Sin duda, uno de los rincones más bellos del casco histórico
de Madrid es la Plaza de la Villa, coqueto espacio que se abre junto a la calle
Mayor flanqueado por varios edificios de gran valor histórico-artístico, como
son la Torre y Casa de los Lujanes, la
Casa de Cisneros y la Casa de la Villa.
La plaza data originalmente de la Edad Media y antiguamente
era llamada Plazuela de San Salvador debido a que en su proximidad se encontraba una iglesia del mismo nombre hoy
desaparecida (fue derruida en 1843). La ubicación estratégica de la plaza,
equidistante de las dos principales puertas de entrada a Madrid (la de
Guadalajara, en torno al actual Mercado de San Miguel, y la de la Vega, al
final de la calle Mayor) otorgó a este espacio un carácter especialmente relevante
y céntrico, siendo elegido ya desde el reinado de Alfonso VIII, a comienzos del
siglo XIII, como el lugar de celebración de las reuniones del concejo de la ciudad
(utilizaban el pórtico de la iglesia anteriormente mencionada).
En el siglo XV, la Plaza de la Villa adoptó su actual
denominación, coincidiendo con la otorgación del título de Noble y Leal Villa
recibido por Madrid de manos del rey Enrique IV de Castilla.
Los edificios que rodean la plaza y que ensalzan la belleza
del lugar corresponden a diferentes épocas. El más antiguo es el conjunto
formado por la Torre y Casa de los Lujanes, edificaciones del siglo XV que
están consideradas como las más antiguas, de carácter civil, que se conservan
en Madrid. Perteneció a la familia de los Lujanes, ricos comerciantes de origen
aragonés. Siguiendo nuestro recorrido visual, encontramos a la derecha de la
anterior el siguiente edificio en antigüedad: La Casa de Cisneros. Mandada
construir por Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del famoso cardenal, este
palacio de estilo plateresco data de 1537. Continuando nuestro recorrido
en torno a la plaza encontramos finalmente la Casa de la Villa, sede del
Ayuntamiento desde su inauguración en 1692 y hasta tiempo reciente en
que ha sido trasladado al Palacio de Comunicaciones en la plaza de
Cibeles.
En la plaza se encontraba antiguamente una
fuente, llamada fuente de la Villa, que desapareció para dejar su sitio a la
estatua que actualmente vemos y que homenajea a D. Álvaro de Bazán, marqués de
Santa Cruz y triunfador en Lepanto. La escultura, realizada en bronce, es obra
del afamado escultor Mariano Benlliure y fue inaugurada en diciembre de 1891
ante la presencia de la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena
acompañada de autoridades militares, municipales y personajes del gobierno. En
la parte posterior del pedestal están inscritas unas redondillas de Lope de
Vega, escritas en 1588, alusivas al héroe:
El fiero turco, en Lepanto,
en la tercera el francés,
y todo el mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quien he sido:
por la Cruz de mi apellido,
y por la cruz de mi espada
En las siguientes entradas de este blog hablaré con algo más de
detalle de cada uno de los edificios de esta plaza, pues cada uno de ellos
tiene interés artístico y, también, alguna curiosidad histórica digna de mención.