Exposición: Elmyr de Hory. Proyecto Fake!

Seguramente habrá sido casualidad, pero no cabe duda que la actualidad de los últimos tiempos, en la que los casos de corrupción y engaño ocupan las portadas de periódicos y noticiarios, constituye un marco ideal para una exposición como la que hasta el 12 de mayo de 2013 puede verse en el Círculo de Bellas Artes: Elmyr de Hory. Proyecto Fake!.
 
Elmyr de Hory fue uno de los más famosos falsificadores internacionales de obras de arte de la historia. Se dice de él que llegó a pintar más de mil cuadros bajo la firma de artistas consagrados, como Picasso, Matisse, Modigliani o Degas, entre otros, y que debido a su asombrosa técnica imitativa, que engaño a profanos y expertos, sus obras fueron adquiridas no solo por ricos snob para decorar sus lujosas mansiones, sino también por museos de todo el mundo, exponiéndolas como auténticas (escandaloso fue por ejemplo el descubrimiento, tiempo después, que la pintura seleccionada para la portada del catálogo oficial de la gran exposición sobre Matisse que tuvo lugar en París, era en realidad obra de nuestro personaje). Aún hoy la sombra de la duda sobrevuela sobre la autoría real de obras colgadas en muchas pinacotecas pero, salvo que se tengan pruebas, mejor dejar las cosas como están. ¿Quién quiere renunciar a poseer obras de los grandes maestros?.
 
La exposición del Círculo reúne óleos, dibujos, grabados y acuarelas que, si bien aquí están en todos los casos firmados por Elmyr, nos permiten entender perfectamente el por qué podrían pasar por haber sido pintadas por los respectivos famosos, especialmente cuando suprimimos la firma o, mejor aún, la cambiamos por la del pintor imitado. Aunque no sea creíble, Elmyr siempre se defendió de las acusaciones de falsificador diciendo que lo que él hacía era pintar “a la manera de” y que si algunos de sus cuadros, una vez vendidos, aparecían luego con la firma de otros autores no se debía a él, sino a la actuación de marchantes o personas malintencionadas, pero siempre sin su conocimiento y, por supuesto, consentimiento. “Yo no copio, -dijo en más de una entrevista-, sino que trato de introducirme en el espíritu de artistas que admiro y expresarme según sus propias maneras”. ¡No me digas que esta manera de justificarse no es también artística! ¡Genio y figura!
 
Elmyr, que no cabe duda era un excelente pintor, empezó como casi todos los artistas pasando penurias económicas, pero cuando en una ocasión una conocida suya creyó descubrir entre las obras de su estudio un auténtico Picasso (nuestro personaje parece ser que coincidió en alguna ocasión con él en París) y le pidió que se lo vendiese, nuestro personaje, poco escrupuloso de engañarla accedió, viendo de paso que se le abría allí un nuevo camino más lucrativo que el llevado hasta entonces y que le permitiría, como así fue, hacerse rico. La trayectoria vital y artística de Elmyr fue glosada en el libro “¡Fraude! La historia de Elmyr de Hory, el pintor más discutido de nuestro tiempo”, escrito por Clifford Irving, amigo suyo y también célebre estafador. Las andanzas de ambos personajes atrajeron la atención de Orson Welles, quien les dedicó a principios de los años setenta el documental “F for Fake!, historia de y sobre engaños en la que él mismo dentro del filme –tal como lo hizo en la vida real (recordemos su famoso serial radiofónico sobre la Guerra de los Mundos)- les acompaña en la reflexión sobre la realidad y la falsedad en el mundo de la creación artística. Elmyr se consideraba a sí mismo como un intérprete y defendía que igual que se puede amar por ejemplo a Bach a través de un virtuoso músico, se podía también amar a Modigliani a través de él. Sin duda hay razón en sus palabras, como también la hay en la evidencia de que la mayoría de las veces acudimos a las exposiciones a ver las obras no tanto por su valor artístico en sí, sino porque nos dicen que son de este o aquel autor. Sin la firma seguramente ni llamarían nuestra atención ni las contemplaríamos con la admiración reverencial que dedicamosa menudo a las de los maestros consagrados.
 
Elmyr vivió los últimos quince años de su vida en España, concretamente en Ibiza (perseguido por la ley, llego sin pasaporte y bajo la falsa identidad de Joseph Boutin). En nuestro país, donde una vez más podemos comprobar que a los corruptos no les suele pasa nada,  vivió disfrutando de lujo y diversiones 15 años. Francia solicitó durante aquella etapa por tres veces su extradición y, justo el día antes de que por fin en diciembre de 1976 fuese concedida por nuestros tribunales, Elmyr se suicidó ingiriendo una gran cantidad de barbitúricos (por lo visto ya lo había intentado otras veces). La extradición no se llevó ya a cabo, quedando su cuerpo enterrado en la isla.
 
Para terminar con la propuesta que hoy nos ocupa, ya que estamos en el Círculo de Bellas Artes (precioso edificio que merece sin duda una visita), recomiendo completar nuestro recorrido con la subida a la azotea. Las vistas de Madrid son realmente estupendas desde allí, permitiendonos redescubrir un paisaje urbano en el que se mezcla lo viejo con lo nuevo, la ostentosidad de edificios singulares, coronados a menudo artisticamente, con la simplicidad de las viviendas de los barrios antiguos en las que llama la atención sus techumbres rojas de teja y alguna que otra envidiable azotea aquí y allá, evocándonos imágenes casi de pueblo. Salpicando el horizonte, rascacielos e iglesias animan a los observadores a probar con el juego de las identificaciones: ¿Cuantos lugares reconoces?. Al fondo, si el día es claro, se ve la sierra. ¿No te parece que merece la pena la visita?

Dirección: Alcalá 42 (Círculo de Bellas artes)
Horario: Martes a sábado 11 a 14 y 17 a 21 h. / Domingo y festivos: 11 a 14 h.
Precio: 2 €  (3 € si pedimos entrada combinada a exposición y subida a la azotea)
Metros más próximos: Sevilla y Banco