En el origen del Senado y del Congreso

Aunque en otro momento dedicaré en este blog espacio específico a las visitas guiadas que es posible hacer a los edificios del Senado y del Congreso, ahora simplemente me centraré en comentar algo de su historia común, pues más allá de su actividad política, ambas instituciones comparten curiosamente el que sus sedes se asientan sobre antiguos conventos. Veamos pues algo de esos orígenes y alguna que otra curiosidad:

Remontémonos a principios del siglo XIX. España, tras la invasión napoleónica de 1808, se va a ver profundamente convulsionada, y no sólo por la Guerra de la Independencia, sino por la crisis institucional que sufrió en los años siguientes y que significaron en buena medida una puesta en valor del papel de la ciudadanía respecto al que había mantenido en etapas anteriores. Ausente la corona del país por decisión forzada de los invasores, vemos como a partir de 1810 se reunirán en Cadiz las Cortes de regencia, elegidas mediante sufragio restringido, y que van a promover importantes reformas, entre las que destacará la redacción de la que será la primera de nuestras Cartas Magnas: la Constitución de 1812. Dichas Cortes (unicamerales en aquel momento) se trasladarán en 1814 a Madrid ante el anuncio del regreso a España del rey Fernando VII (el “deseado”), fijando como lugar de reunión en la capital la iglesia del convento de la Encarnación, o como más comúnmente se le conocía, convento de doña María de Aragón.

Dicho convento, que disponía de un colegio de gran fama y reputación educativa en el Madrid de los siglos XVI y XVII, pertenecía a la orden de agustinos calzados, y había sido fundado en 1573 por doña María de Córdoba y Aragón, dama de la reina Ana de Austria (cuarta esposa de Felipe II). Aparece, como puede verse en la imagen adjunta, reflejado en el plano de Texeira de 1656, cerca del Alcazar, en lo que hoy es Plaza de la Marina Española. En el altar mayor de la iglesia de aquel convento estuvo hasta el siglo XIX un gran retablo de El Greco del que luego comentaré algún detalle. El actual edificio del Senado integra en su estructura interna los restos arquitectónicos de lo que fue aquel convento.

La Constitución de 1812 y las Cortes emanadas de ella tuvieron una vida corta, pues vuelto en 1814 el Rey de su exilio y siendo este de ideas absolutistas, procedió de inmediato a abolirla, restableciéndose sólo temporalmente durante el llamado trienio constitucional (1820-1823), pasando nuevamente a continuación a ser abolida hasta que Fernando VII falleció en 1833. En 1834, siendo regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, en el marco del denominado Estatuto Real se implantará en España el sistema político de Cortes Generales bicamerales. A imitación del parlamento inglés, con su Cámara de Lores (nobles y aristócratas) y Cámara de Comunes (electos), aquí se establece un Estamento de “Próceres” y otro de “Procuradores”, pasando a partir de 1836 a denominarse Senado o Cámara Alta a la institución que acogía a los primeros y Congreso de Diputados o Cámara Baja a los segundos. Se establece como sede para el Senado la iglesia del ya mencionado Convento de doña María Aragón, y para sede del Congreso el que fuera antiguo Convento del Espíritu Santo, en la Carrera de San Jerónimo.

El Convento del Espíritu Santo, que desde 1599 pertenecía a la congregación de Padres Clérigos Menores, había sufrido en 1823 un aparatoso y violento incendio que lo dejó destruido. Abandonado desde entonces, se valoró por su buena ubicación que sería lugar adecuado para sede de nuevo Estamento de Procuradores y fue por ello que se ordenó a tal fin habilitar la iglesia del convento. Una vez restaurada dicha instalación fue en ella donde, tal como podemos ver en la ilustración que acompaña este texto, la reina regente María Cristina, acompañada de su hija Isabel II,  juro el 18 de junio de 1837 la nueva Constitución que se instauró dicho año.
   
