Exposición temporal: El Hermitage en El Prado

Hasta el 25 de marzo de 2012 se expone en el Museo del Prado la exposición temporal El Hermitage en el Prado, una ocasión realmente única de ver fuera de su sede original una buena representación de obras de una de las más importantes pinacotecas del mundo (la muestra se enmarca en la celebración del Año Dual España-Rusia 2011, que arrancó con la presentación inversa, en San Petersburgo, de “El Prado en el Hermitage”.

La selección de obras que podremos contemplar en Madrid incluye no sólo pinturas y dibujos, sino también destacadas piezas de arqueología, artes decorativas, mobiliario y esculturas, datadas entre el siglo V a.C. y el siglo XX.

La exposición El Hermitage en el Prado está estructurada en varias secciones organizadas de forma cronológica y precedidas, a modo de introducción, de una representación pictórica de los zares fundadores de la colección (Pedro I, Catalina II y Nicolás I). Se muestra, en la primera sala, una interesante colección de piezas antiguas de oro originarias de los escitas de Eurasia y de orfebres griegos, todas ellas anteriores al siglo III a.C. En salas posteriores disfrutaremos con una completa y representativa selección de pinturas, dibujos y esculturas de los siglos XVI al XX, en la que encontramos por ejemplo obras de autores como Rembrant, Hals, Rubens, Tiziano, Caravaggio, Durero, Velázquez, El Greco, Monet, Picasso, Rodin, Matisse, Kandinsky, etc.


 Muy interesante también la colección de joyas y valiosas piezas de orfebrería occidentales y orientales, procedentes de regalos diplomáticos y de adquisiciones tras la integración definitiva, en 1885, de una parte importante de Asia Central en el Imperio Ruso.

Respecto al origen del Museo Hermitage se señala por los historiadores que nació oficialmente en 1764, cuando la emperatriz Catalina II (la Grande) compró una colección de 225 cuadros de pintura holandesa y flamenca a un comerciante berlinés. A raíz de esta primera colección, a la que se añadían algunas obras adquiridas anteriormente por Pedro I, Catalina quiso que su galería no fuera superada por las colecciones de otros monarcas y comenzó a comprar casi todo lo que se vendía en subastas europeas. El Palacio de Invierno de San Petersburgo, al que Catalina había trasladado su residencia oficial cuando asumió el poder, empezó a saturarse (cuentan que el comedor estaba adornado con 92 cuadros), por lo que mando construir un edificio aledaño al que trasladar las colecciones adquiridas y en el que podían ser admiradas por ella y por sus amigos y visitantes distinguidos. Al recinto le denominó “El Hermitage Pequeño” (de la palabra francesa “Ermitage” – “Refugio de un ermitaño”). Con posterioridad, dado que la colección fue aumentando, se amplió con otras edificaciones, hasta quedar como lo vemos actualmente, un complejo constituido por cinco edificios unidos: El Palacio de Invierno, el Teatro de Hermitage, el Hermitage Pequeño, el Hermitage Viejo y el Nuevo Hermitage.