Al pasar por la Plaza del Carmen y contemplar los restos del recientemente demolido edificio de los Cines Madrid no pude evitar un recuerdo nostálgico de tardes de juventud pasadas en aquel cine y rememorar de paso, por unos instantes, el hoy entrañable recuerdo de otras salas de proyección del centro de la ciudad a las que asistí en más de una ocasión y que ya han desaparecido para siempre, como los cines Imperial, Azul, Rex, Avenida, o Pompeya, transformados actualmente en tiendas y locales de uso comercial ajeno al séptimo arte (el Palacio de la Música, cerrado hace ya tiempo, presumible y lamentablemente correrá a no mucho tardar igual suerte, pero de momento permanece ahí, dejando levemente entornada la puerta de la esperanza).
El demolido edificio de los Cines Madrid tenía una larga e interesante historia que habría hecho razonable la defensa por parte del Ayuntamiento de su conservación como patrimonio de la ciudad, tal y como solicitó formalmente la Asociación "Madrid, Ciudadanía y Patrimonio" (muy recomendable la lectura, accesible desde aquí, del documento técnico elaborado por ellos para respaldar la presentación de alegaciones). Ya no hay solución. El edificio ha desaparecido, aunque eso sí se conservará la fachada de estilo neoclásico que daba a la Plaza del Carmen. ¡Es lo que hay!
Los Cines Madrid ocupaban el solar donde antiguamente estuvo el convento de los Carmelitas Calzados, fundado en 1575, y del que formaba parte la iglesia del Carmen que aún permanece y a la que se accede desde las calles del Carmen y de La Salud.
A finales del siglo XIX, aprovechando una remodelación de la Plazuela del Carmen y puesto que con la desamortización de Mendizábal el convento había dejado de estar operativo, se construye sobre su solar un frontón, espectáculo deportivo en boga por aquel entonces, tal y como ya comentamos en otra entrada de este blog al referirnos a otro de los grandes frontones existentes en Madrid). Este frontón, al que se denominó Frontón Central, fue inaugurado el 18 de mayo de 1899 con un partido de pelota y un concierto dirigido por dos de los grandes compositores del momento: Tomás Bretón y Jerónimo Jimenez. Desde prácticamente sus inicios, el edificio tuvo funciones polivalentes, pues junto al juego de pelota en él se desarrollaron otras variadas actividades, como la organización de bailes y la celebración de multitudinarios mítines políticos, como aquel que el 23 de junio de 1899, presidido por Canalejas, contó con la intervención de personajes históricos tan importantes como Pi y Margall, Nicolas Salmerón, Pablo Iglesias, Lerroux o Vicente Blasco Ibañez, por poner sólo algunos ejemplos.
Tras varios años de rentable actividad, el interés de los madrileños por el juego de frontón empieza a decaer y los propietarios del Frontón Central deciden impulsar el local transformándolo por la noche, a partir de 1906, en una sala de espectáculos: El "Central Kursaal". Allí actuará en 1916 con su famoso y sugerente espectáculo de danzas exóticas la controvertida artista-espía Mata-Hari, allí se consolidarán figuras locales como La Chelito y La Fornarina, o actuarán estrellas del momento, como Pastora Imperio y La Argentina.
Allí en el Central Kursaal también fue donde nacerá una de esas historias que hacen las delicias del periodismo de papel cuché de todos los tiempos y que quedaron entonces grabadas en el imaginario popular: Cuentan que habiendo asistido el riquísimo maharajá de Kapurthala a una fiesta allí celebrada con motivo de la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, quedó este prendado de una desconocida bailarina, Anita Delgado, que formaba parte con su hermana Victoria del duo "Las Hermanas Camelias" que abría la función. Poco después y con la curiosa mediación epistolar de Romero de Torres y Valle-Inclán, la pareja se casará y lo hará con gran boato (la novia acudió a la ceremonia india a lomos de un elefante lujosamente adornado), despertando en el imaginario popular el sueño de uno de esos cuentos rosas de amor por encima de clases sociales que tanto gustan.
Con el paso de los años, el local del Frontón Central siguió adaptándose a los tiempos. En 1923 se convertirá en sede del Circo Americano, pasando nuevamente a acoger al año siguiente partidos de frontón y a combinar estos con la proyección de películas de ese incipiente cine que se ponía de moda. Las primeras películas eran mudas, lo que permitía dividir la sala en dos por medio de unas cortinas y simultanear dos proyecciones (vemos pues que ya había multicines!!). Entre 1933 y 1942 funcionó ya plenamente como cine, pasando en 1943 a ser teatro (es cuando el edificio se remodela quizás más profundamente y cuando adquiere ese estilo neoclásico que recordamos por su fachada), para nuevamente dar paso en 1945 a sala de cine, y a multicine en 1979, permaneciendo como tal hasta que en 2002 el local cierra definitivamente.
Dentro de poco este antiguo frontón y cine será un nuevo centro comercial y un gimnasio. Para las nuevas generaciones y para los visitantes de la ciudad este edificio será simplemente uno más, quizás con la peculiaridad de una fachada singular en el entorno de una plaza. Esta entrada de blog es un pequeño homenaje a sus 116 años de historia y una petición de protección para que no se deje perder el patrimonio de la ciudad.