En los años cuarenta del siglo XIX se decidió mejorar la infraestructura parlamentaria de ambas institución. En 1840 se va a derribar la iglesia del colegio de doña María de Aragón y en su espacio se construirá un Salón de Sesiones. La adaptación, obra de Aníbal González, se vio sujeta a las dimensiones del espacio existente, por lo que se optó por poner bancos enfrentados para los senadores, al modo de la corte inglesa. El resultado fue un salón neoclásico, de forma oval, con un techo más bajo que el de la iglesia gracias a una cubierta pintada al trampantojo, que fue decorada con motivos arquitectónicos y no con motivos mitológicos, como era habitual en otros palacetes de Madrid.

El gran retablo, obra de El Greco, que como ya mencioné presidía el altar mayor de la antigua iglesia, no pudo finalmente recuperarse para el nuevo Salón de Sesiones, decidiéndose su división y reparto por diversos lugares de España. Estaba formado, según se cree, pues no existe documentación fidedigna clara, por siete pinturas originales de El Greco (seis grandes y una menor en la parte alta), además de por seis esculturas de madera, que se han perdido. El cuerpo central, estructurado en dos pisos y tres calles contenía las siguientes pinturas: En la parte inferior, se encontraba "La Anunciación", flanqueada por "La adoración de los pastores" y "El bautismo de Cristo". En la parte superior, "La crucifixión", con "La resurección de Cristo" y "Pentecostés" a ambos lados. De estas pinturas (la pequeña superior no se ha identificado), actualmente cinco se conservan en el Museo del Prado, y la otra ("La adoración de los pastores") se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Bucarest (Rumanía).

Por lo que respecta al edificio del Congreso indicaré que su reforma se iniciará en 1842 con la demolición de la iglesia. Un año después se pondría sobre su solar la primera piedra del futuro palacio del Congreso de los Diputados, proyecto y obra del arquitecto Narciso Pascual y Colomer. El nuevo edificio fue inaugurado oficialmente por la reina Isabel II el 31 de octubre de 1850 (durante los años que duraron las obras, los diputados se reunieron en el Salón de baile del Teatro Real de Madrid). En esencia es el edificio que actualmente vemos, aunque como también ocurrió con el Senado, en años posteriores se hicieron algunas importantes ampliaciones que son claramente patentes a la vista desde el mismo exterior.

Puesto que como ya dije dedicaré a Senado y Congreso entradas independientes centradas sobre todo en lo que podemos ver en una visita a su interior, aquí sólo destacaré del edificio del Congreso un aspecto de su fachada: La entrada monumental. Ese gran pórtico de seis columnas corintias soportando un frontón triangular (el bajorrelieve representa a España con la Constitución, acompañada a ambos lados por imágenes que idealizan la Fortaleza, la Justicia, el Valor, las Ciencias, la Armonía, las Bellas Artes, la Agricultura, el Comercio, los Ríos, la Abundancia y la Paz) y que se ve precedido por una amplia escalera flanqueada por dos grandes leones de bronce, sin duda los iconos más representativos del edificio.


Estos leones representan a Hipomenes y Atalanta, aquellos héroes de la mitología griega que Cibeles transformó en fieros animales del mismo sexo como castigo por su relación amorosa (los tenemos también en Madrid en la Fuente de la Cibeles), pero para la cultura popular, a esos leones se les identifica desde siempre con los nombres de Daoíz y Velarde, en honor de los dos capitanes insurrectos muertos durante el levantamiento del dos de mayo. Los leones son famosos, y resulta curioso que en torno a ellos se suscitó en 2012 una cierta polémica promovida por el Canal Historia de la televisión: ¿debería implantarse al león Daoíz (el de la derecha según los vemos de frente) una prótesis de saco escrotal?. Se destapó que por un posible error en el proceso de fundición se había omitido dicho detalle sexual en el animal al crear la figura y algunos propusieron como reparación hacerle un implante. Finalmente se aplicó cordura y se desestimó la idea.