grandes gamberradas audiovisuales que siembran de dudas al espectador. ¿Qué es verdad y qué es mentira?
A Joan Fontcuberta le gusta decir, y comparto su reflexión, que en realidad la verdad no existe, existen puntos de vista. Él, gracias al gran dominio de la técnica logra dar visos de credibilidad a su mensaje, buscando con sus imágenes estimular el pensamiento y el espíritu crítico del espectador. De ahí el sentido del título de la exposición.
A Joan Fontcuberta le gusta decir, y comparto su reflexión, que en realidad la verdad no existe, existen puntos de vista. Él, gracias al gran dominio de la técnica logra dar visos de credibilidad a su mensaje, buscando con sus imágenes estimular el pensamiento y el espíritu crítico del espectador. De ahí el sentido del título de la exposición.