El hito natural más destacado de esta ruta lo encontraremos muy
cerca de Navalafuente. Se trata de la cascada del Cancho, un vistoso salto de
agua que nos ofrece el arroyo Gargüera, afluente del río Guadalix, al atravesar
el barranco que lo encajona ya cerca de la linde del pueblo y que en estas
fechas, con el deshielo de la nieve en las cumbres de la sierra, se muestra
pletórico de caudal. Algo más arriba de la cascada se intuye la presencia de
algunos saltos más, pero son de difícil accesibilidad, por lo que nos deberemos
conformar con imaginar su presencia a través del sonido que flota en el
ambiente.
La ruta senderista que propongo y cuyo detalle puedes como
en otras ocasiones ver pulsando sobre el enlace que te facilito al final del
texto, deja no obstante la cascada del Cancho para el final, pues aunque está próxima al punto de salida, resulta un buen broche a nuestro paseo, camino que no nos resultará dificultoso pues carece de grandes
desniveles en general, siendo la parte más exigente la que discurre precisamente
junto al barranco del Gargüera, cuando nos toque ir bajando hacia el arroyo. El
valle lo recorreremos en la ida por la derecha, siguiendo en parte el trazado
del arroyo Albalá, para tras atravesar una zona de pradería y dehesa terminar
llegando a Valdemanco. El regreso a Navalafuente lo
haremos siguiendo la vía pecunaria que discurre algo más
elevada y que nos va a permitir tener una visión amplia de la zona. La jara, ahora
en flor, el cantueso y el tomillo contribuyen al placer del paseo campestre esparciendo en
el aire su aroma y, aunque no es un recorrido a hacer en días demasiado
calurosos por atravesar amplias zonas de escaso arbolado, junto a las zonas
próximas a los arroyos, encontramos proliferación de chopos, sauces y alisos que
aportan agradable sombra.
El elemento destacado en buena parte de esta ruta va a ser
el granito, piedra representativa de nuestra sierra madrileña y que aquí cobra
protagonismo, no sólo por verla en su estado natural sino por la presencia de
una gran cantera para su extracción (cantera de Navazales) y la existencia
testimonial en el recorrido de diversos elementos representativos del uso que tradicionalmente
se ha dado a esta piedra (puentes, piletas, muros, muelas de molino, potros de
herrar, etc). En línea con la buena costumbre de complementar el placer del
pasear con algo de “culturilla” sobre aspectos de nuestro recorrido completaré
esta entrada de blog con una breve información en torno al granito y el trabajo
de cantería que aquí se lleva a cabo.
De nuestra etapa escolar casi todos recordamos aquello de
que el granito es una roca producto del enfriamiento lento durante siglos del magma
del interior de la tierra y que se compone en esencia de tres minerales:
Cuarzo, feldespato y mica. También sabemos que el granito es utilizado mucho en
la construcción por su dureza y resistencia. ¿Algo más?
El granito efectivamente es y ha sido desde hace mucho
tiempo un elemento importante en la construcción y, debido a su abundancia y
calidad, el granito del área madrileña reconocido como uno de los mejores. De
las canteras madrileñas salió el granito para construir, por ejemplo, La Puerta
de Alcalá, el museo de El Prado, El Palacio Real, la Catedral de la Almudena, o el monasterio de El Escorial, y de dichas
canteras también partió el granito para grandes edificaciones más allá de
nuestro país, como es el caso de los aeropuertos de Atenas y Cork, el consulado
británico de Hong Kong o varios modernos centros comerciales de China.
Inicialmente fueron las canteras de Alpedrete, Zarzalejo y
Colmenar Viejo las que mayoritariamente proporcionaron la piedra para las
grandes y pequeñas construcciones en Madrid, aunque a ellas fueron sumándose con
el tiempo otras. Actualmente la región madrileña cuenta con 28 canteras de
piedra granítica en explotación, que se hallan dispersas en un arco que abarca
desde Cadalso de los Vidrios hasta Colmenar. En Cadalso abunda la variedad
conocida como monzogranito de grano grueso, de tonos rosáceos. Hay importantes
hitos en San Martín de Valdeiglesias, con monzogranitos de grano medio, y en
Chapinería, El Escorial, Galapagar-Torrelodones, Guadarrama, Collado Mediano,
Alpedrete, Zarzalejo, Moralzarzal, donde el granito recibe el nombre de piedra
berroqueña; y en Navalagamella, Sieteiglesias, El Berrueco, El Boalo,
Bustarviejo, Valdemanco y La Cabrera, entre otros enclaves.
La cantera de Navazales II, la que bordearemos en nuestra
ruta, es actualmente la segunda cantera de granito más extensa de la región (la
primera es la de Marcelino Martínez, en Cadalso de los Vidrios). La concesión
de explotación de esta cantera se concedió en enero de 1.989 y su explotación
ha sido recientemente renovada por 30 años más, desarrollando sus trabajos
mineros en dos unidades de explotación próximas denominadas Unidad de
Explotación Norte y Unidad de Explotación Sur. El recurso que se explota, al
amparo de este derecho minero, es granito ornamental para la obtención de
bloques, que una vez extraídos sirven para ser suministrados a la industria de transformación
de la piedra natural (se hacen, por ejemplo, baldosas, adoquines, bordillos,
placas, plaquetas, etc). Mineralógicamente, el granito aquí extraído está
constituida por los siguientes minerales: cuarzo (32%), feldespato potásico
(29%), plagioclasa (29%), biotita (9%) y minerales accesorios (1%).
Además de la extracción de bloques de granito para su empleo
como piedra ornamental, en la cantera se lleva a cabo la trituración del
granito procedente de los descartes o sobrante. Los áridos así producidos, en
diferentes fracciones granulométricas, son suministrados, por ejemplo, para la
elaboración de hormigón, mortero, para drenajes, etc.
Lejos queda ya el trabajo manual de los antiguos canteros,
incluso el de las voladuras en masa del macizo rocoso con explosivos de
pólvora, dinamita o gelatina explosiva, en los que el barrenado consistía en
abrir una cavidad cilíndrica en la roca con mazas y distribuir en los huecos abiertos cargas interconectadas
que se activaban por inflamación eléctrica. Hoy, para el corte de la piedra se
aplica hilo de diamante, disco metálico, chorro de agua, láser, haces de
electrones y reactivos, plasma o cementos expansivos.
Apuntar por último en torno al tema del granito que asociada
a su presencia también lo es la de otro elemento gaseoso, la del radón. El
granito, junto a algunos tipos de pizarra y los yesos fosfatados, figura entre
los materiales que emiten mayores concentraciones de radón. El gas radiactivo
es inofensivo en el espacio exterior, pero puede tener graves consecuencias
para la salud cuando se acumula en espacios cerrados por encima de ciertos
límites (por encima de cuatro picocurios por litro de aire). Al tratarse de un
gas pesado (siete veces y media más que el aire), tiende a concentrarse sobre
todo en sótanos y viviendas bajas. Es por ello que las personas que viven en
zonas graníticas (en España Galicia es la comunidad autónoma más expuesta, junto con Asturias, parte de Cataluña y la sierra madrileña) deben guardar ciertas precauciones,
siendo el remedio casero más sencillo para minimizar las concentraciones de
radón en sus casas abrir de par en par las ventanas al menos una vez al día o
colocar, especialmente en las áreas más bajas, como sótanos y garajes, un extractor que
facilite de cuando en cuando la salida del aire al exterior.
Detalle de la ruta aquí propuesta.